¿Diríais que Scarlett Johansson está gorda? ¿o Jennifer Lawrance? ¿Kate Winslet? o Cristina Pedroche, Miriam Giovanelli…
Personalmente y creo que, objetivamente, no. Un NO bien grande. Sin embargo, si haces una pequeña búsqueda sobre ellas, encontrarás muchísimos comentarios de todo tipo, desde insultos a debates sobre si fulanita está gorda o no.
A Cristina Pedroche, por ejemplo, le llaman ‘gorda’ continuamente en su Instagram , por no recordar aquel infame episodio de la ballena de Vallecas. Cuando se filtraron las fotos de Scarlett desnuda, el debate era si perdía desnuda o no. Sobre si Kate Winslet está gorda o no, se han escrito también tropocientos artículos y nosecuantos hilos en foros de esos que no tienen otra cosa que hacer que criticar mujeres. Criticar, por no decir despreciar, mofarse, hacerse los machitos.
Pero no es sólo problema de los trolls, los medios también participan y cada vez que una famosa engorda algo, no falta los artículos destacándolo y buscando la razón. O se discute si es apropiada para un papel, como le paso a Jennifer Lawrance por no parecer lo suficientemente ‘hambrienta’ en Los Juegos del Hambre.
A la Pedroche cuando medía 1’75 y pesaba 50 kilos ya le llamaban gorda. GUAY.
En definitiva, el cuerpo de las mujeres siempre sometido a escrutinio público. Y con conclusiones bastante perturbadoras, ya que se señala como gorda a toda aquella que se salga de la talla 36. (O se le califica como ‘mujer real’ y ya nos quedamos todas WTF). Y ya es la repanocha cuando se quiere celebrar que por fin una gorda sin complejos en la pasarela o una protagonista gorda. Y las miras y son unas tiarronas con culo, tetas y alguna chicha, pero en tu esquema mental jamás las calificarías como gordas. Con sobrepeso, tallas XXL y esas cosas de las gordas. Y no entiendes nada.
Lo que nos quieren meter en la cabeza es que si un cuerpo más grande, con formas, pechos, culo, caderas o menos equilibrado, ya es gordo. Por lo tanto, tú que hace años que tienes sobrepeso y hace siglos que no entras a Zara; y que tienes perfectamente asumido tu papel de gorda, no sabes si reír, llorar o indignarte. Te dan ganas de ir a a la Pedroche y decirle: ‘ni caso que estás tremenda’. Mientras le abrazas con tus brazos colganderos y notas los suyos duros y turgentes.
Lo preocupante de todo esto es qué piensan las niñas, jóvenes y señoras adultas, (que los problemas de autoestima no se acaban con la madurez) cuando leen estos comentarios. Cualquier mujer que se sienta un poco insegura con su cuerpo y vea como Scarlett Johansson es tachada de gorda, no podrá evitar pensar que entonces ella ¿qué es?. Ella, que pensaba que solo le sobran un par de kilos porque no le cierra bien el cinturón, lee que a la cinturita de Scarlett le sobran muchos más y se le rompen todos los esquemas.
Si la sociedad se empeña tachar a esas mujeronas impresionantes, grandes, fuertes, con curvas… como gordas, ¿ellas qué son? Ah, claro: jabalíes, orcos, focas. Porque calificativos siempre hay para todas. No nos vayamos a quedar sin la fundamentada y educada opinión de los demás sobre nuestros cuerpos.