Tinder en el balcón I

Tinder en el balcón II

Tinder en el balcón III

Tinder en el balcón IV

 

Han pasado muchos meses desde mayo. Y muchas cosas.

La cuarentena se nos hizo larga y cuando nos abrieron las puertas salimos como toros de miura. Madrid se llenó de gente en las calles. Todos nos volvimos runners. Se cortaron avenidas y se dejó paso a los peatones. Bajaron los niveles de contaminación, brotaron flores en el asfalto e incluso los animales se asomaban a ver que nos estaba pasando mientras todos los humanos del mundo nos preguntábamos ¿quién nos había robado el mes de abril? Y desde esto tan solo han pasado 4 meses.

El 2 de mayo casi toda España salía a las calles y yo solo quería quedarme debajo de mis sábanas muerta de vergüenza por lo que había hecho la noche anterior. Fran lo sabía y yo no se lo había negado. Tardé mucho en salir de mi gruta. ¿Qué más daba? Otro día más de mierda, encerrada en este maldito piso y aún encima avergonzada de masturbarme en la penumbra pensando en mi vecino de balcón del que me había pillado hacía solo 2 meses escasos. NETFLIX se estaba perdiendo un filón, claramente.

A las 4 de la tarde, nuestra hora del café, me llegó un whatsapp.

«No piensas asomarte en todo el día verdad?»

No me atreví a contestarle porque no sabía ni que decirle. Opciones:

  1. “Ay perdona, me quedé dormida” EEEEh es obvio que no querida. No es imbécil.
  2. “Jajaja perdona es que estuve liada”. Repito: no es imbécil.
  3. “Disculpa, iba a escribirte justo ahora. ¿Qué tal la mañana?”. Claro que sí, finjamos normalidad chocho.

Así que me volví a tapar con las sábanas y me puse a ver una serie de adolescentes guapos con un montón de problemas de adolescentes con dinero. Lo normal, vamos.

Sin embargo Vega, que tiene un olfato que ni un perro de caza, decidió asomar la naricilla:

-¿Estás mala? Ya te dije que el kebab casero ese que nos hizo Ana iba a sentarte fatal…

-Na, es que no me apetece mucho salir “al mundo”.

-¿Mal día? Venga… ¿quieres que juguemos a algo? ¿Nos hacemos un remember de algún concurso rollo OT? Nos echamos unas risas seguro.

-Vega… la verdad es que no quiero ni levantar la persiana ni salir al salón.

-Uh. ¿Problemas con Fran? ¿Te ha mandado fotos guarras? ¡Te ha grabado sin tu permiso! Será cabrón… A mi ese rollito de balcón ya te dije que no me estaba gustando nada joder… que así empiezan los locos de las pelis…

-RELAX. No es eso. Es por algo que hice ayer.

-Le has dicho que te gusta y se ha cagao vivo. ¿A que si?

-Tú eres psicóloga frustada eh?

-O sea, eso es que sí. A ver, no pasa nada. En unos días podemos salir, podremos volver a ver a colegas, gente… Es mala época para Tinder pero bueno, hay Satisfayer…

-Vega, para. Que no. No le he dicho que me gusta. No es eso joder.

-Pero te gusta… ¿no?

Y ahí supe que la única respuesta posible era SÍ. Me había pillado de mi vecino al que solo había visto a 500 m, en el balcón de en frente. Y no tenía ni puñetera idea de si a él le había pasado lo mismo, si se había escandalizado o qué. Me río yo del cacao mental que tenía con 15 años. Pfff.

Tras contarle a Vega todo lo que había pasado y dejarle que viera nuestros whatsapp (hasta que le dejé no paró de insistirme) me armé de valor  y decidí ser franca y escribirle. Mejor ahora que cuando nos dejaran salir. A las malas nos tiramos 10 días más dentro de casa y así se nos va pasando a los dos la tontería.

«La verdad es que no he tenido valor hasta ahora para escribirte. Siento si lo de anoche te pareció mal pero la verdad es que me gustas mucho y me pones bastante»

Así soy yo. Sin filtros. De cagarla la cagamos con todo el equipo. Fran tardó 10 minutos en contestarme. Y sé que fueron 10 minutos de reloj porque me fijé en su check azul. Los minutos más eternos de mi vida.

A medida que Fran me iba diciendo estas cosas yo me iba relajando y mi sonrisa cada vez se iba ampliando. Todo estaba bien. Me hacía sentir muy cómoda cuando hablábamos.

Los días fueron pasando. Nos seguimos contando cosas, aumentaron nuestras llamadas y nuestros whatsapp. Nada importante. No mensajes calentorros. Sí que es cierto que hubo conversaciones con doble sentido y muy divertidas… pero nada más. Todo muy “Amo a Laura”.

Mañana iba a ser el día: por fin podríamos salir en Madrid. Yo no he hecho deporte en mi vida Hulio pero como todos: necesitaba salir. Pero mi salida no era sólo para andar. Era para ver a Fran en carne y hueso. Aguantándome las ganas de morderle el cuello pero pudiendo verlo a una distancia inferior a 500 m.

Y llegó el día. Madrid salió a la calle, con su caos, sus miles de personas y con la gente muy motivada en hacer en un día el deporte que jamás había hecho en su vida.

A las 16.00 estaba delante de mi portal, con mi chándal de la resaca pero maquillada (había que intentar dar vida a esta cara de Casper), peinada y perfumada con 100 litros de colonia, de esa que guardas para grandes ocasiones. Distancia sí, pero me iba a oler a kilómetros.

Y bajo el. Con un pantalón corto de deporte rojo y una camiseta negra de manga corta. No sé si era su mejor chándal, como me había dicho, pero yo lo veía cañon. Y sí, el también se había bañado en colonia. Colonia que perfectamente podría ser “eau de feromona” porque madre mía…

Ambos nos sonreímos mientras nos acercábamos. Estábamos muertos de vergüenza. Así que decidí romper el hielo:

– Es un poco absurdo que después de dos meses hablando casi todos los días de mil cosas, ahora nos dé vergüenza vernos.

-Un poco sí. Eres más alta de lo que me parecías desde la ventana.

-Y tu hueles increíblemente más rico que lo que habría imaginado.-Hormonas, no me la lieis.

-Jajaja Tú también. Y tu chándal no es “cotroso” como me decías. Estás “arreglá pero informal”.

-Pues venga… al lío. Yo ya te digo que correr no corro salvo que haya fuego. Si quieres ir a trote cochinero y yo voy como Mariano Rajoy… igual podemos hacerlo juntos.

-Hacer el qué, dices? .- Me sonrió con malicia.

-Hacer podemos hacer muchas cosas querido. Créeme. Lo he imaginado. Pero ahora hablaba de correr. Deporte.

Cariño, si quieres jugar: jugamos. Tengo las hormonas preparadas para la ofensiva.

-Jajajajaja interesante el dato. De momento vamos a hacer lo que propones. Ya veremos qué se me ocurre a mí luego. Te parece?

En mi cabeza estaban poniendo una reposición del kamasutra con Fran. Detalladito. ¿Os he dicho que mientras Fran iba trotando, algo iba trotando con él en ese pantalón? ¿No? Pues ya os imagináis a donde me iban los ojos. 2 meses de cuarentena y unos cuantos previos sin acostarme con nadie. No me juzguéis.

La hora de deporte se me pasó volando. Al final acabamos los dos caminando por Madrid. Contándonos nuestras cosas, como siempre. Como si nos conociéramos de toda la vida. Ojalá poder abrazarle.

Al llegar al portal nos despedimos moviendo la manita, como los niños, mientras nos decíamos que luego hablábamos por whatsapp.

Y foto de espaldas en el espejo, sin camiseta, sudado. 061? NECESITO OXÍGENO. Me moría por lamer cada cm de esa espalda, os lo juro.

De repente en mi pantalla salía: VIDEO LLAMADA ENTRANTE DE FRAN.

¿Perdona? ¿Estaría en pelotas? Mi cabeza y mi coño se debatían entre lo feo que sería ver directamente una minga y las ganas que en el fondo tenía de ver la polla de Fran. Soy una mujer de contradicciones y también algo ridícula porque de repente me puse nerviosa. Así que, supongo que por el daño que han hecho las pelis yankees, me quité el top a todo correr, me revolví el pelo creyéndome mazo sexy y me envolví en una toalla que dejaba casi a la vista mis tetas. Absurda? Ahora que lo pienso, pues si.

(No, no hubo pichurra al descolgar)

– A ver… ¿estamos jugando duro? No quiero hacer nada y que se malinterprete..- dijo Fran.

– Cariño, ya se ha malinterpretado desde el minuto uno. Si me sigues mandando fotitos y enseñando cacho… pues chico, me dejo ir…

-Pues si tú quieres… nos dejamos ir.

Y sí. Hubo imagen explícita. Y sí me encantó lo que ví y, por la reacción a algunas cosas… a él también le encantaba lo que estaba viendo.

Mi primera vez follando por videollamada. ¡Ni tan mal! Aunque realmente me moría de ganas de que nos empotráramos.