ME ESTOY QUEDANDO CALVA Y NO PASA NADA

 

Nos creemos que seremos jóvenes eternamente hasta que llegas a los 25 y todo empieza a ir cuesta abajo, incluido nuestra cabellera, esa parte de nuestro cuerpo en la que muchos hemos basado nuestra autoestima y personalidad durante tantos años. No es lo más sano, lo sé, pero es así. Y más cuando eres una mujer. Porque un calvo petao con barba puede gustar, y mucho. Pero ver a una chica joven sin un pelo en la cabeza ya es socialmente más chocante. Y esto, chicas, es una mierda.


Llevo dos años viendo como poco a poco se me ve más el cartón. Al principio creía que solo lo notaba yo, hasta que mi padre, mi hermano y algún amigo me hacía algún comentario al respecto. Ahí me empecé a agobiar, porque ya dejaban de ser imaginaciones mías. Ya era un hecho objetivo. ¿Tanto se me notaba?


Después vino la fase de búsqueda desesperada. Mis cookies empezaron a llenarse de clínicas capilares y vuelos a Turquía. Quería evitar lo inevitable a toda costa y el agobio cada vez era mayor. Cada vez que veía una serie me centraba más en las melenas de los actores y actrices y no tanto en el argumento. Me estaba obsesionando con el tema, intentaba no pensarlo pero me era inevitable.

calva

Hasta que empecé a ver en Instagram muchos perfiles de chicas rapadas, famosas, modelos, o gente de a pie. Y todas me parecían preciosas. Todavía tenía bastante pelo, pero incluso me planteaba raparme aunque solo fuera por gusto. Ahí comprendí que todo depende de cómo lo mires, y que una puede estar guapísima y sentirse a gusto ponga lo que se ponga, tenga una melena deslumbrante o la cabeza rapada. 

Mi empoderamiento aumentaba a medida que mi pelo disminuía. Hasta que llegó el día: me rapé la cabeza. Al principio usaba pelucas para salir de casa, todavía me preocupaba que la gente me juzgase. Después empecé a quitármela cuando invitaba a mis amigos a cenar a casa. Ese fue un gran paso, te das cuenta de que a la mayoría de la gente se la suda que te estés quedando calva o que te hayas rapado la cabeza. Obviamente a todos les chocó mi cambio de look, pero enseguida lo normalizaron, incluso antes de que yo lo hiciera.

calva

Así que a partir de ahí, me aventuré a salir rapada a la calle. Para mi sorpresa, la primera noche que salí así, acabé ligando con un chico. Y aunque no lo hubiera hecho, esa noche me lo pasé increíble y me sentí super cómoda conmigo misma. Bailé, me reí, hablé con toda persona conocida que me encontraba. Y comprendí que mi físico no iba a definirme ni a condicionar mi vida. 

No voy a decir que no fue un proceso difícil, al final, aquí solo os cuento lo bueno. Quedarse calva es duro, pero al final te das cuenta de que no pasa nada.

 

LOVELY RITA