No puede ser que nos sintamos culpables y fracasadas tan a menudo. No sé qué estamos haciendo mal o con qué puta herencia nos ha tocado cargar.

Si sólo me pasase a mi supongo que no le daría importancia, pero a menudo, cuando vuelvo a casa después de pasar tiempo con mis amigas, con mi hermana o incluso con aquel colega al que hace tiempo no veía, vuelvo pensando que no es normal. Ni justo.

Que buenas personas, preparadas, capacitadas y de las que son guapas también por dentro sientan el puto peso de la culpa o el fracaso a menudo.

Culpables por llegar extenuadas al fin de semana después de una semana de mierda en un trabajo mal pagado y no tener ganas de salir, culpables de llegar tan puteadas al viernes que sólo quieren reírse, beber, bailar y salir.
Culpables por no estudiar lo suficiente o por seguir estudiando cumplidos los cuarenta. Culpables por dejar curros con jefes miserables o por aguantar en curros con jefes miserables.
Culpables por follar poco. Por follar mucho. Por no correrse o por ser multiorgásmica.
Culpables por no querer tener hijos o por tenerlos con la que está cayendo. Por tener sólo uno y no darle un hermanito o por tener tres y dejarlos en la guardería (o como se llame ahora) para poder conciliar.
Culpables por no estar al día del vocabulario moderno o políticamente correcto. Por no saber lo que pasa en el mundo. Por no tener tiempo para leer, o por leer demasiado.
Culpables por no haberse casado, por haberse casado muy tarde, demasiado pronto o por haberse divorciado.
Por querer volver a estudiar después de haber formado una familia. Por quedar con amigas para tomar una caña y olvidarse del mundo, por no encontrar casi nunca un hueco para quedar con amigas y olvidarse del mundo.
Culpables por querer ir al gimnasio y vernos guapas, culpables por no gustarnos el deporte y ser unas dejadas. Por maquillarnos hasta para bajar la basura, por no maquillarnos e ir con las ojeras y las bolsas al aire.
Culpables por no reciclar, o por tener una casa lo suficientemente apañada y bonita como para tener un cubo para cada desperdicio.
Culpables por usar tacones o por ir todo el día en playeros. Por ponernos mechas, por dejarnos canas. Por depilarnos del todo o dejarnos pelos. Por siempre en pantalones, por llevar faldas muy cortas. Por vestir como una monja o por llevar demasiado escote.

Por todo.

Y no sé vosotras pero yo estoy cansada. De sentirme culpable, de sentir que nunca es suficiente, que siempre podría haber hecho un poco más.
Verán el día que cojamos aire y digamos hasta aquí. A tomar por el culo todo. Total ¿qué coño?

Vetusta Bloguera