A veces me asusta la cantidad de veces al día que una persona puede decirse que no es suficiente y que lo está haciendo todo mal. No nos damos cuenta, pero muchas veces somos demasiado exigentes con nosotras mismas. 

De hecho, si escribiéramos en una libreta todo aquello que nos decimos durante la semana, ¿leeríamos frases de cariño donde nos decimos que todo va a salir bien y que tenemos que ser comprensivas con nosotras? O, por el contrario, ¿nos encontraríamos con un sinfín de frases como “eres tonta”, “ya has vuelto a equivocarte”, “es tu culpa”, etc.?

En mi caso, os puedo asegurar que me he pasado toda una vida tratándome como no trataría a otros. Cada vez que me he equivocado en algo, he llegado tarde a un sitio o he dicho un comentario que se ha malentendido, en vez de decirme “bueno, tienes que mejorar poco a poco, pero todos cometemos errores” o “date tiempo”, me he dedicado horas de sufrimiento en las que enfadado conmigo misma por no ser “suficientemente” buena. Pero, ¿es que alguna vez dejamos de equivocarnos?  ¿Cuánto tiempo puede aguantar una persona atacándose todo el tiempo por el mero hecho de ser humana?

Os cuento un truco que me ha ayudado mucho para darme cuenta de todo esto. Si, por ejemplo, os pusieran delante a vosotras mismas cuando teníais nueve años, ¿le diríais a esa niña que nadie la va a querer simplemente por ser tímida y por que le cueste relacionarse con la gente? Claro que no. Le tratarías con cariño y respeto y le diríais que no se agobiara, que no todo el mundo tiene que ser extrovertido y caer bien de primeras. Que confiara mucho en ella y que tiene miles de cualidades que muchas personas valorarían. Entonces, ¿por qué no hacemos eso con nosotras mismas? Y para las que penséis inconscientemente que no lo haríais tan solo por el hecho de que es una niña, os lanzo también la siguiente pregunta: ¿le hablaríais tan mal a vuestra mejor amiga? Seguro que la respuesta también es un no rotundo.

Silvia Congost, psicóloga experta en autoestima y dependencia emocional, comenta en su libro Autoestima automática que es hora de reinventar la frase “no trates a los demás como no te gustaría que te trataran a ti” y crear una nueva: “no te trates a ti misma como no tratarías a los demás”. Así que, bonitas, es importante que recordemos que intentar hacerlo siempre todo bien está destinado al fracaso y que somos seres humanos y no máquinas perfectas diseñadas para agradar a los demás. A partir de ahora, podríamos intentar abrazarnos a nosotras mismas, cuidarnos, tener la paciencia que tendríamos si algún ser querido cometiera un error y, sobre todo, nunca olvidar que merecemos respeto y comprensión. Vamos a tratarnos con todo el amor del mundo, porque cada una de nosotras somos la persona más importante de nuestra vida, aquella que nos va acompañar en los días felices y en los malos y, por tanto, cuanto mejor nos llevemos con nosotras mismas, más conseguiremos aceptarnos y querernos, ¿no?