El excesivo culto a la delgadez ha infectado a un nuevo sector de mujeres, concretamente las embarazadas, dando pie a un trastorno tan desconocido como peligroso, la pregorexia. Durante el embarazo acontecen abundantes cambios en la mujer, entre ellos los inapreciables a simple vista u hormonales, y aquellos que refleja el espejo durante esos nueve meses, es decir, los corporales. El estallido psicológico que supone ver a tu cuerpo evolucionar sumado a tendencias como las fit moms que inundan las redes sociales puede desencadenar un trastorno alimenticio en la madre.

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Una de las mayores inquietudes de las “mamis en proceso” es no engordar, hasta el punto de rozar la obsesión. Por ello ha surgido el término pregorexia, una combinación de la palabra embarazo en inglés –pregnancy– y anorexia. Aunque no forma parte de ningún manual diagnóstico oficial, la creciente avalancha de mujeres que padecen trastornos alimenticios durante el embarazo ha obligado a tomar conciencia del peligro que suponen.

¿Cuáles son los síntomas de la pregorexia?

Al ser un trastorno muy reciente no se ha establecido una sintomatología clara, pero hay una serie de  pautas que pueden ayudarnos a descubrir si somos, o conocemos a alguien, víctima de la pregorexia. Normalmente las embarazadas que padecen trastornos alimenticios no hablan del embarazo como algo real, además manifiestan una excesiva preocupación y obsesión con las calorías. Intentan comer solas e incluso se saltan las comidas, también entrenan excesivamente y pueden provocarse el vómito –es fundamental diferenciar los vómitos provocados de las náuseas de origen hormonal-. Evitan el problema, no reconocen que sufren un trastorno psicológico y rechazan el tratamiento.

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Algunos psiquiatras y psicólogos apuntan que los trastornos alimenticios rara vez se inician durante el embarazo, sino que ya están ahí previamente y disminuyen, permanecen o se agravan debido a los cambios hormonales y psicológicos que sufren las mujeres embarazadas. En consecuencia, la pregorexia puede englobar síntomas característicos de la anorexia nerviosa restrictiva, de la anorexia nerviosa purgativa, de la bulimia nerviosa purgativa y del trastorno por atracones.

Las causas de la pregorexia son heterogéneas, algunas pacientes han sufrido anteriormente trastornos alimenticios pero otras los desarrollan exclusivamente durante el embarazo. Por ejemplo, hay casos de mujeres que engordaron mucho durante su primer embarazo y manifiestan una ansiedad excesiva a volver a hacerlo durante el segundo dando lugar a este perjudicial trastorno.

¿Cuáles son las consecuencias para el bebé y la madre?

El peso que debe ganarse durante el embarazo de modo saludable depende de diversos factores que afectan a la madre, entre ellos su constitución, tipo de embarazo, situación, peso previo, historial médico, antecedentes  y un largo etcétera, variando desde los 5 kilos hasta los 18 –siempre bajo la supervisión de un médico–. En ocasiones es habitual perder algo de peso durante el primer trimestre debido principalmente a las náuseas, aunque se recupera paulatinamente durante los siguientes seis meses.

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En consecuencia, la pregorexia tiene efectos más pronunciados durante los dos últimos trimestres. El hecho de privarse de comer (anorexia nerviosa restrictiva) o purgar su organismo para expulsar la comida (anorexia nerviosa purgativa y bulimia nerviosa purgativa) da lugar a una pérdida de peso superior al 10% del peso previo, pérdida que puede ocasionar numerosas complicaciones para la madre y el feto.

Riesgos del bebé:

  • Abortos espontáneos y muerte prematura del feto.
  • Muerte durante el primer mes postnatal.
  • Bajo peso al nacer.
  • Desarrollo de ictericia.
  • Ceguera o retraso mental.
  • Baja puntuación APGAR (examen para evaluar el estado del bebé inmediatamente después del parto).
  • Escaso líquido amniótico.
  • Separación placentaria.
  • Aunque los bebés parezcan saludable en el nacimiento, numerosos estudios han demostrado que en un futuro tendrán predisposición a ser más pequeños que otros niños, más emocionalmente dependientes, más débiles, con un crecimiento más lento (físico y mental) y con deficiencias sociales.

Riesgos de la madre:

  • Preeclampsia y diabetes gestacional en el caso de trastorno por atracones.
  • Complicaciones durante el parto.
  • Depresión postparto (especialmente en el caso de la bulimia nerviosa purgativa).
  • Empeoramiento de problemas previos renales o cardiacos.
  • Anemia y desnutrición.
  • Falta de calcio en los huesos y osteoporosis.
  • Baja producción de leche materna.
  • Desregulaciones hormonales.
  • Pérdida excesiva del cabello.
  • Piel seca, agrietada y deshidratada.

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Si sospechas que padeces pregorexia o que alguna persona de tu círculo la sufre ponte en contacto con tu ginecólogo u obstetra para que te remita a un psicólogo y un psiquiatra especializados en trastornos de la conducta alimentaria. Recuerda que tu salud y la de tu bebé son más importantes que el número que refleja la báscula.

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