“No seas exagerada”, “tienes que tomártelo de otra manera”, “hay gente peor que tú, no te quejes”. Si has escuchado esto alguna vez es porque tienes ansiedad y la gente que te lo dice no tiene ni puñetera idea de lo que es.

Puede que no tenga una causa específica o puede que sea por un poco de todo. Puedes tener una vida catalogada como “buena” y que la ansiedad te esté minando poco a poco. Solo los que hemos vivido en propias carnes lo mal que se pasa podemos entender que no es un “es que te agobias con todo”, sino un estado mental que te va comiendo tanto física como psicológicamente.

Si estás leyendo esto y tienes ansiedad, te entiendo, te comprendo totalmente, porque yo la he tenido y la tengo (eso no se va así como así), así que estas líneas están pensadas para compartir mis trucos contra ella. Si te apetece, quédate.

Primero de todo, si no puedes con tu situación, si te rebasa del todo y se alía con la maldita depresión, pide ayuda sin demora, acude al especialista sin miedo, porque no pasa nada si lo necesitas. Si, por el contrario, crees que aún puedes controlar la ansiedad trabajando un poquito, te comparto mis válvulas de escape favoritas. Son buenas, bonitas y baratas, ¡y a mí me funcionan todas!

Básicamente, hay tres grupos de actividades que me son útiles para meterle miedo a la ansiedad y son: actividades creativas, actividades zen y actividades lúdicas.

Crear es una maravilla en sí misma, cuando haces algo artístico y creativo trabajas la concentración, la coordinación y ayudas a equilibrar los procesos cerebrales. Es un arma poderosa contra la ansiedad porque puedes darle alas a tu creatividad y eso te ayuda a muchísimos niveles.

Colorear es de mis favoritas y no solo los famosos mandalas, sino cualquier cosa que sea coloreable. De Pinterest saco milloooones de ideas y solo tienes que imprimirlas y hacerte con lápices, ceras o rotuladores de los de toda la vida. Yo coloreo señoritas macizas con espadas, muy ligeras de armadura, lo veo realmente estimulante, no solo desde un punto de vista erótico, pero podéis optar por lo que queráis siempre que os lo toméis con calma y sin frustraciones. No se trata de hacerlo perfecto, sino de disfrutarlo relajadamente y sin presiones. Si no se hace así, se consigue el efecto contrario. Dedica media hora al día y centra tu mente solo en eso. Al principio, cuesta un poco, pero es muy divertido y muy disfrutable.

También hago manualidades para jugar con mi hijo, artesanía con abalorios y estoy elaborando un compendio de magia decorándolo yo misma. Naturalmente, no lo hago todo a la vez, basta con dedicarle ese poquito al día a la que más te apetezca. Busca lo que te ayude a desconectar tu cabeza del mundo exterior y de las preocupaciones que detonan la ansiedad, yo probé varias cosas diferentes.

Si te va más el rollo físico, hay multitud de actividades que puedes hacer, sobre todo lo que te dé un puntito zen, como el yoga, el tai chi, el qigong o la meditación.

No hace falta que te apuntes a ninguna clase, suelen ser caras y tener horarios rígidos (lo que nos faltaba), simplemente indaga un poquito en Youtube y seguro que encuentras lo que se adapte a ti. Yo pico un poquito de todo depende de las ganas que tenga, pero lo que más me centra la mente es el tai chi. Me sé pocas formas, pero me he atrevido con abanico y espada (de juguete, pero muy cuqui).

Los inicios son más tanteo que otra cosa, pero no abandones, aunque tengas la sensación de hacerlo como un pato bizco a tope de cubatas. Ve lenta, segura y sé consciente también del proceso de aprendizaje. Este tipo de actividades te ayudan a nivel físico y mental porque potencian el equilibrio y la flexibilidad, trabajas la respiración y aprendes a ser consciente del momento.

Este es el punto importantísimo de este ejercicio ya que la ansiedad siempre nos proyecta a preocupaciones que ni han ocurrido ni probablemente ocurrirán (sí, es así de hijaputa). Si aprendes a centrarte en el ahora, mantendrás más el control. Con unos quince minutos al día irás notando los resultados poco a poco. Lo mejor es que puedes elegir el horario que te vaya mejor e ir sin prisa.

Pero si lo que quieres es tirar por la calle de enmedio, algo divertido y con pocas pretensiones es lo aconsejable. Todo lo que te divierta es bienvenido.

Segregarás endorfinas por un tubo y eso siempre beneficia a tu coquito loquito. Con un buen estado de humor podemos afrontar las estrategias anteriores con más eficiencia. Juegos, bailar, karaoke, dar una vuelta… No subestimes el poder de encadenarse unas cuantas canciones horteras y bailar como si te hubiera poseído Satán en Nochevieja. Date ese gustazo porque sí cuando tengas un rato tonto en casa. Mente ociosa, malos pensamientos, si llenas esos momentos con algo que te enriquezca en vez de rumiar cosas malas , cambiarás poco a poco tu manera de afrontar la ansiedad.

Todo esto no es una panacea, no es ninguna terapia, solo son pequeños apoyos para caminar más segura por la vida. Vive el ahora, lo que venga vendrá, te angusties o no por ello, así que manos a la obra y a por ello porque se puede.

Yo he logrado mucho pero el camino es largo. Tengo fe en ti, en la que está leyendo esto, en la que ha sido capaz de quedarse hasta el final en este despropósito de artículo. Empieza hoy, todo tiene un comienzo.

Silvia G.T