No hay nada más típico que aprovechar el verano para sacarse el carnet de conducir. Vas a una autoescuela para que te hablen de esos cursos intensivos y ya te ves con la ‘L’ en un plis plas. Hay veces que todo va sobre ruedas -nunca mejor dicho-, pero otras se complica hasta convertirse en un verdadero dramita.

Hay que admitirlo, no todas tenemos las mismas habilidades para hacernos con el carnet a la primera y sólo pensar en el día del examen hace que nos tiemble hasta el dedo chico del pie. Entre los ahorrillos que te vas dejando, el miedo a conducir, la pereza que te acecha… Para qué negarlo, se te va haciendo bolilla y necesitas algo de ánimos para no acabar dándote por vencida.

Como a mí me costó la misma vida, aquí os dejo unos cuantos consejos para que esta experiencia no se convierta en un pequeño trauma.

  • Házte a la idea: es caro.

El tema del dinero es una de las razones que más nos agobia cuando vemos que no somos capaces de aprobar el examen, por eso es importante planificar bien y sacrificar parte de los ahorros una temporada. Ten en cuenta que el carnet de conducir es algo que te va a hacer falta, por lo que merece la pena contar con ese gasto.

Una vez que te lo saques te olvidarás de ese dinero… ¡Todo esfuerzo habrá merecido la pena!

  • ¡No te compares!

Siempre habrá alguien que, con toda su buena intención, te diga: ‘¡No te preocupes, yo conocí a alguien que se presentó al práctico quince veces!’. Ese comentario, lejos de animarte, te hace pensar en si serás tú la próxima que supere el récord; así que, ni caso a ese tipo de opiniones.

Da igual cuántas veces te presentes, eso es lo de menos. Lo importante es que tú te sientas bien y segura al volante. Además, en el examen pueden pasar mil cosas que no te esperas, por lo que en muchas ocasiones no depende sólo de ti que salga bien.

Al final, como la edad, el número no importa; lo que sí importa es que consigas sentirte cómoda, sin juzgarte y, si puedes, con algo de humor. ¡Lo acabarás consiguiendo!

  • Querida, el examinador no te odia.

Cuando te has presentado un par de veces empiezas a pensar que el examinador es una persona horrible y sin sentimientos. No voy a ser yo quien te lo niegue, a muchos te entran ganas de decirles eso de ‘chico, ¿has tomado All-bran?’. No sé si es un requisito ser sieso para poder ser examinador, pero lo cierto es que muchos de ellos son algo bruscos.

Sin embargo, la realidad es que no te conocen de nada, nadie va a ir con la intención de suspenderte. Son personas como tú y, si te sirve para estar más tranquila, puedes hacerles preguntas si alguna indicación no te ha quedado clara, lo más probable es que te intenten ayudar.

  • Tranquila, sólo tienes que hacer el papelón de tu vida.

Aquí hay un par de asuntos que, si te los tomas en serio, pueden ser grandes aliados a la hora de conseguir tu aprobado.

El primero de ellos es que, como te dirá algún profesor, tienes que exagerar todo lo que tenga que ver con mirar los espejos, comprobar que puedes pasar, las paradas en los stop… ¿Nunca has soñado con ser actriz? Pues este es tu momento.

Además, meterte en el papel te ayudará a controlar los nervios y esto nos lleva al segundo asunto: tienes que procurar estar lo más tranquila posible. No hay persona que no esté atacada de los nervios el día de su prueba.

Entre las técnicas que te ayudarán a estar más tranquila está el haber dado las prácticas suficientes, cuántas más des más acostumbrada estarás; descansar bien y dar un paseo antes de la prueba; ir despacio, evidentemente no por debajo de la mínima, pero sí a una velocidad relajada, ten en cuenta que el examen no se va a acabar antes por ir más deprisa.

Con respecto a esto último, piensa que si vas a una velocidad adecuada tendrás tiempo de anticiparte si te encuentras con cualquier obstáculo, peatón o imprevisto. Si vas a entrar en una rotonda, asegúrate de poder hacerlo sin peligro, con los intermitentes bien puestos, mirando bien los espejos… Detalles como estos demostrarán que puedes llevar el coche sin problemas. Si te sirve, puedes ponerte en el papel de una tía que va segurísima al volante ¡Lo acabarás siendo!

  • Y lo más importante: ¡No lo dejes!

Este es el fallo que cometemos muchísimas personas, posponer el examen o incluso las prácticas. Una vez aprobado el teórico tienes dos años para pasar el práctico, si no lo consigues tendrás que volver a pasar por el teórico, así que tómatelo en serio.

Sé constante, aunque te surjan otras historias más atractivas, dale prioridad a quitarte esta fase de encima. Merecerá la pena y, aunque suspendas, piensa que el hecho de haber pasado por uno o dos exámenes te da más herramientas para afrontar mejor la prueba. De todo se aprende y, te lo garantizo, acabarás con tu propia ‘L’ antes de lo que piensas. ¡Ánimo, puedes conseguirlo!

María Merino