Cuando el staff de WeLoversize me ofreció probar las bolas chinas Luna Beads Mini de LELO y contar mi experiencia de un mes de uso no pude decir que no. Quien me conoce bien sabe que por lo general prefiero evitar la fatiga de salir a entrenar alrededor del Retiro (entiéndase «entrenar» como trotar a paso regulero y sudar profusamente mientras intento descifrar cómo funciona mi iPod), pero soy una firme defensora de que al chichi hay que tenerlo bien entrenado, hombre ya. Además a quién pretendemos engañar: soy fácil de convencer y muy echá pa’lante.
Si piensas que este es un post guarrillo, estás equivocada. Las bolas chinas son mucho más que un juguete erótico; si se usan metódicamente, pueden volverse las aliadas ideales para tu salud vaginal:
Las LUNA BEADS MINI están creadas especialmente para las mujeres menores de 30 años y/o aquellas que todavía no han pasado por el parto. […] Son perfectas para el entrenamiento del suelo pélvico combinando o intercambiando los pesos de las cuatro bolas. Al tenerlas en el interior las bolas transmitirán una sutil vibración producida por el movimiento, y así se ejercita el músculo […]
Así que a ejercitar se ha dicho.
La presentación de las Luna Beads Mini no puede ser más mona: al entregarme el paquete no sabía si Elena me estaba entregando unas bolas chinas o un iPhone. Por un segundo esperé que un iPhone, pero no. La caja contiene un pequeño arnés de plástico para sujetar las bolas, 4 bolas de diferentes pesos, lubricante al agua y una bolsita antibacterial para guardarlas después de cada uso. Insertarlas no tiene mayor misterio: basta con poner una gotita de lubricante en la punta y voilá, como si de un tampax se tratase. Al tenerlas dentro apenas las sentí: sólo sentía, dependiendo de mis movimientos, las vibraciones bastante guay de las bolas en movimiento.
Usé las bolas chinas por cuatro semanas, media hora al día, usando las bolas de mayor peso ya que me gusta vivir al borde del peligro. Uno de los primeros efectos que noté tras unos días fue que empecé a lubricar como una campeona, y es que al parecer el movimiento de las bolas estimula la circulación y por ende la lubricación. Fíjate tú. Luego de casi un mes de uso sí que noté que la tonicidad vaginal había mejorado: tenía mayor control sobre el músculo (muy chachi para esos momentos de tener ganas de ir al baño pero NO) y, créanlo o no, mayor sensibilidad (muy chachi para esos momentos de tener ganas de un orgasmo pero SÍ).
¿Los únicos peros? Por un lado el precio, que se nos va un poco de las manos (aunque está plenamente justificado por la calidad), y por otro lado, el que las bolas sean intercambiables lo hace un poco lioso al momento de lavarlas (cosa que hay que hacer antes y después de cada uso). Por lo demás, me disculparán, señoras, pero de ahora en adelante NO sin mis bolas chinas. Estas de LELO son buenas y cuquis y yo a lo cuquis de calidad no me puedo negar.
CONCURSO
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Daremos a conocer el ganador el 15 de septiembre en nuestra página de Facebook.