Tinder en el balcón 1

Tinder en el balcón 2

Tinder en el balcón 3

He tenido una charla con Ana y Vega. Bueno, no una charla…un interrogatorio. Al principio me sentí como si tuviera 8 años y hubiera roto el jarrón feo de encima de la tele pero reconozco que ha sido positivo. No me ha servido para un carallo, porque sigo sin saber si me gusta Fran o no. No se si es posible “ENAMORARSE” (sí, con mayúsculas) de alguien a quien no conoces nada más que de balcón a balcón y de mensajes de Whatsapp. Pero bueno, ante tal argumento Ana me ha dicho que así nacieron muchas relaciones amorosas en la época de los 2000 con los chats de Terra. Que bueno… tampoco es que me de mucha confianza recordar esos amores que luego se conocían en el Diario de Patricia y uno de ellos salía cantándole una supuesta canción de amor, en un tono similar al de un gatete atropellado. En fin…

Así que siguiendo el consejo de ambas y en base a mi mantra de: TODO PASA POR ALGO… me he mudado de habitación. (Si ahora pudierais verme utilizaría el emoji de la chica tapándose la cara). ¿He hecho bien? No lo sé. Pero como me dijo ayer Vega:

“A ver, a ti Fran te alegra el confinamiento, ¿no? Pues ya está. Ahora mismo no estamos para más dramas. Disfruta, que como dicen en la peli de “La llamada”: LO HACEMOS Y YA VEMOS

Y aquí estoy, sentada en mi nueva cama (en la que espero que Ana no haya hecho NADA que pueda verse con luz ultravioleta), comiendo Lays Campesinas a las 4.30 de la mañana, mientras miro hacia la ventana de enfrente. Me siento una mezcla entre Bridget Jones y el prota loco de las pelis de Antena 3 de después de comer, que espía a su vecina con un catalejo.

El día post striptease fue… raro. Todas las mañanas nos damos los buenos días por Whatsapp pero ¿qué hacía? “EY BUENOS DÍAS, AYER ME GUSTARON MUCHO LAS VISTAS. QUIERO MÁS”. No sé, jamás me han hecho un striptease de balcón a balcón. Opté por fingir “normalidad” (JA)

¿Estamos hablando de mi charla online, verdad? Porque como diría la Vecina Rubia… me estoy montando una película en mi cabeza y está quedando preciosa…

Los whatsapps no mienten… ambos estábamos más secos de lo normal. A ver que me habían hecho un striptease de chiquipark, no ha sido Magic Mike ni me había enseñado el rabo. ¿Sabéis como es la historia del elefante rosa? Eso de que en una habitación hay un elefante rosa y todos lo ven pero pretenden que al no hablar de ello, el elefante rosa no se vea. Pues eso. El striptease balconero era el elefante.

Y AHÍ ESTABA. EL ELEFANTE ROSA. VISIBLE.

No sabía muy bien como se supone que debía actuar. Ni que decir. Pero una cosa si que creo tener clara…algo hay. No le vamos a llamar amor que esto no es una novela de Federico Moccia pero algo…HAY.

Sin embargo me sentía un poco cortada con Fran. Creo que el pobre se moría de vergüenza a posteriori. A todos nos ha pasado, creer que somos super guays y super valientes y luego dices : pero ¿en qué leches pensaba? Para compensar “mi malestar” con Fran y quitarle hierro al asunto me lié la manta a la cabeza y entré en Amazon buscando algo muy concreto. Como no tenía claro cual era su portal y quería que fuera una sorpresa me lo envié a mi misma. Cuando llegó, lo envolví en el papel de regalo más feo que encontré (soy fan de los papeles de regalo horribles, lo siento) y le escribí una nota:

“Compartir las noches de insomnio es de GUAPAS. Además, me encanta sentirme como si fuera prota de stranger things. CAMBIO Y CORTO”

Sí, había comprado dos walkie talkies y me había quedado uno. Así que le dije que bajase al portal que había un paquete para el.

Le encanto. Releí ese mensaje 40 veces. LE EN-CAN-TO. Eso no es gustar, pero oye… que soy un amor ya lo sabía porque me lo dice mi madre siempre…pero a el, le encanto.

Y decidí hablarle por los walkie:

-CONFIRMAMOS QUE EL PAJARO ESTÁ EN EL NIDO? CAMBIO.

-El pájaro no se si está en el nido. Pero esto me encanta. Me siento un crío de 16 años. CAMBIO.

-Existe una norma con los walkies. CAMBIO.

-¿Qué norma? CAMBIO

-Sólo los usaremos cuando uno de los dos tenga insomnio. Vale? CAMBIO.

-Hecho. CAMBIO Y CORTO.

-Eres un borde. CAMBIO Y, CORTO.

-No se si me estas llamando corto aprovechando la coyuntura…pero si son solo para insomnio, voy a cumplirlo. Ahora si, CAMBIO Y CORTO.

Esa noche no hubo insomnio. O al menos no hubo comunicación por su parte. Yo me desvelé a las 5 de la mañana pero me pareció super cruel hablarle. Igual le mataba de un infarto. Pobre.

A la mañana siguiente, mis ojeras, mi café y yo decidimos tantear a Ana en cuanto al posible cambio de habitación. A la conversación se unió Vega y… bueno, el desenlace ya lo sabéis. Así que me pasé todo el día adecentando mi nueva habitación y cambiando todos mis trastos y sacando los de Ana.

“Si te manda fotopene comparte. Un pene dice mucho de una persona” Esa es mi compañera Ana. Igual no es la más fina ni más empática del planeta…pero te hace reír las 24h del día.

Y allí estabamos a las 9 y media. Haciéndonos señales ¿morse? Con la luz y una cerveza.

Esa noche en mi nueva habitación no cerré la persiana. Pero sin maldad ni dobles intenciones. Simplemente me reconfortaba pensar que en mi noche de insomnio podría levantarme y pensar: ey, ahí hay alguien que tampoco duerme y que, quizá, piensa en mí. Sí, mucho daño ha hecho Disney y muy altas tengo las expectativas.

Esa noche me desperté a las 3.30 meandome viva y a la vuelta de mi ruta del pis ví el walkie encima de la mesilla de noche. Le dí al botón:

-Aquí la murcielago. CAMBIO

Tras unos segundos que se me hicieron eternos…

-Aquí la lechuza. Estaba despierto pero me daba apuro hablarte. CAMBIO

Si ya tenía poco sueño, después de escucharle… ahora si que ya no dormía. Una es así, de ilusión fácil.

-Y qué hacías? CAMBIO

-Comer techo y pelearme con la almohada. Y tú? CAMBIO

-Pues realmente me estaba meando viva… y no conseguía encontrar la postura en cama. CAMBIO.

-Postura en cama? Te estabas tocando? CAMBIO

-Eres imbécil. Ya te gustaría. CAMBIO

-Sí. CAMBIO.

-Sí que?

-Te falta el “CAMBIO”. CAMBIO.

-Que sí ¿qué? CAMBIOOOO

-Que el confinamiento me pasa factura Alba. CAMBIO.

-A todos. CAMBIO

-Jugamos a contarnos cosas? CAMBIO.

-Cosas? Random? CAMBIO

-Cosas que nadie más sepa, boba. CAMBIO.

-Ah vale. Empiezas tú. CAMBIO.

-Venga…. Confieso que desde que me pillasteis cambiándome, me paseo sin camiseta. CAMBIO.

-¡LO SABÍA! No hace tanto calor!!! Te autoencantas bebé…CAMBIO

-Te toca. CAMBIO.

-Pues yo confieso que conseguías lo que querías. Que nos pegaramos a la ventana a ver si pillabamos algo… jajajajaja CAMBIO.

-También lo sabía. Yo a mi público le doy lo que le gusta jajajaja CAMBIO

-Eres imbécil. Oye, son las 4… intentaremos dormir, no? CAMBIO

-Puf, lo veo complicado en mi caso. Estoy totalmente desvelado. Pero si tienes sueño inténtalo, mañana serás persona y yo un zombie. CAMBIO

-Ok. Pues no cotillees mucho por la ventana. Hasta mañana. CAMBIO

-Hasta mañana, murciélaga. CAMBIO Y CORTO.

Y al levantarme para colocar el walkie lo ví allí de pie, mirando hacia mi ventana. Y me puso muchísimo pensar que estaba ahí mirándome, pensando en mí. En calzoncillos. Me imaginé como olería, como sería revolverle el pelo, notar como respiraría cerca de mí… y me puse mala. MUY MALA. Y cuando lo que piensa es la pepitilla y no la cabeza, pasan cosas.

Eché las cortinas, todo estaba en penumbra. Cogí la silla del dormitorio y la puse en el centro, orientada a la ventana. Con la luz de la calle era IMPOSIBLE que me viera. El seguía de pie, mirando hacia mi ventana. Me senté en la silla y empecé a tocarme pensando en cómo me gustaría que me tocase Fran. Como le diría que me besase el cuello, que me diera la mano mientras me comía, como si me diera miedo a que se acabase lo bueno, como le diría que me mordiera despacio los pezones.

“Joder Alba, no hagamos esto. No te veo pero te intuyo. Y me estoy poniendo malo” Se escuchó por el walkie.

Y no pude parar. No me importó en absoluto. En ese momento no pensaba con la cabeza. Cuando acabé y abrí los ojos, él había apagado la luz.

Ahora mismo me muero de la ¿Vergüenza? A ver que no me avergüenzo. Es decir, estaba caliente, Fran me pone y me apeteció hacerlo así. El mismo dijo que no veía nada pero… ¿cómo hablo yo ahora con el otra vez?