En mi casa éramos 3 hermanos, mi madre y mi padre. Yo soy la pequeña y tengo dos hermanos mayores que se llevan muy poco, desde siempre han ido ellos dos a su bola y yo a la mía. 

La relación entre mi padre y mi madre era normal, o al menos así la vivía yo. Él tenía su propia inmobiliaria y cobraba muy bien, mi madre tenía un trabajo a tiempo parcial de modista en una tienda de señoras bien y ambos estaban siempre en casa para la cena. 

Nunca hemos tenido problemas de dinero. Sí que ha habido mucho esfuerzo en aparentar, en conservar las formas, en ir bien vestidos (con la excusa de que mi madre trabajaba en la tienda y por tanto no podía permitirse que su familia fuera pordiosera), ir a eventos etc. A mi esa vida me daba un poco igual, mis hermanos sí que se lo tomaban muy en serio e incluso hubo algunas pequeñas discusiones cuando se hablaba de herederos. En fin, que todo era normal tirando a adinerado y para nada nos esperábamos que, de un día para otro, todo fuese a cambiar tanto. 

Mi padre tenía un socio, un amigo de la infancia que fue su mano derecha en la fundación de la empresa, nosotros sabíamos quién era, pero casi nunca lo veíamos. No asistía a los eventos ni venía a cenar a casa como otros amigos de la familia. Oíamos historias de él y ya, así que nunca le hicimos mucho caso. 

Pero de repente, este socio empezó a venir a casa algunas noches, picaba al timbre como un loco y mi padre y mi madre nos decían que no le abriéramos la puerta, le decían gritando que llamarían a la policía, él les insultaba y se iba. Acosó a mis hermanos e intentó hablar con ellos por todos los medios, nos dejaba notas debajo de la puerta y recibíamos correos en nuestras cuentas personales de él diciendo que todo era mentira y que necesitaba hablar con nosotros.

 

En mi familia eso se llevó con normalidad, se nos dijo que el señor estaba desquiciado y que no hiciéramos mucho caso, que ya estaba en manos de la policía. Yo me lo creí, mis hermanos no tanto. Algunas noches, los oí discutir con mi padre exigiendo que les contase la verdad, pero todo quedaba ahí, en discusiones. Hasta que apareció un grafitti enorme en el muro de nuestra casa. 

En la pintada ponía bien grande el apellido de mi familia y ESTAFADORES, mis padres se pusieron muy nerviosos, llamaron a la policía, contrataron un servicio que lo borrase y se intentó hacer como si nada, pero todo el barrio ya se había enterado y la gente empezaba a hablar. En mi casa las discusiones entre mis padres cada vez eran más fuertes, empezó a faltar el dinero y un día, estando todos en casa, vino la policía y se llevó a mi padre. 

Aquello fue el punto de inflexión en mi familia, yo me sentía muy perdida porque no sabía absolutamente nada, pero mis hermanos y mi madre no hacían más que gritarse y reprocharse. Esa noche me enteré de todo. 

Mi padre había estado robando, bueno, técnicamente estafando, a sus clientes en la inmobiliaria. Debía muchísimo dinero y su socio se había dado cuenta. Cuando el socio le quiso plantar cara, mi padre se hizo el loco y (esto lo supe después) amenazó con involucrarle a él también. Lo detuvieron acusado de un delito de estafa y lo tuvieron retenido por riesgo de fuga. Mi madre movió todo con los abogados y empezó un infierno familiar de mentiras, versiones diferentes y rencores, que terminó con mi padre teniendo que cumplir 3 años de cárcel y una multa altísima por los daños a las familias afectadas. 

Fue un mazazo y a la vez un alivio, porqué por fin se terminaba toda la odisea. Pero no fue así. 

Los siguientes 3 años estuvieron llenos de altibajos.  Al principio mi familia decidió que negáramos todo lo que había pasado, que dijéramos que mi padre estaba fuera por negocios y que le echásemos toda la culpa al socio, pero eso no funcionó y nos dejó en ridículo porqué enseguida se supo todo. Tuvimos que vender la casa e irnos del barrio, nuestra vida cambió completamente y mis hermanos estaban muy enfadados, no quisieron volver a saber nada de mi padre y se fueron a otros países a trabajar. 

Me quedé yo sola con mi madre, que intentaba mediar entre mi padre y nosotros, porque ninguno quisimos ir a verle ni una vez. Nos había jodido la vida y mintiendo hasta el final, sin dar la cara, sin admitir nada, sin pedir disculpas. Todas nuestras vidas habían cambiado a peor y él seguía en su pose orgullosa de patriarca. Nadie quería tener una charla con él, sin embargo, mi madre sí que iba e intentaba que nosotros quisiéramos al menos hablar con él por teléfono. 

Tres años después, seguíamos sin hablar con él, pero el rencor se había difuminado. Había pasado tanto tiempo que ya era solo un recuerdo, teníamos hasta ganas de verle. Mi madre nos juntó a todos en su casa para comer y darle la bienvenida, todos estábamos un poco nerviosos, pero mi padre no apareció. 

Mi madre llamó a la prisión y le confirmaron que mi padre había salido y se había ido, pero no sabían con quién ni a dónde. Todos empezamos a llamarle, preocupados por si había pasado algo o si se había metido en algún lío, pero nadie consiguió contactar con él. Todos nos fuimos a casa y estuvimos atentos por si había alguna novedad. 

Recuerdo pensar que recibiría una llamada de mi madre diciéndome que le habían hecho algo a mi padre o incluso que mi padre pudiera venir a buscarnos enfadado. Pero no pasó nada de eso. 

Mi madre me llamó a los dos días diciéndome que mi padre se había ido. Le había escrito un mensaje en el que le decía que nos abandonaba, que no era la vida que quería y que éramos unos desagradecidos, que esperaba que nos fuera bien en la vida y adiós. 

Sin decir dónde iba, qué iba a hacer, cómo encontrarle. Nada. 

A día de hoy no sabemos nada de él. Tampoco hemos hecho por buscarle. Mi madre ha rehecho su vida y en mi familia ya casi no se habla del tema. Lo tengo normalizado, pero cuando lo pienso fríamente, me parece increíble como una persona puede estar tantos años en tu vida y luego desaparecer de esa manera.

Sinceramente, espero que no vuelva nunca. 

 

Anónimo

envía tus movidas a [email protected]