Creo que no soy la única que tiende a pensar que la gente guapa no tiene complejos ni inseguridades. Sé que es un error enorme, que la autoestima y la seguridad en uno mismo dependen de muchísimos factores, y que estos son tan volubles como subjetivos. Sin embargo, aun sabiéndolo, no puedo evitar hacer suposiciones. Como cuando conocí a este chico. Tan guapo y normativo, tan atractivo y dentro de los cánones… No me entraba en la cabeza que alguien como él pudiera sufrir a causa de alguna parte de su anatomía. ¿Cómo explicar esa obsesión por tener relaciones solo a oscuras? Era mi cuerpo el que no le gustaba. Tenía que ser eso. Porque, después de acostarnos una, dos, tres, veinte y treinta veces, nuestra rutina sexual seguía siendo la misma.

Su complejo: Era muy blanquito y tenía la picha negra
Foto de Loc Dang en Pexels

Manitas y castos arrumacos hasta que nos encontrábamos en un entorno íntimo y, sobre todo, oscuro. En cuanto pasábamos al dormitorio, luces apagadas, ropa fuera y rienda suelta a la pasión. Y un día me obligué a preguntarle si pasaba algo conmigo. En plan que le gustaba mi personalidad, pero mi cuerpo no le ponía nada y necesitaba mantenerlo en la penumbra para poder excitarse, o algo así. Puede que me viniera un poco abajo cuando por fin reuní el valor para sacar el tema. Con lo que conseguí que él se sintiera horriblemente mal y me acabara diciendo que no había ningún problema con mi cuerpo. Que era el suyo el que no estaba bien. No quiso darme más detalles y yo no le presioné. Preferí ayudarle de forma sutil e intentar que entendiera que era maravilloso por dentro y por fuera, que no había nada malo en él.

Aunque mi campaña en pro de su autoestima no debió de ser tan discreta como pretendía, porque un día me pidió que parara de intentarlo. Más o menos con esas palabras o con ‘por favor, déjalo ya’ o algo similar. Pero nuestra intimidad se volvió rara, como forzada. Por lo que, un buen día, el chico decidió contarme de qué iba la cosa.

Su complejo: era muy blanquito y tenía la picha negra.

Y eso era todo, amigas.

Pero lo suficiente para que no quisiera mostrarla. Suficiente para que se pasara la vida escondiéndose. Estaba terriblemente acomplejado por algo que, la verdad, no es para tanto. Claro que, supongo que así son la mayoría de los complejos. Insignificantes para los demás, un mundo para el que los sufre.

Su complejo: Era muy blanquito y tenía la picha negra
Foto de Daniel Reche en Pexels

Reconozco que, en este caso, resultaba llamativo. El color de la piel de su pene es como cien tonos más oscuro que el del resto. Y, aun así, aun teniendo en cuenta que nunca había visto ninguna picha de un color diferente al resto de su dueño, no pasó nada. No sentí ningún tipo de reacción cuando lo vi. Ni creo que lo hubiera hecho de haberlo visto la primera vez que nos acostamos.

 

Francamente, no creo que a nadie le suponga un inconveniente de ningún tipo.

No sé si llegó a creerme en algún momento de todos los meses que estuvimos juntos. De corazón espero que no volviera a pasar por lo mismo con las chicas que vinieron después de mí.

 

Anónimo

 

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