Siempre he pensado que absolutamente cada persona que vive en este, nuestro planeta, tiene un talento para algo. Dicho más sencillamente: todos valemos para algo, cada uno de nosotros hace algo mejor que otra persona sin esforzarse demasiado. Lo malo es que hoy en día no todos podemos vivir de lo que nos gusta o hacer lo que de verdad deseamos. Sirva yo misma de ejemplo: yo soy estudiante y escribo artículos pero para lo que realmente valgo es para poner excusas.

Soy capaz de encontrar una excusa para cualquier cosa que os imaginéis. Soy tan buena poniendo excusas que he logrado alcanzar el expert level, que es cuando te las pones a ti misma. Tengo una creatividad inagotable para pensar respuestas a la pregunta: ¿por qué no quiero hacer esto? Tan inagotable que tengo casi treinta años y sigo innovando. Que levanten el pubis todas aquellas que hayan conseguido mantenerse a la última durante casi tres décadas: Madonna, Angelina Jolie, yo, y pocas personas más.

angelina

Me sé la mejor excusa para no hacer mi cama a diario (total, si la voy a deshacer en unas horas), para no fregar los platos y la cocina justo al terminar de comer (bueno, me podré echar una siesta antes, que los platos no se van a mover de ahí), para no consultar mis e-mails (ya mañana por la mañana me siento, le dedico un rato y los contesto todos), hasta para no salir a comprarme ropitas (mejor me espero a las rebajas). Aunque en el campo en el que más sobresalgo es en el del deporte.

Teóricamente, todos los días de mi vida debería mover un poco el culito, para ir bajándolo poco a poco. Ese es el hábito que quiero logar implantar en mi vida: un poquito de deporte al día, sin obligaciones: salir a caminar, un vídeo de youtube de una señora diciéndote que levantes la pata y hagas abdominales, un ratito de gimnasio, ir a nadar… lo que me vaya apeteciendo, para ir cogiéndole el gusto.

Pues nada, amigas. Que no hay manera de que yo consiga aumentar mis pulsaciones dos días seguidos. El primero siempre lo cojo con ganas. Para el segundo siempre tengo una excusa. Y es que yo no sé por qué me meto en estos berenjenales… con lo a gusto que se está en el sofá. Si por un día que no salga no va a pasar nada, que le viene bien al cuerpo descansar. Y yo hoy tengo que terminar una cosa y además ponen en la tele el programa que me gusta. Ya mañana si eso, en vez de hacer media hora, hago cuarenta minutos, y suplo un poco lo de hoy, que hoy, de verdad, no puedo, que estoy muy cansada.

pato cansado

Dadme una buena razón para salir ahí afuera y empezar a quemar calorías y os daré una excusa. Ya os dije que las tengo incluso para mí misma. Como sepa yo que está la cosa de no querer levantarme ya me pueden decir que si no empiezo a correr ahora mismo Dios empezará a matar gatitos. Cuando no me apetece ni siquiera tengo corazón. No hay compasión. Sólo hay pereza.

¿Cómo lo harán todos esos señores que salen a correr a las siete de la mañana? ¿Y las señoras que salen a dar paseos con las vecinas, de dónde sacan las ganas? ¿Y qué me decís de los adolescentes, que ahora están empezando a llenar los gimnasios? ¡Pero iros a jugar a la Play Station y a hacer botellón al parque, hombre, que es lo que tenéis que hacer a vuestra edad!

¿Por qué todo el mundo tiene ganas de mover el cuerpo menos yo? ¿Por qué yo preferiría estar muerta antes que salir a caminar cuarenta y cinco minutos? ¿Qué misteriosas cuerdas me mantienen atada al sofá de mi casa? Ojalá volviera la mili y pudiera yo apuntarme a ella, porque de verdad, llegados a este punto, creo que solo un sargento con un arma cargada en la mano sería capaz de obligarme a hacer más de tres abdominales seguidos.

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