Hola chicas, os escribo para daros las gracias.

Me llamo Pilar, tengo 54 años y leo esta web desde hace muy poco tiempo porque, aunque esté feo decirlo, ‘no me hacía falta’.

Me siento culpable al escribirlo, pero más al pensarlo. Yo no conocía WLS porque la verdad pasaba poco tiempo leyendo cosas en internet, era más de ver los vídeos de Facebook que comparten mis amigos, pero hace poco tuve un accidente que me ha cambiado la vida siempre: me he quemado la cara entera con una sartén.

Hace unos cinco meses estaba en casa haciendo la comida para mi marido y mis dos hijos, menos mal que estaban ellos allí. Tenía la sartén precalentando el aceite y me fui al frigorífico a coger los filetes de pechuga para freírlos, no sé muy bien qué pasó porque fue todo muy rápido, pero me resbalé, caí hacia delante y toda mi cara acabó pegada en la sartén.

No sé qué pasó pero no podía despegarme, igual fue que no tenía fuerza, que me bloqueé o yo qué sé, pero menos mal que vino mi marido corriendo al oírme gritar y fue él el que me sacó de allí.

Me llevaron corriendo al hospital de zona, como somos de pueblo nos queda bastante lejos. Fueron los veinticinco minutos más largos de mi vida. Los tres llorando en el coche, yo perdí el conocimiento un par de veces porque no soportaba el dolor, mi hija solo sabía darme la mano, mirarme y llorar, no cabía más drama dentro de ese coche.

El dolor se pasó, los días en el hospital terminaron, las visitas que con la mejor intención del mundo venían a compadecerse de mí acabaron también, gracias a Dios. Los médicos hicieron todo lo que pudieron y más pronto que tarde estaba en casa con toda mi familia cuidándome y justo entonces vinieron los problemas de verdad.

Vino el momento de quitarme las vendas de la cara y enfrentarme a mi reflejo, llegó el momento de mirarme al espejo y ver lo que quedaba de mí, llegó el momento de ver lo que todos veían de mí y yo todavía no intuía.

Tengo la cara desfigurada, la piel a colores, la piel hecha jirones. No sé si alguna vez habéis visto una piel quemada, cómo es la textura, tan suave que da grima, a pesar de no ser lisa y tener más escalones que Gaztelugatxe –permitidme el chiste, que al final una se tiene que reír de sí misma.-

Me costó, me ha costado muchísimo aceptarme, aún me cuesta, al fin de cuentas, ¿qué son 5 meses comparados con 54 años? Absolutamente nada.

Una amiga mía, una muy buena amiga, probablemente la mejor que tengo vino un día a mi casa; fue la única que no me miró con cara de pena, que no me preguntó por las pomadas, las pastillas o los médicos, vino como siempre, a hablar de nuestra vida con naturalidad.

Me dijo que leía esta web y que le ayudaba muchísimo, que había textos muy buenos y que le gustaba más esto que leerse una novela, que todos los días se leía un par de artículos. Me habló de vosotras y me recomendó una canción de Manuel Carrasco que se ha convertido automáticamente en algo que escucho cada maldito día desde que me lo dijo, os la voy a pasar porque creo que muchas mujeres de aquí también la deberían escuchar:

YouTube video

Estoy muy enfadada conmigo misma por no haberme parado a pensar en qué es quererse a una misma, en qué es aceptarse a una misma, en qué es aprender a vivir con complejos. Porque si de algo me he dado, si algo he aprendido es que no hay que mirar hacia otro lado, no hay que pensar ‘qué bonita es mi cara quemada’ no.

Lo que hay que hacer es pensar ‘tengo la cara quemada, ¿y qué? Antes era tenía la cara de una forma y ahora le tengo de otra, ¿y qué? No soy otra persona, sigo siendo yo, una cara, un cuerpo, un cabello no define a una persona. Somos más, somos muchísimo más. Y yo soy preciosa, tenga la cara que tenga, porque la belleza no va solamente en los rasgos, el brillo de mis ojos sigue siendo el mismo.

Gracias por el trabajo que hacéis, por la comunidad tan bonita que tenéis, bueno, que tenemos y por luchar juntas por ser mejores, por ser más fuertes.

Pilar.