La madre del cole que nos debe dinero al resto de familias

 

Nos ha ido engañando a todas. Empezó con los cafés: cuando no había traído efectivo, el Bizum no le funcionaba. Te sabía mal pedirle el par de euros del desayuno y zanjabas la polémica con la típica frase: “A la próxima, ya invitas tú”. “La próxima” no llega nunca y te comienzas a creer que tiene un mal mes o una racha económica complicada.

Con el comienzo del curso, pidió favores un poco más delicados. A la que iba a buscar los uniformes de sus hijos, ella preguntó si podía recoger los suyos que por horarios de curro le iba mal. Sin problema hasta que la factura quedó pendiente con un “te lo traigo mañana”.

Yo piqué con el material. Tengo una librería y puedo permitirme hacer descuento a las familias del cole de mi hijo. Organicé las bolsas y las llevé al colegio, previo aviso por el grupo de WhatsApp. Las madres y padres me llevaron el dinero en efectivo o me hicieron transferencia o Bizum sobre la marcha, excepto esta madre.  Ella se me acercó en privado y me dijo que tenía que ir a sacar dinero, pero que le dejase los libros a su hijo para poder empezar las clases.

Tonta de mí. Tontísima. Me dio lástima el nene, que se fuese a retrasar o se viese como el único sin material, y se lo di. Aún estoy esperando a que me pague.

Las excusas

Más allá de los cafés, la mami de los uniformes y yo nos sentamos a tratar este tema juntas. Usa las mismas excusas con ambas, aunque a destiempo. Si a mí me dice que debe ir a sacar dinero, a la otra le comenta que antes tiene que cobrar. Si conmigo usa la excusa de que tiene un gasto improvisado, a la otra le asegura que ha perdido la cartera.

Así conocimos a otros dos estafados: una madre que le paga la acogida temprana y un padre al que le debe dos salidas escolares.

El escaparate de las redes sociales

Usa todas las redes sociales para presumir de su gran vida. Hace vídeos en TikTok, sube carruseles de fotos a Instagram y el minuto a minuto de su existencia en el estado de WhatsApp. Según lo que vende, no se priva de nada. No hay día que no coma fuera. Viaja cada dos por tres, acude a musicales, a estrenos de cine. Su hijo recibe regalos prácticamente a diario. Regalos que comparte, de los que farda con comentarios desafortunados. Mientras tanto, debe desayunos, uniformes, material y excursiones a medio colegio.

Sí, hemos hablado con ella

No la hemos sentado y acorralado, pero poco nos ha faltado. Cada familia afectada, de la manera más delicada posible, lo ha comentado con ella y recurre sin cesar a las excusas y la pena.

Existe una alta posibilidad de que no veamos el dinero que nos debe, pero lo que hemos decidido es echar el freno a la oleada de ayuda y solidaridad que le hemos prestado. Al final, entre pitos y flautas, puede deber unos 500 euros. Quizá no es un cifra tan significativa como para ponerte al colegio en contra, que es lo único que esta madre está consiguiendo. Sin duda, quien más pena me da, es su nene. Por él empezó todo, pero por ella… terminará.

 

Relato escrito por una colaboradora basado en la historia real.