Chochis míos, aquí va la mejor comida de parrusa de la historia, porque os voy a contar cómo me quitaron los complejos comiéndome el conejo. Yo siempre he tenido mil movidas con mi cuerpo y aunque había épocas en las que estaba mejor, por norma general nunca he sido de enseñarlo mucho. La cosa es que hace un par de años me acosté con un tío – amigo de mi prima- y fue mi primera vez. La cosa iba bien hasta que el amigo bajó al pilón y me dijo que tenía el chocho colgandero. Ahí tienes, complejo de gratis.

complejo

Yo pensando que tenía a la Gigi Hadid de los chochos y resulta que había vivido engañada toda mi vida. Por si no tenía mil mierdas por las que preocuparme como para ahora tener que añadir el rayarme por tener un labio más grande que otro.  ¿Te digo yo a ti algo de tus huevos descompensados, no verdad?

Ahora lo hubiera mandado a tomar viento fresco a la primera de cambio pero hace un par de años era más jovencita e insegura y me quedé más rayada que un parmesano, por lo que me pasé todas mis siguientes ralaciones follando a oscuras y un polvo rápido directamente con penetración, nada de recrearse por abajo no fuera a ser que el chico se diese cuenta de mi terrible secreto y huyese despavorido al ver mi gran chochamen colgandero. Estuve tan preocupada que en secreto empecé a ahorrar para una operación de cirugía estética para reducirme los labios del chichi, así de grande era mi complejo amigas.

Cómo yo creía que iban a reaccionar los tíos

Menos mal que entre que empecé a leeros y fui aceptando poco a poco todas aquellas partes de mi cuerpo que nunca me había gustado y que conocí a mi novio, se me fueron todos los complejos  y pude volver a follar con la luz encendida y a disfrutar de una buena comida de parrusa – para qué nos vamos a engañar, es la mejor parte- y mi novio adora mi chichi, mis labios caídos, mis pelos y todo lo que tenga que ver conmigo.

La primera vez que me lo comió pese a que yo estaba súper tensa, él no paró de decir lo bonito que era y lo MUCHO que le gustaba.

Moraleja: búscate quien te coma la almeja y no la cabeza.

 

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