Sabemos que relaciones hay muchas. Sabemos que igual nuestra interpretación de lo que una relación sana debería ser no es la misma que la tuya, pero si en algo estamos todas de acuerdo es que una relación buena es sinónimo de relación SALUDABLE. Vamos, de esas relaciones que no te provocan úlceras ni taquicardias.

Con los años vas despertando y vas aprendiendo (o no) lo que quieres en una relación y lo que es bueno y malo para ti y para el conjunto. Vamos a intentar definir puntos que determinan que tu relación no va como debería ir. Al final del día tendríamos que sentir que nuestra pareja nos anima a ser mejores personas y a tener una vida mejor. Recuerda, la idea de estar en pareja es sumar, nunca restar.

– Tus necesidades no son atendidas. Con esto no nos referimos a que obedezcan tus órdenes o que cumplan todos tus caprichitos. Por ejemplo, nunca quiere quedar con tus amigos que sabe que son tu mundo solo porque no es su prioridad.

– Tu pareja no se responsabiliza de nada en la relación. Esto va bastante ligado a la estabilidad de la relación. Sin estabilidad no hay responsabilidad, puedes estar con una persona que se lava las manos porque sabe que no se ha comprometido con la relación al 100% y no tendrá que dar explicaciones cuando la ocasión lo requiera. Esto es bastante característico de personas inmaduras con problemas emocionales.

– No te sientes escuchada. Le cuentas cosas que te preocupan o cosas que te emocionan y sientes que le entran por un oído y le salen por el otro. No se interesa por lo que le explicas y tampoco te pregunta por ello.

– Se burla o ningunea tus sentimientos y emociones.

– No notas estabilidad en la relación.

– Te dan miedo las reacciones de tu pareja al decirle cosas, así que la mayoría de veces ni se las cuentas. Sientes que si le dices algo va a suponer una discusión enorme, por ello prefieres no decirle nada y ahorrarte esa reacción.

– Tu familia y amigos tienen bastantes dudas sobre tu relación. Cuando todos están en contra y no tenéis el soporte de nadie, algo va mal aunque no lo veas.

– No te ves apoyada por tu pareja para ser la persona que quieres ser. Esto supone no salir de tu zona de confort ni arriesgarte a hacer cosas nuevas, por lo que tu frustación crece y te agarras a lo único bueno que tienes/conoces que es tu pareja, sintiendo una necesidad bastante insana.

– La relación no te inspira. Te notas estancada y ves que no salís del bucle o la mala racha en la que lleváis meses o años.