Yo estoy bautizada, hice la comunión y me confirmé. No estoy casada y si lo hago, no creo que lo haga por la iglesia, siempre sentí que había una cierta presión religiosa por parte de mi entorno.

¿Decidí hacer la comunión? Más bien me dejé llevar y no me opuse, hice lo que se esperaba de mí, simplemente. Me vistieron con un vestido blanco como una pequeña novia que va al altar y me dedicaron un día de “fiesta” para mí por haber comido un pan insípido con vino.

A día de hoy me parece estúpido, pero aún más me lo parece remojar las cabecitas de bebés (recién nacidos algunos) y hacer una fiesta de ello. Simplemente es mi opinión y no hay más. Tampoco me quiero meter en temas de religión ni diré si soy o no creyente a día de hoy, pero ahora que mi hijo ha pasado el año veo mucho juicio hacía él y a mi familia por no estar bautizado y no tener en mente hacerlo. 

No voy a hacerlo simplemente porque quiero dejarle a mi hijo la oportunidad de decidir, de que elija si quiere o no bautizarse cuando sea más mayor. Más adelante, cuando entienda que puede o no ir a la Iglesia y creer en Dios, que puede bautizarse o hacer la comunión. Pero ahora no. Veo innecesario llevarle tan pequeño y sentir que le impongo algo que me impusieron a mí. Y es verdad, nadie me hizo nada malo a los tres meses por echarme agua bendita encima. Pero tampoco lo quería y tampoco lo pedí. Por eso no voy a bautizarle.

Y no soy ni mejor ni peor madre por eso. No soy mejor que una madre que decidió bautizar a su hijo a los 6 meses y no soy peor por no haberle hecho una fiesta perfecta o porque mi hijo viva “en pecado”. Porque no es el primer comentario que he escuchado, de pobre criatura, de que somos unos egoístas o de que si no tenemos el dinero suficiente para ello. Mis padres incluso vuelven a ejercer esa presión que han impuesto siempre sobre mí para que pase por la iglesia con mi retoño.

Yo sólo pienso que en la maternidad hay mucho juicio, y se haga lo que se haga siempre habrá alguna opinión que te diga que lo estás haciendo mal. Siempre irás en contra de alguien, de la opinión de los demás. Y mientras yo no le haga ningún mal y vaya con mis ideas respetando las de los demás no sé porque los demás no pueden hacer lo mismo conmigo y mi familia.

Que dejen a mi hijo vivir en pecado, y si tanto les importa la fiesta que celebren su vida, que nos hagan regalos si quieren y que dejen que siga siendo un pequeñito diablillo ateo. Para pasar por la Iglesia ya habrá tiempo, y si no, pues será nuestra decisión.

 

Whirlwind