Recuerdo aquel día con una claridad impropia de mi memoria de pez. Me estaba haciendo pis y la puerta del baño de chicas estaba cerrada, empecé a aporrearla con ganas y se abrió, empezaron a salir chicos y el último que había en el baño me cogió del brazo y cerró la puerta dejando a mis amigas fuera.

Un beso a oscuras, una mano en la nuca y dos cuerpos demasiado arrimados contra esa puerta cerrada. Las de fuera gritaban, yo suspiraba….era el comienzo de algo que 5 años más tarde sigue siendo nuestra particular cruz.

Salí del baño sonriendo y contrariada, ¡no había hecho pis!

Mis amigas se juntaron a mi alrededor preguntándome quién eras y qué había pasado.

De repente caí en la cuenta de que no sabía tu nombre, me acerqué a ti decidida y volviste a hacer lo mismo, volviste a callarme con un beso. Me susurraste que quien eras no importaba, eras la persona que me iba a hacer feliz. Años más tarde puedo asegurar que a tu lado he sido feliz, pero quizás no lo suficiente.

Tras una presentación oficial a las amistades y un intercambio de números dijiste que nos volveríamos a ver, sonreí y les dije a mis amigas: es demasiado guapo para mí.

Ay, el destino, las casualidades, el karma o como le queramos llamar…

No pasó ni una hora desde que nos separamos cuando sonó el teléfono. Fue la primera vez que estuve en su casa. Tras una llamada bastante agitada me fui arrastrando de allí a mi compañera de piso (que había empezado a hacer migas con otro guapo de la pandilla).

Una despedida contrariara y dije, hasta aquí ha durado el sueño.

Que equivocada estaba, no había hecho más que empezar…Ese mismo sábado llegó un mensaje, “¿por qué te fuiste tan pronto?”.

Luego llegaron las llamadas de horas, las risas a kilómetros y la proposición. Fue todo tan corto, tan intenso, tan especial.

Cuando te marchaste me preguntaste si quería ser boli o lápiz en tu vida. No te respondí porque en aquel momento no sabía qué decirte. Te fuiste dejándome un profundo vacío emocional y me dijiste que me ibas a esperar. Y yo, ¿por qué no te esperé? Tonta, tonta, tonta…

Pasó el verano, con mensajes a cuentagotas y un día de noviembre en el mismo local donde empezó nuestra historia sentí una mano en la nuca bajando, un aliento en el cuello y un Ale-jan-dri-ta en la oreja que hizo que me temblaran las piernas. Era tarde, mi corazón estaba ocupado por otra persona, no quería creer que algo tan bueno fuera para mí, no esperaba que alguien como tú fuera la persona ideal para mi…

Tras noviembre, llegó diciembre, enero, febrero, marzo, abril, ese abril…maldito abril.

Caminaba tranquilamente por la plaza de Galicia cuando una sombra corrió hacia mí y me empujó contra la pared de ese Banesto, una sonrisa, un te he echado de menos y me volvió a ganar.

No era el momento, ni el lugar, había que tomar una decisión y había que tomarla ya.

Poner el punto final fue lo más doloroso que he hecho en mi vida.

Te quiero, te querré y cada día pienso en ti, creo que desde que te has ido no he vuelto a enamorarme, nadie ha vuelto a quererme como tú, nadie me ha provocado esas mariposas en el estómago, nadie ha vuelto a hacerme feliz como lo hacías tú.

Sé feliz, yo lo intento.

Autor: Alejandra Rudiño