Es sabido por todos que si alguien se instala en nuestro corazón, las leyes de la gravedad lo conducen derechito a la entrepierna. Todo bien, es natural: son las leyes inmutables del universo. La pregunta es, ¿por qué cuando alguien se instala en la entrepierna, consigue violar todas las leyes universales para reptar cuerpo arriba e instalarse, calentito, en el corazón? Tengo una teoría. Es porque a algunas, al nacer, no nos cortaron el Cordón Vaginal.

El Cordón Vaginal: Dícese de un cordón invisible que une, ininterrumpidamente y sin remedio, al chichi con el corazón.

Fase 1: Negación

Los libros de anatomía dicen que no existe, pero yo y unas cuantas decimos que sí. No me explico sino por qué la manera más rápida de acceder a mi corazón es a través de un polvo, pero no un polvo cualquiera, claro está: un polvazo. El Cordón Vaginal sólo se activa con esos. Con esos polvos que no solo te penetran lo evidente, sino que te penetran hasta llegar a esos recovecos interiores que no enseñamos con facilidad. De esos polvos que te atraviesan y te hacen sentir segura, exacta. De esos que te hacen olvidar, amnésica, otros polvos malos, los feos, los de minuto y medio.

La pregunta es: POR QUÉ.

¿Por qué el placer de ahí abajo no se queda ahí abajo? La anatomía vaginal no debería estar ligada a la coronaria. Cada una debería estar a lo suyo, faltaba más. Pero inevitablemente los buenos polvos se traducen, a los pocos días, en nuestras miradas perdidas preguntándonos cómo estará. En tender las sábanas fresquitas y soñar no sólo en destenderlas luego, sino en dormir a su lado. En whatsapps de madrugada que terminan con un ¿Vienes? que se convierten en un Quédate, que se convierten en un No me faltes. 

Al parecer a muchas les cortan el Cordón Vaginal al nacer. Las liberan de un hachazo de la cárcel que supone traducir en la imaginación un buen polvo en un futuro, un orgasmo en un te quiero. Pero a muchas otras, no. Muchas nos seguimos enamorando de Sur a Norte con todo lo que eso puede conllevar: el sexo sin compromiso, los ligues de una noche, los polvos maravillosos de gente poco maravillosa. Relaciones terribles con sexo fantástico. Penes fabulosos pegados a penas de gente.

¿Hay alguna manera de rehabilitarse de todo eso? ¿Una operación laparoscópica, alguna intervención sin anestesia?

Querido Cordón Vaginal:
Tenemos que hablar y es que, cariño, me estás jodiendo viva.
Sin literaturas.

https://www.youtube.com/watch?v=MjgQLEZ6vjY