Yo no sé vosotras, pero yo recuerdo especialmente cuando empezaban los anuncios de juguetes. Sabías que se acercaba la navidad cuando empezaban a bombardearte con miles de muñecas, juegos de mesa y cachivaches varios a través de la televisión. Y a día de hoy, os he de confesar un pequeño secreto: ¡Me encanta ver todos los anuncios de juguetes! Analizo con detalle todas las novedades, pero he de decir, aunque suene a señora del visillo, que ya no se hacen juguetes como los de antes.

Si eres de las mías y creciste en los 90, te habrás dado cuenta de que los niños de hoy en día sólo piden tecnología. Y sí, ya sé que son otra generación, pero siempre pensaré que los juguetes de nuestra época era lo más.  Y si no, ¿Quién no ha tenido alguno de estos juguetes en su infancia?

  1. Los pin y pon. A mí me dio fuerte y tenía toda la villa de pin y pon y el centro comercial. Además eran juguetes 4×4. ¡Eso no había quién lo rompiera! A prueba de hermanas pequeñas, os lo digo por experiencia. Para mí siempre será uno de los juguetes favoritos de mi infancia, aunque mi padre siempre lo recordará por las 3 horas que le costó montar el centro comercial. 
  2. Los polly pockets. ¿Hay algo mejor que poder llevar un castillo, una mansión, una tienda o un zoo en el bolsillo? No. Y punto.
  3. Un nenuco. ¿Quién no ha tenido un nenuco? Y es que aquí el juego de rol llegaba a su máximo esplendor. Todas las niñas acunando bebes y cambiando pañales con ilusión. ¡Qué ilusas éramos! 
  4. La Barbie. En todas y cada una de sus variedades. Y con todos y cada uno de sus accesorios: la mansión,  el descapotable, la caravana…Venga, ¿Quién da más?
  5. El Ken. ¡Por fin la Barbie podía tener pareja! Porque claro, todavía pensábamos que Barbie necesitaba un hombre en su vida. Me acuerdo que el primero que entró en mi casa fue el Ken que se afeitaba. Se tiró media vida en el congelador para que le saliera barba y luego poder afeitarlo. Y fue también la perdición de mi primo, porque desde ese momento, no tenía excusa para no jugar conmigo.
  6. Betty espagueti. ¿Qué sentido tenía? Ninguno. ¿Puede haber muñeca más fea? No. ¿Para qué servía? Todavía no lo sé, porque además, cada dos por tres perdía un brazo, una mano o una pierna. Pero ahí estaba, en todas las listas a los reyes magos.
  7. Play Doh. Todos hemos tenido alguno de estos juegos con plastilina. Y es que todos nos creímos Picasso por un momento y llegamos a crear combinaciones imposibles (Al menos hasta que se te olvidaba cerrar la tapa y eso se quedaba más seco y duro que un mojón). ¡Viva la creatividad! 
  8. El quién es quién. ¡La de tardes que me he tirado jugando con este juego! Al final eras tan crack que con solo una pregunta ya eras capaz de saber qué personaje era tu contrincante. Y es que te sabías hasta el lado de la cara donde tenían las pecas. 
  9. Choconova y todos los juegos acabamos en nova. Pastanova, cristalnova, alfanova, y un largo etcétera. Hubo una época que mi madre temió por la salud de mi familia. Y es que el chocolate tiene un pase, pero la pasta de comestible tenía lo que yo de rubia. Pero nada oye, todos comiendo espaguetis con tomate. Menos mal que luego fue lista y empezó a regalarme las versiones de manualidades no comestibles.
  10. Diseña la moda. Con esto nos creíamos de lo más chic y modernas. Venga a hacer bocetos y combinaciones imposibles. Eso era un no parar. 
  11. Línea directa. Recuerdo a todas mis amigas emocionadísimas jugando a este juego. Ahora lo pienso y me pongo las manos a la cabeza, pero en esa época, todas queríamos gustarle al chico guapo. Y lo que para nosotras ahora es un acosador, en ese momento era un admirador. Menos mal que algo hemos aprendido. 
  12. El furby. Esto ya fue la locura máxima. La tecnología empezaba a hacerse notar en los juguetes, y para los que no teníamos mascota, esto era casi como tenerla. Y es que podías interactuar con él y enseñarle cosas. Su aspecto era raro de cojones, pero lo amábamos con locura. 
  13. El tamagochi. Otra huella que dejó el inicio de la tecnología en el sector del juguete. Era el primer ser vivo virtual del que tuvimos que responsabilizarnos: darle de comer, limpiarle las cacas, jugar con él, vacunarle…¿Lo malo? Que era un poco debilucho y se moría a la mínima que no le hacías caso. ¡Qué necesidad de atención tenía el puto bichejo ese! Menos mal que tenía botón de reset y podías empezar de 0. 
  14. Cocodrilo sacamuelas. Vale, quizás no fue uno de los juguetes más icónicos de los 90, pero siempre ha sido mi amor platónico. Cada año estaba en mi lista y cada año los reyes hacían caso omiso a mi petición. Mi madre nunca claudicó en esa decisión, y hoy en día, todavía se lo recuerdo. Aún así, no desfallezco, seguro que algún día los reyes rectifican y me lo traen.

¿Y para vosotras? ¿Cuáles fueron los juguetes de vuestra infancia?