Paula y Silvia no eran especialmente amigas, pero sí que compartían la mayor parte de sus amigos. Paula siempre ha sido una chica sociable y divertida, muy dada a salir casi todos los fines de semana y dispuesta siempre a apuntarse a los planes de última hora; Silvia, por el contrario, siempre ha sido más de quedarse en casa, no le gusta demasiado salir y sólo lo hace en situaciones especiales, costumbre que ha ido a más aún desde la pandemia. Resulta que ambas cumplen años con cuatro días de diferencia, y en un principio no suponía problema, pues cada una lo celebraba un finde y punto pelota. Todo empezó a torcerse el primer cumpleaños que celebraron tras la pandemia, pues Silvia cumplía un jueves y Paula un lunes, y ambas fijaron la celebración para el mismo sábado. Los amigos de ambas empezaron a hacer cábalas, pues claro, Paula salía todos los fines de semana y estaba siempre disponible cuando la necesitaban, pero para una vez que Silvia salía y encima siendo su cumple estaría feo no asistir a su fiesta. Viendo la situación, Paula pensó que el problema tenía una solución bien sencilla: propondría celebrar el cumpleaños juntas. Era cierto que ellas no eran amigas cercanas, pero en general se llevaban bien y creía que era lo más lógico viendo el quebradero de cabeza que estaba suponiendo para todo el mundo. Sin embargo, para su sorpresa, Silvia rechazó su oferta: no le dio explicaciones, simplemente le dijo que mejor no y Paula en cierto modo lo entendió, pues sabía que Silvia no era muy sociable y que a lo mejor se sentía incómoda si ella invitaba a alguien ajeno al grupo, así que lo dejó pasar y decidió celebrarlo con sus amigos más cercanos. 

 

Los años fueron pasando y Paula prácticamente dejó de tener noticias de Silvia, ya que las responsabilidades de la vida adulta habían ido espaciando en el tiempo las quedadas del grupo y además Silvia cada día salía menos, no porque le pasase nada ni tuviese ningún problema, simplemente no le apetecía y ya no sentía la necesidad de ‘’obligarse’’ a salir en ciertas situaciones. Todo transcurría con normalidad, hasta que un día, en su ‘’fiesta’’ de cumpleaños consistente en tomar una cerveza con su novio, su hermana y dos amigas, a Paula se le ocurrió mencionar que echaba de menos los tiempos en los que todos se juntaban en su cumpleaños. De ahí el tema se estiró, para colmo a su amiga Sara le dio por mirar en Instagram y comprobar que, efectivamente, todo el resto del grupo estaba en la fiesta de cumpleaños de Silvia, quien mostraba una sonrisa forzada en la mayoría de las fotos y los vídeos. En ese momento Paula confesó que se sentía un poco triste, que a veces tenía la sensación de que todos contaban con ella cuando querían salir y no había nadie disponible porque sabían que se apuntaba a un bombardeo pero que parecían no tener en cuenta que tal vez le apeteciese compartir su cumpleaños con ellos.

No fue una crítica hacia Silvia, ni mucho menos, pero aunque Paula pareciese una chica alegre y divertida estaba pasando por una mala racha emocional y en ese momento estaba sensible y necesitaba desahogarse. Sin embargo, a menudo las cosas se malinterpretan y las amigas más cercanas de toman más a pecho las ofensas hacia una que la una misma, y eso fue lo que pasó con Sara y Vero, las dos amigas que no habían faltado a un sólo cumpleaños de Paula. Lo hablaron entre ellas y decidieron que debían hablar con el resto del grupo, porque les parecía fatal que todos acudieran en masa al cumpleaños de Silvia, que le hiciesen regalos chulísimos y le montasen fiestas sorpresa que seguramente ni la gustasen al dar por hecho que estaba sola y deprimida mientras cada año dejaban más sola a Paula en su día, cuando ella sí que se sentía dejada de lado y como una amiga de ‘’jajas’’ cuando siempre había demostrado estar ahí para todo. El día que Sara y Vero abrieron el melón con el resto del grupo hubo opiniones para todos los gustos: algunos les dieron la razón y prometieron estar más presentes con Paula no sólo por su cumpleaños, sino en general, porque era cierto que aunque salieran a menudo con ella realmente no tenían ni idea de cómo estaba, a pesar de que siempre que necesitaban ayuda o consejo contaban con ella; otros dijeron que eso era una exageración, que realmente las fiestas de cumpleaños no eran tan importantes y que ya la veían durante todo el año como para faltar el único día que Silvia accedía a salir; hubo quien criticó a Paula por presuntamente echar mierda sobre SIlvia y hubo quien dijo que Silvia era muy egoísta al pretender ser el centro de atención con su actitud. Al final, claro, los rumores llegaron a oídos de ambas y ellas trataron de calmar los ánimos, hablaron entre ellas, Paula se disculpó con Silvia por si en algún momento había llegado a pensar que la culpaba de que nadie fuese a su cumpleaños y Silvia le confesó que realmente a ella no le hacían demasiada gracia las fiestas y que en verdad su cumpleaños se la traía al pairo, que lo celebraba un poco para que la dejasen en paz. Parecía que todo había quedado ahí…hasta que pasó un año y Silvia, ante la insistencia de quienes le preguntaban que qué pensaba hacer ese año, respondió que nada.

Que estaba harta de verse obligada a celebrar su cumpleaños, que su idea era invitar a comer a su familia y nada más, que mejor fueran al cumpleaños de Paula que sí que estaba deseando una celebración en condiciones. Y obviamente, como la vez anterior, cada cual interpretó lo que se había dicho tal y como le vino en gana. Cuando Sara y Vero quisieron organizar una sorpresa a Paula pensando que en esta ocasión sí que iban a contar con más gente hubo quienes dijeron que ni de coña, que Paula había acabado de hundir a Silvia con su egoísmo y que aunque no fuera a celebrar nada iban a apoyarla no yendo a la fiesta de Paula; por el contrario, hubo quienes dijeron que claro que participarían, pero porque estaban hartos del ‘’victimismo’’ de Silvia y sólo habían asistido a sus fiestas por pena o por compromiso; y por suerte, hubo algunos, no muchos, que entendieron el punto de vista de ambas y se alegraron de que las cosas se hubieran solucionado. 

Sara y Vero contaron en un primer momento con todos los que habían confirmado su asistencia y no dijeron nada de esto a Paula, ya que querían que esta vez sí que disfrutase de su cumpleaños como se merecía y no iban a permitir que nada lo estropease; pero cuando pasaron unos días y Paula se enteró, se disgustó muchísimo y volvió a escribir a Silvia, más que nada por felicitarla y por ver qué tal había sido su cumple. Ambas lo habían disfrutado muchísimo, por primera vez en mucho tiempo habían tenido la celebración que querían, Silvia algo tranquilo e íntimo y Paula un pedazo de fiestón, aunque por desgracia algo se había roto en el grupo. Silvia había recibido mensajes que le habían parecido extraños, mensajes que además de felicitarla decían que estaban con ella a tope, que no se dejase hundir por nadie y que no permitiese que le robasen su día: cuando habló con Paula, entendió todo.

Lo bueno es que esto les ha servido a ambas para algo más que para disfrutar de su cumpleaños, pues les permitió ver quiénes eran realmente sus amigos y de quien debían distanciarse para evitar malos rollos en el futuro.

 

Con1eme