Hoy, O. nos pregunta por qué me ilusiono tan rápido con las relaciones y por qué se siente tan mal cuando acaban cuando sabe perfectamente que no debería ser así :

En primer lugar, pedirte disculpas por mi atrevimiento, pero es que justo hoy al encontrarme con tu perfil en Weloversize ha sido un rayo de esperanza y digo, pues lo mismo esta muchacha me puede decir si lo mío tiene arreglo así a la simple o necesito terapia, a la cual estaría encantada de ir por otra parte.

Te pongo en antecedentes. 43 años, soltera, sin hijos, actualmente viviendo con mi padre por elección propia por eso de echarle una manilla que está pachucho. Madrileña de nacimiento, pero hace tres años decidí perseguir mi sueño de vivir en el sur y lo dejé todo y me vine a la aventura a vivir a Málaga. Y soy realmente feliz en mi nueva vida.

Mi problema es en mi relación con los hombres. He tenido tres parejas estables y duraderas, la última de ellas muy tóxica (maltratador psicológico y porque no le di tiempo a más) de eso hace ya unos siete u ocho años. No recuerdo. Desde entonces todo han sido fracasos amorosos unos detrás de otros.

Mi idea de relación actual no es la que tenía antaño, ahora no busco marido, ni hombre para tener hijos, si me apuras ni para convivir, aunque tampoco descarto nada, bueno lo de los hijos sí jajajajajajaj.

El caso es que conozco a alguien y si veo que es recíproco me ilusiono muy rápido y claro, máximo al mes y medio se va al garete y yo me quedo destrozada.

Te cuento el último caso. Él malagueño, pero destinado en Tarragona. Viene una semana al mes y tiene que estar con sus hijas. Pero las últimas veces que ha venido los hemos visto y ha sido genial, hasta el punto de que en Semana Santa nos fuimos un par de días por ahí, súper bonitos, y él no dejaba de hacer planes de futuro de vacaciones y demás. Se volvió a marchar el viernes, y yo asumo las dificultades de una relación así. El domingo me manda un mensaje diciendo que se acuerda mucho de su ex y que mejor no nos veamos más. Lo habían dejado hacia tres meses (no la madre de sus hijas, sino otra relación) y que no quiere verme más.

A parte de que esto no le sienta bien a nadie mi pregunta es: ¿por qué me siento tan mal? Es que es como si me hubiera dejado el hombre de mi vida o se hubiera muerto un familiar.

Esto me ha pasado en muchas ocasiones, y es entonces es cuando aparecen mis inseguridades de todo tipo; físico, emocional, romántico… y pienso que jamás voy a encontrar a alguien y realmente si me gustaría.

Yo creo que tengo cosas que tratar, está claro, pero no sé por dónde empezar.

Gracias de antemano y un abrazo virtual enorrrrrmeeeee


meilusionorapido

 

Querida O. ¡Parece que me estoy leyendo a mí misma! 43 años, soltera, sin hijos y sin ganas, planteándome las relaciones desde otro punto de vista y sí, con maltrato psicológico a las espaldas.

Toda persona que haya sufrido cualquier tipo de maltrato necesita, sí o sí, acudir a terapia porque, nos guste o no, el maltrato nos cambia y necesitamos volver a ser nosotras mismas, deshacernos de sus secuelas.

Quiero hablar contigo dos cositas. La primera -y que no me cansaré de repetir en la vida- es que si has sufrido maltrato psicológico, sí o sí necesitas terapia. Y la necesitas para ser capaz de ver hasta dónde esa mala relación te ha llevado y cuáles son esos «regalitos» que te ha dejado. Por ejemplo, imagina que tu ex te decía que nadie más te iba a querer. Si tú -conscientemente o no- lo piensas, cada vez que te encuentras a un tío que te hace caso ¡te aferras a él como si fuera el único que existe! Y claro, luego todo son dramitas porque ¿quién me va a querer a mí? ¿Será que este era la última oportunidad que tenía de ser feliz? Y ahí puedes tener parte de la respuesta a la pregunta que me haces de «¿por qué me siento tan mal?».

Y es que, aunque hayamos salido de la situación, TODA PERSONA QUE HA SUFRIDO MALTRATO NECESITA TERAPIA.

Eso no significa que seas como Woody Allen y te tengas que tirar 45 años yendo al psicólogo, no. Significa que tienes que trabajar activamente por saber cuáles han sido las secuelas y cómo poder solucionarlas para poder establecer relaciones sanas con los demás, pero sobre todo contigo misma. Eso puede suceder en unas semanas o en unos meses, da igual, no te pongas tiempo. Pero lo que sí te digo desde ya es que, si no te tomas ese trabajo, es muy posible que tu reacción cuando una relación se acaba o cuando conoces a alguien, siga siendo la misma, y mira, no, aquí no estamos para sufrir, aquí estamos para divertirnos y cuando la diversión se acaba, echarnos una siestita para poder estar fuertes para cuando la diversión venga de nuevo, no para machacarnos.

A estas alturas, estamos para lamer y que nos laman otras cosas, no las heridas de los demás.

La segunda cosita que te quiero decir va por ese camino; la autoestima. Sí, cierto es que yo soy muy fan de tener una autoestima más dura que los abdominales de Henry Cavill, pero es que es justamente lo que te salva el culo de este tipo de situaciones. ¿Que me dejas porque no has superado a tu ex? Vale, bien. No es que yo no sea suficiente para hacer que la olvides, ni que sea peor que ella, es que tú no has sabido curarte las heridas. El problema no es que haya nada malo en mí, sino en tu forma de tratar de salir adelante de algo que te duele. No es que yo sea vieja, fea o que no me merezca encontrar pareja, sino que he dado con alguien que no ha sabido ser lo suficientemente maduro como para lamerse las heridas solito. Y, chica, ¿qué quieres que te digas? A estas alturas estamos para lamer y que nos laman otras cosas, no heridas. Para esto también te puede ayudar la terapia, pero si te apetece, puedes empezar echando un vistazo a este manual gamberro que publiqué.

 

Como mujer te digo que el mercado está fatal, pero también que muchos hombres no son capaces de adaptarse a un rol que no incluye proveernos de nada material, sino de emociones y cuidados.

Por último, quiero hablarte como mujer en tu misma situación; ármate de paciencia. El mercado está peor que nunca. No sé cuál es la razón, pero ahora está a la orden del día el desaparecer, el quiero todo pero sin responsabilidades, el déjame que a mí no me pesca nadie (ni que tú fueras un tiburón blanco, tío, como mucho a ver si llegas a besugo) pero, sobre todo, el miedo. Y cuando tu intención es una relación no normativa, como nosotras queremos (sin hijos, sin convivencia, sin hipoteca) no sé qué neurona se les escacharra que no son capaces de entender que puedes ser muy feliz y muy pareja sin tener una relación «con todo el pack».

Bueno, sí lo sé. Supongo que se nos enseña que una relación convencional es una unidad socioeconómica en donde los niños, la hipoteca o el alquiler juegan un papel importante y, si ese no es el objetivo, entonces no te quieres comprometer, no quieres una pareja «de verdad». Tú y yo -y miles de mujeres que hemos decidido que eso no es para nosotras- sabemos que no es así, así que supongo que en algún lado habrá hombres que entiendan que nos podemos relacionar desde el querer relacionarnos, desde el sentimiento y la búsqueda de la experiencia, no con objetivos materiales a la vista.

Y aquí podríamos hablar del cambio de roles que estamos viviendo en la sociedad, de esos hombres a los que se les ha enseñado que tienen que ser proveedores. Aquí el problema es que cuando se encuentran con una mujer independiente que no necesita que la provean de nada material, sino que la relación se basa en lo emocional, en compartir momentos, en cuidar, etcétera. no tienen ni idea de cómo actuar. Pero, ¿qué quieres que te diga? Son ellos los que tienen que dar el paso de entender que nosotras ya no demandamos lo que se demandaban en generaciones pasadas.

Tú cuida de ti, de tu autoestima, de vaciar la mochila de la mierdita que te dejó en ella tu ex y de ser todo lo feliz que puedas.

Porque te lo mereces y punto.

Con amor,

Eva.

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