Hay tantas formas de hablar como personas en este mundo. Hay quien habla más, menos, quien se comunica por señas o con miradas. Y también hay quien dice más palabrotas que cualquier otra cosa.

Admito que soy una de ellas. No es algo exagerado, pero de vez en cuando me hallo cagándome en todo, me jode alguna situación o veo algo que es la rehostia. Tampoco pretendo cambiar, ¿eh? Es cierto que hay situaciones en las que choca o no es adecuado, pero utilizar palabras malsonantes tiene sus ventajas. Por eso hoy os traigo una serie de pros y contras de los tacos.

Am… Creo que se está refiriendo a otros tacos, pero Snoop Dogg con sombrero mexicano era demasiado top como para no compartirlo

Pro: tienes un vocabulario de palabrotas amplísimo en el que basarte

El español es una lengua que va sobrada de tacos. Ya sean los actuales, como «joder», o el vasto catálogo de insultos antiguos, como «zanguango» o «zurcefrenillos». Aquí tenéis un artículo para inspiraros con más insultos antiguos. ¿Utilizáis alguno?

Contra: puedes caer en muletillas e insultos básicos

Y en la variedad está el gusto, ¿no?

Pro: si los utilizas bien, te darán una imagen espontánea y fresca

Si se utilizan sabiamente, claro, no es lo mismo soltar un «Fuck» en un momento de emoción que construir una frase a base de tacos.

Contra: puedes dar una imagen un poco ordinaria

Es así, a mucha gente no le parecen bien las palabrotas y te miran raro, sobre todo dependiendo de la ocasión.

Y sin embargo Meryl Streep siempre será una reina elegante

Pro: haces hermandad cuando llegas a un país nuevo

¿No dicen que lo primero que se enseña del idioma (informalmente) son las palabrotas? Y el orgullo que se siente cuando tu amigo extranjero aprende a maldecir en tu lengua no tiene precio.

Contra: hay palabrotas en otros países que no lo son en el tuyo

Se puede liar un poco parda. En la gran cantidad de países de habla hispana, cada uno tiene su propio patrimonio de palabrotas, y a lo mejor en España «coger» es algo bien normal, cuando en algunos países sudamericanos (Argentina, México, Venezuela, República Dominicana…) significa darle al fornicio. Y, Conchas del mundo, si visitáis algunos lares de Sudamérica (Argentina, Bolivia, Perú…), igual os interesa tener un apodo, por si acaso.

Pro: entre amigos, todo son risas

Normalmente en un ambiente de colegueo soltar algún taco es divertido y ayuda a la distensión del ambientillo. Normalmente, digo, no sé si todos vuestros amigos son así.

Contra: en otros lugares, ya tal

Hay momentos y lugares en los que no cuadra escuchar siquiera una palabrota. Ejemplos: la iglesia, la cabalgata de los Reyes Magos, talleres infantiles, conferencias de eminencias mundiales en genética molecular…

Imaginadme a mí, hace un par de meses, toda nerviosa por dar unas charlas. En un colegio. Católico. Un beso, amiguitos de la Consolación de Vila-real. (Spoiler: no me fue tan mal, los muchachos de la ESO me trataron genial y no se me escaparon tantas palabrotas como podría haber ocurrido.)

Acabo con un pro: vives más feliz soltando palabrotas

O eso dicen los estudios, que las personas que no reprimen los tacos descargan tensión y están más tranquilas. Incluso hay libros de colorear palabrotas que son maravillosos y de los que una compañera hizo una artículo estupendo. Y doy fe de que, en un momento de crisis, soltar cuatro maldiciones puede ayudar a calmarte. No quiero ni saber a qué nivel de la escala de ansiedad estaría si no dijese palabrotas, así que:

Thanks a las palabrotas

En fin, igual decir tacos no es lo más bonito del mundo, pero si necesitáis expresaros de esa forma, sed libres. Eso sí: vigilad que no sea una situación inapropiada y que las palabras malsonantes no se hagan dueñas de vuestro lenguaje.

¡Contadme! ¿Sois de palabrotas o preferís no decirlas?