No sé si soy adicta a las redes sociales en concreto, pero reconozco que he tenido una adicción al móvil. Por cierto, la adicción al teléfono móvil se llama nomofobia.

¿Sabías que es una adicción reconocida y que muchas personas sufren? Yo me quedé alucinada. De hecho, allá por 2011 en un estudio realizado en UK, el 53% de las personas encuestadas ya sufrían ansiedad severa u otros síntomas si no tenían su móvil cerca. Después de la pandemia, de tanto tiempo en casa y tanto tiempo con el móvil en la mano no quiero ni imaginar cómo esta al panorama ahora mismo.

Yo nunca había tenido un problema con mi móvil ni con el uso que hago de él. Nunca me había parado a analizar mi conducta ni como me hacía sentir. Y es cierto, pasaba muchas horas mirando la pantalla de mi móvil y tragándome el contenido que los algoritmos quieren que consuma.

Me atrevería a decir que el 90% del tiempo que pasaba mirando el móvil era consumiendo contenido de redes sociales. Aun así, tengo la sensación de que no soy adicta a las redes sociales. Creo que soy adicta al teléfono móvil, aunque quiero que me des tu opinión.

Yo nunca me había parado a pensar en el tipo de uso que le doy a mi teléfono móvil. Nunca me había parado a pensar que soy adicta a las redes sociales ni a mi teléfono. Pero un día mi pareja se sinceró conmigo y me dijo “Me molesta un poco que cuando estamos juntos, cada 4 minutos cojas el móvil para simplemente mirar la pantalla”. Empezamos a hablar del tema y la conversación terminó con un “Yo creo que tienes una adicción importante a las redes sociales”.

Me quedé un poco traspuesta porque nunca me había planteado que mi uso del móvil fuera excesivo. Pero entonces hablé del tema por separado con varias amistades y todas le dieron la razón a mi pareja. Ya puedes imaginarte la situación, me quedé alucinada.

Empecé a hacer un poco de investigación. Empecé a poner consciencia y analizar cómo me sentía con el uso del móvil y de redes sociales. Y me di cuenta de que era totalmente incapaz de no coger el móvil durante una hora. Aunque fuera, necesitaba cogerlo en la mano, desbloquearlo, mirar la pantalla y volverlo a dejar ¡Es una locura! ¿Sabes lo que es LITERALMENTE tener que coger el móvil en la mano para no sentir ansiedad?

Empecé a leer artículos y me puse en contacto con una psicóloga. Le dije que creía que era adicta a las redes sociales o al móvil y empezamos a hablar del tema.

Ella me aseguró que más de la mitad de la población tiene una relación de dependencia con su teléfono móvil y señaló los siguientes síntomas:

1) Te aseguras varias veces antes de salir de casa de que has cogido el móvil

2) Si te das cuenta después de que no lo tienes cerca, haces todo lo posible por volver para cogerlo

3) Llevas el dispositivo siempre cerca

4) Lo consultas compulsivamente

5) Al despertar lo consultas y te duermes con él en la mano

6) Te lo llevas a todas partes, hasta al baño

7) Lo usas en reuniones sociales aunque no sea necesario

8) Sufres permanentemente el síndrome de la vibración fantasma

9) Aplazas tareas importantes porque estás consumiendo contenido en el móvil

10) Comes con el teléfono

Cuando pusimos sobre la mesa los principales síntomas de una adicción el móvil flipé un poco, porque cada una de esas cosas era parte de mi rutina diaria. Si tú también te sientes identificado, toma consciencia sobre el uso que le estás dando a tu dispositivo y plantéate cosas.

Yo me planté, literalmente. Me planté y me propuse dejar de ser dependiente de un puto trozo de plástico con cables. ¿Cómo pude llegar a depender de un maldito móvil?

Me puse las siguientes normas para desengancharme del móvil:

• Apagar el terminal por la noche y dejarlo en otra habitación: Nada de dormirse con el móvil en la mano. Cuando ceno, dejo el móvil cargando en la cocina, yo me voy a la cama y al día siguiente lo vuelvo a coger cuando desayuno.

• Eliminar aplicaciones innecesarias: Me replanteé el consumo que hacía de redes sociales y cambié el tipo de contenido que consumía en estas plataformas. Pero además, hice una limpieza que alucinas de apps. Me quedé únicamente con las apps que realmente me ofrecían cosas que uso a diario, de esa manera reduje mucho consumo innecesario de apps.

• Pequeñas salidas sin teléfono: Esto es como cuando empiezas a salir sin tu pareja de la que has sido dependiente. Es raro, pero cuando consigues sentirme cómoda es la leche. Es liberador, es fresco, es sano, es rejuvenecedor. Busca un momento para ti y dedícatelo sólo a ti. Nadie necesita saber dónde estás, que haces o con quien. Deja tu móvil en casa y absorbe todo lo que esa experiencia tiene que ofrecerte.

• Disminuir progresivamente el tiempo de uso y limitar horarios: Al principio es todo un mundo, porque por costumbre y ansiedad, el cuerpo te pide aunque sea desbloquear el móvil. Tuve que ser muy fuerte. Yo trabajo de 9 a 14h y de 15h a 17h y lo que hice, fue dejar mi móvil en el bolso durante toda mi jornada laboral. Sólo lo tenía conmigo de 14h a 15h. La aplicación de whatsapp web me vino de perlas, porque puedo hablar con mi familia, pareja o amistades en caso de ser necesario, pero elimino el móvil de la ecuación. Para llegar a alcanzar un uso lógico del móvil tuve que ir poco a poco, ponerme pequeñas metas y no mirar atrás.

No te voy a decir que mi vida cambió por completo, pero me sentí más cómoda con el uso que le daba a mi móvil. Sobre todo porque empecé a disfrutar de otro tipo de actividades que hacía tiempo que no disfrutaba. Dibujar siempre ha sido una de mis principales pasiones y llevaba muchos meses sin «encontrar el momento» de dejar el móvil a un lado y disfrutar de un trozo de papel.

Lo que está claro es que cada persona hace un uso diferente de su teléfono móvil. Hay personas que por trabajo están pegadas a su pantalla muchas horas al día y otras que por sus aficiones le dan un uso muy exhaustivo. La clave es no ser dependiente. Que el uso que le das a tu móvil sea una elección y no sea una necesidad vacía de utilidad. ¿No crees?

¿Tú conoces a alguien que sea dependiente de su teléfono móvil?

M.Arbinaga