Nunca fui celosa, te lo puedo prometer, jamás sentí que esa emoción recorriera mi cuerpo más de un segundo en alguna ocasión, hasta que empecé con él. Curiosamente las primeras conductas de celos eran de él hacia mi, que con quien hablaba, que quien era ese, que ese amigo de toda la vida seguro que lo que quería era algo y así constantemente. Creo que al final me volví como él, pero no era celos en si, era toda la inseguridad que me hacia sentir de forma constante.

Porque claro yo a su lado no me sentía a gusto sin más, me sentía AFORTUNADA por que me respirara cerca, como si casi tuviera que estar agradecida porque ese hombre me hubiera elegido, entre todas las opciones que él tenía, fui yo la elegida, mira que bien y que suerte…MENTIRA.

Cuando das con una persona que te hace sentir pequeña lo único que va a pasar es que esa sensación se va a instaurar en ti durante toda la relación e incluso con el paso del tiempo la irás interiorizando más y más.

Al principio te quejas, le dejas las cosas claritas y le dices que tú no eres de esas y que más le vale que te trate con respeto.

Al principio parece que lo consigues y todo, ilusa de ti. Porque esos sucesos donde casi te tienes que defender pasan de ser ocasionales a ser frecuentes, y claro, tus ganas de luchar irán disminuyendo hasta quedar en nada.

Luego vienen los ataques de ira o de furia, tú que siempre has sido tranquila que jamás has dado una voz más alta que otra y que, aunque te has enfadado como cualquier persona, no te has dejado dominar por esas emociones. Te ves en ese día en el que te viene con lo mismo de siempre, donde te está haciendo culpable nuevamente de algo o está criticando algún aspecto de tu vida, hace que pase, pasa que le gritas, que te alteras, que te sales de tu cuerpo para observar la situación desde fuera pensando ¿pero quién es esa mujer?

Pues esa mujer es lo que queda de ti, porque ya hace rato que ni siquiera eres tú misma. Ya ha conseguido lo que quería, sacarte de tus casillas, porque ahora la histérica, la loca, eres tú y lo estás demostrando, “¿no ves como te estás poniendo? “ y ahí es cuando empieza el principio del fin, donde después aparecerá la culpa por haber perdido los nervios de esa manera, y un sentimiento de que no te reconoces.

La gente que te quiere empieza a notar que no quedan más que los restos de la persona que eras antes, tu felicidad, tus ganas de hablar y de opinar parece que se han quedado en el fondo de ti misma, y es cuando te preguntan ¿qué te pasa? ¿estás bien en tu relación? Y es cuando en ocasiones callarás o en otras te sentirás molesta, porque que pasa, “esta gente me está poniendo en duda y no saben como es mi relación” y serás cortante y tajante con las personas que más quieres en este mundo, y nuevamente aparecerá la culpa…

 

Este pequeño relato no es más que el reflejo de mil historias que he escuchado a lo largo de mi carrera profesional como psicóloga, te diré que muchas de estas partes incluso las he llegado a experimentar por mi misma, por lo que sé, amiga mía, lo que duele y lo difícil que es salir ahí.

Me gustaría contarte un pequeño secreto ya que has llegado hasta aquí,  y es que con el amor solo no basta, porque querer tiene que ser bonito y tiene que ser de las dos partes y si hace rato que ya ni te reconoces, que lo bueno es muy bueno pero lo malo es muy malo, es el momento de frenar y reflexionar.

Y si, te digo reflexionar, que no dejarle, porque sinceramente, eso ya te lo han dicho otros antes, probablemente te lo hayas dicho tú misma en un millón de ocasiones, pero siempre hay una pequeña parte que se aferra a él, porque al final cambiará, porque me hace sentir cosas tan maravillosas cuando estamos bien…

Por eso, te aconsejo que reflexiones, que te detengas y que te plantees si es así como quieres vivir el resto de tu vida o si quieres esto para ti mucho más tiempo. Claro que dar el paso asusta, claro que da miedo, y va a seguir ahí incluso después de tomar esa decisión. Pero en realidad eso no es lo peor, porque ese sufrimiento solo podrá ir a mejor y el que tienes ahora hace tiempo que va a peor.

Porque si saca lo peor de ti, si ya ni te reconoces, nunca podrá ser amor.

Aida Vallés Psicóloga general sanitaria especializada en Sexología y Terapia de pareja

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