Si estás con tu pareja porque te da miedo estar sola

y te aferras a unos sentimientos que dejaste de sentir desde hace ya tiempo.

 

Si te pasas horas tratando de encontrar esa conexión real

que dicen que eriza la piel y también el alma, 

pero te chocas con una pared llena de indiferencia y excusas.

 

Si no sientes que puedes mostrarte tal y como eres

y te encuentras abandonando tus gustos y pasiones

a fin de centrarte en los suyos,

o simplemente ocultas parte de tu pasado o de tus pensamientos

porque tienes miedo de sentirte juzgada.

 

Si has tenido que abandonar tus sueños o tus metas

para poder estar con tu pareja

y sientes que te has comprometido hasta tal punto

que eres incapaz de reconocer tus prioridades.

 

Si sientes que tu pareja solo quiere verte bajo sus condiciones,

cuando es conveniente, 

cuando se siente sola,

o cuando se emborracha a mitad de la noche,

pero es incapaz de comprometerse 

con todo lo que conlleva una relación.

 

Si cada vez que discutís,

te hace cuestionarte cada parte de tu forma de ser,

acabas llorando sin entender lo que ha pasado,

y duele, más de lo que nunca hubieras imaginado.

 

Si sientes que vas a dar el gran paso de casarte o tener hijos

solo porque las personas de tu alrededor están deseando que lo hagas

o incluso porque ya lleváis mucho tiempo juntos,

pero tus ojos no se iluminan cada vez que imaginas la idea.

 

Si querrías hablar de todo esto,

buscar soluciones y, tal vez, recuperar la llama,

pero sientes que no te escucha 

ni valida tus sentimientos.`

 

Déjame decirte que, aunque duela,

no es amor, es conformismo.

Tú decides si quieres seguir viviendo a medio gas

o si te eliges a ti por encima de todo,

dejas de conformarte con menos amor del que mereces

y vuelves a ilusionarte cada mañana,

sintiéndote alegre, completa, viva, tú.