La relación de mi padre con los suyos nunca ha sido demasiado estrecha. Viven en un pueblo muy pequeño y alejado, y solíamos ir a verlos un fin de semana al mes, en Navidad y algunos días en verano. Tanto él como mi madre eran cariñosos y amables con mi abuela, sin embargo, se mostraban bastante fríos con el abuelo. Era evidente incluso para una niña pequeña. El hombre apenas interactuaba con ellos, era como un fantasma. Comía con nosotros, pululaba por la casa, pero poco más. Yo lo tenía tan interiorizado que me parecía normal. Simplemente pensaba que era un tipo un poco huraño.

Nunca me llamó la atención que mis padres no me quitaran el ojo de encima durante nuestras estancias en aquella casa. Ni siquiera las advertencias que me hacían de no quedarme jamás sola con el abuelo. Me decían que era porque no le gustaba nada que le molestasen. Y yo me lo creí sin problema.

 

Red de engaños: Cómo mi familia ocultó durante años que mi abuelo era un pederasta

 

De hecho, jamás sospeché que pudiera haber algo turbio en torno a ese señor. Con los años, nuestras visitas se fueron espaciando cada vez más, al punto de que, para cuando me independicé y comencé a hacer mi vida, casi no tenía contacto con ellos. Sabía que al abuelo le importaría más bien poco, era mi abuela la que me daba pena. Así que, cuando me quedé embarazada, me prometí a mí misma que iría a verlos con más frecuencia. Que, mientras fuera posible, mi hijo tendría relación con los únicos bisabuelos que le quedaban. Es lo normal, ¿no?  

Pues a mi madre no le hacía mucha gracia. A pesar de que no me lo decía a las claras, yo lo notaba en su cara cuando le contaba que había estado allí o que pensaba ir tal o cual día. Sin embargo, no fue hasta que el niño empezó a caminar que vino a mi casa y me dijo que teníamos que hablar…

Red de engaños: Cómo mi familia ocultó durante años que mi abuelo era un pederasta
Foto de Kat Smith en Pexels

Me pidió que no fuera más al pueblo con el niño. Yo no entendía a qué venía eso y ella no quería darme explicaciones. Pero yo la presioné cuando me pidió que le prometiera que jamás dejaría al niño solo con ellos. O, mejor dicho, solo con él. Ahí ya sí que me planté y le exigí que se explicara. Mi madre se derrumbó y me confesó que mi abuelo había abusado de un niño cuando mi propio padre era uno también. Yo ya había empezado a hacerme películas, aunque ninguna tan terrorífica como la realidad.

Y la realidad era que casi cincuenta años atrás mi abuela había pillado a su marido en una situación de la que mejor me ahorro los detalles. Por lo que él le dijo, era la primera vez que cedía a unos instintos que siempre habían estado ahí y que se estaban haciendo más fuertes… De verdad, me está costando escribirlo.

 

Red de engaños: Cómo mi familia ocultó durante años que mi abuelo era un pederasta

 

El caso es que no había llegado a hacer daño físico al niño y mi abuela, en vez de denunciarle, lo que hizo fue ¿¿¿comprenderlo??? Así como asegurarse de que jamás se volvía a repetir. Poner mucha tierra de por medio, irse a vivir a un lugar en el que la tentación le fuese más fácil de resistir y pasarse el resto de su vida vigilándolo. Tal como lo cuento.

Informó a mi padre de ello cuando consideró oportuno y él hizo lo mismo con mi madre. No hubo nadie más a quien avisar porque esta familia es muy pequeña y porque mi abuela se ha encargado de ello con su vida. Hasta que tuve a mi niño y mi madre reventó. Y yo estoy agradecida de que lo hiciera.

Red de engaños: Cómo mi familia ocultó durante años que mi abuelo era un pederasta
Foto de Tato Villanova en Pexels

Pero también estoy enfadada, porque no puedo entender cómo se ha llegado a esto. No entiendo que mi abuela le cubriera para no hacer un escándalo. No entiendo que se quedara a su lado. Ni entiendo tampoco que mis padres estuvieran al tanto y pudieran tolerarlo. Francamente, no entiendo nada y siento que han permitido que el horror pudiera volver a ocurrir.

 

Red de engaños: Cómo mi familia ocultó durante años que mi abuelo era un pederasta

 

Ahora solo quiero pensar que no están equivocados y que ese hombre, que en la actualidad no puede salir de su casa por sus propios medios, nunca tuvo ocasión de volver a hacer daño a ningún niño más.

 

Anónimo

 

Envíanos tus vivencias a [email protected]

 

Imagen destacada