Tinder Sorpresa: Me pidió ir sin bragas a la primera cita

 

Ay, el Tinder de las narices. Esa aplicación que tanto me da la vida como me la quita.

Hace que me ilusione, me desespere, me enamore y me desenamore. Todo en uno y, muchas veces, en el mismo día.

Aunque, con el chico del que os voy a hablar, las cosas se cocieron más despacio. No mucho, pasamos unos cuantos días en cada una de las fases del roneo tinderiano. Mensajitos, wasaps, intercambio de fotos, un poquito de conozcámonos mejor, su chisquitín de sexting y, ya por último, el ‘venga, veámonos en persona y saciemos estas ganas acumuladas’.

Él era el típico guarrete sin filtro que no se cortaba un pelo en ir de frente. Y a mí me iba su rollo. Por lo que me sorprendió mucho que propusiera quedar para cenar y que incluso se encargara de elegir y reservar restaurante y todo. Yo pensaba que querría venir a mi casa, a la suya o a un hotel, no que le apetecería hacer cualquier cosa que dilatara el momento de irnos a la cama.

Tinder Sorpresa: Me pidió ir sin bragas a la primera cita

Pero bueno, que tampoco es que no me gustase la idea de tener una cita normal y corriente. Así que le seguí el rollo, encantada de la vida. Hasta que se le ocurrió pedirme que fuera sin bragas. En plan: ‘Ve sin bragas, por favor, que me pone burrísimo’.  

Soy consciente de que no me estaba pidiendo nada excesivamente loco… Pero yo siempre he sido fiel a la máxima ‘Hagas lo que hagas, ponte bragas’. Y solo me la salto en los momentos en los que llevarlas es incompatible con la actividad que me propongo llevar a cabo.

Total, que como se puso bastante insistente y parecía que el éxito de la cita dependía de que yo llevara el chumino libre de ataduras, le mentí. Le dije que vale, que no se preocupara que yo iba sin bragas. Me puse un vestido muy mono que me queda muy guay y no marca cacha, por si le daba por fijarse, que no me pillara. Me prometí a mí misma que, si la cita iba bien, buscaría el momento de quitármelas sin que se diera cuenta para no defraudarlo y tal.

 

Tinder Sorpresa: Me pidió ir sin bragas a la primera cita

 

Y bueno, cenamos, tonteamos, tomamos una copa, nos pusimos a tono y nos marchamos rumbo a su piso. Yo no debí beber alcohol, si es que la culpa siempre es del alcohol. Porque, entre que él no hizo ninguna mención a la ausencia de bragas, y que yo lo estaba pasando bien y empezando a estar un poquillo tocada… se me olvidó por completo ir a quitármelas. Entré en su casa, me tiré a sus brazos y él me pegó a la pared, me comió la boca, el cuello, me agarró una teta, deslizó una mano por debajo de mi vestido y… supongo que, donde esperaba encontrar carne o pelito, encontró algodón.

Porque con la historia esta de que me las iba a quitar, ni siquiera eran unas de mis dos bragas sexis de pillar. Eran las altas de algodón con florecitas. Lo cual tampoco es que importara, al final, pues el hombre se rebotó de tal forma que no llegó ni a querer verlas.

Tinder Sorpresa: Me pidió ir sin bragas a la primera cita

Se separó de mi como si de pronto le quemara. Me dijo que le había engañado, que llevaba toda la noche calentándose en base a lo que habíamos acordado y que yo lo había jodido todo. Que era una falsa y una mentirosa de mierda y que no se creía que le hubiera hecho perder el tiempo de esa manera.

Luego abrió la puerta y ni adiós me dijo cuando, flipando en todos los colores del espectro visible, recogí el bolso que había dejado caer al suelo unos segundos antes y me piré por donde había venido. Compuesta, con bragas y sin ligue.

 

Anónimo

 

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