Siempre se ha dicho que una madre ama a todos sus hijos por igual, pero alguna que otra vez se trata de una mentirijilla piadosa.

¿Quién no ha creído ser en alguna ocasión el último mono?

Mi madre siempre que habla de mi hermana dice ‘mi hija’ y si lo hace de mí, me llama por mi nombre. Si va a comprar los regalos de Navidad, ella se lleva la mejor parte, si ella se pone enferma, el mundo se acaba, pero, si eresla que estás pachucha, eres una blandengue con poco aguante. 

Puedes pensar que es una pataleta de niña que quiere que su mami la mime más, pero si tú también te has sentido algo de menosprecio en tu familia, repite conmigo: YO NO SOY LA CAUSA.

No ha sido una terea fácil para mí asumir la realidad, no te voy a mentir. Al principio me sentía desplazada, menospreciada e injustamente relegada a un segundo plano. Con el tiempo, te das cuenta de que no puedes pretender ser el centro de atención en todo momento.

También te digo, estoy harta de escuchar la misma cantinela por parte de mi madre: ‘es que tu hermana no ha tenido tanta suerte como tú’. Hace poco tuve el valor de decirle  que la suerte no aparece de la nada, se trabaja y se consigue. Si tienes un buen trabajo, es porque te lo has currado. Si tu relación es duradera, es porque caminas en la misma sintonía que tu pareja. Si te vas de viaje, es porque ahorras y no pides nada a nadie para conseguirlo. Todo esto no es suerte, es esfuerzo.

La familia es la que te toca y los amigos ya son la familia que se elige. ¿Te suena de haberlo oído alguna vez? En el kínder sorpresa de la vida, te pueden tocar unos padres maravillosos o incomprensibles, pero a ellos también les puede tocar unos hijos toca pelotas, por lo que es importante respetarse, conocerse e intentar buscar en todo momento la cordialidad.

Para poner el broche final a esta reflexión, solo me queda una última verdad: mi madre no es perfecta. Ni lo es la mía ni tampoco lo será la tuya. No es una crítica injusta, solo quiero hacer referencia a que no siempre saben hacer las cosas bien y puede que beneficien más a unos que a otros, pero no siempre lo van a hacer queriendo y con hijoputismo, sino desde la improvisación.

 

 

Anónimo

 

Envía tus movidas a [email protected]