QUERÍA SER MI NOVIO Y ME ACABÓ TANGANDO 60€

 

Por todas las personas que utilizan Tinder es sabido que puedes encontrar cualquier cosa. Para la gente que no lo utilizáis os lo cuento yo: podéis encontrar gente que sólo quiere sexo, casados que buscan engañar a su pareja, parejas que quieren incluir a alguien más en su relación, y luego hay un sector llamémosle libre donde hay un poco de todo. He de comenzar diciendo que me jode enormemente la gente que dice una cosa y hace la contraria: incoherencias no, gracias.

Estaba yo bastante desmotivada ya cuando empecé a hablar con este hombre. Parecía un buen tipo: divorciado hace mucho, un hijo adolescente ya, la vida resuelta (cobraba una prestación por incapacidad, pero no tenía problemas para hacer una vida normal) y quería rehacer su vida por lo que buscaba una compañera de viaje, algo que descartaba espantadas. Así que, quedamos una noche para tomar algo. Todo fue muy bien, buena conversación, risas y acabamos en un mirador muy poco transitado con vistas preciosas de la ciudad. Al despedirnos me dijo que le había gustado mucho, que se lo había pasado genial y que no quería ser mi amigo, pero que no quería forzar nada para que no me sintiese presionada. De película. Por supuesto, acabó la noche en beso.

Pasaron los días y seguimos viéndonos. Él ya se autodenominaba mi novio y actuaba como tal. Me pareció algo precipitado, aunque, ya que los dos teníamos claro que íbamos en serio, lo asumí sin más. Todo iba muy bien hasta que lo ingresaron en el hospital por la dolencia que había hecho que le dieran la incapacidad. Nos llamábamos casi todos los días y la preocupación era importante, pero salió todo bien. Al salir del hospital, se fue a vivir con sus padres temporalmente, así que, no nos podíamos ver. Había pasado un mes y medio desde que nos conocimos. Un día tuvo que ir al médico y me dijo que si nos veíamos para comer y yo, claro, dije que sí.

Aquí me di cuenta de algo que no había querido ver: excepto el primer día, siempre se le olvidaba la cartera y aquel día en la comida es que dio por hecho que pagaba yo.

Al día siguiente, me dijo que lo habían ingresado de nuevo, así que, nada a esperar otra vez. En esos días en los que estaba en el hospital, me dijo que si podía hacer un bizum a un número porque él no tenía  y le pedían hacer el pago por ese medio. Como buena imbécil, hice el bizum. Al poco tiempo, le dieron el alta de nuevo y volvió a casa de sus padres y según pasaban los días me decía que ya iba a volver a su casa porque allí no estaba tranquilo y quería volver a su hogar. Yo lo animaba porque era la manera de poder volver a vernos y hacer vida de pareja. Llevábamos dos meses y medio juntos y no veía avances.

Pasaban los días y volvía a su casa: un día me decía que se había quedado dormido y no había podido coger el autobús (como si no hubiese más autobuses al día), otro día que había discutido con su hermano, otro día que se le había olvidado. Y yo ya estaba cansada de esperar y tenía la mosca detrás de la oreja porque además habíamos quedado un día y lo canceló por una estupidez. 

Ya estaba yo por aguantar poco, pero pensé en hablar con él la próxima vez que lo viera  y ya decidiría lo que hacer. Le había pedido que me devolviese el dinero y me dijo que si me parecía bien, nos veíamos el sábado, me invitaba a comer (menuda novedad) y me devolvía el dinero.

Bien, lo llamé el viernes por la noche para ver a qué hora nos veíamos el sábado y ni me cogió el teléfono. Le mando un Whatsapp para decirle que me dijese a qué hora nos veíamos y poder organizarme. Lo leyó y no contestó. Cuando me levanté el sábado vi que me había contestado para decirme que nos veíamos a las 20 horas. Aquí mi cabreo empezó a coger dimensiones importantes: –“Qué pasa que tú decides cuando nos vemos y yo tengo que asumirlo sin más. Pues una mierda”-pensé con todo mi cabreo.

Como además yo era taxista con él porque le daba miedo conducir, le escribí para que me dijese por qué zona íbamos  a ir para saber si llevaba el coche o no, y si lo llevaba, saber dónde dejarlo. Pues nada, esperando la respuesta me quedé y cuando insistí pasadas unas horas, me contestó con un “nos vemos a las 20”. Os podéis imaginar la mala leche que me recorría el cuerpo. Eran las 19:30 y no me había dicho nada sobre el sitio, en cambio me manda una foto de la reunión de la cofradía en la que se encontraba. Aquí le pregunto que qué me quiere decir con eso y me responde que era la primera reunión y que todavía quedaba otra e iba para largo:-“yo te aviso luego”-concluyó.

Aquí ya mi cabreo era enorme y ya decidí que no iba a ir a ningún sitio ese día. ¿Qué coño se había creído? ¿Qué podía tenerme a su merced, esperando a que él me dijese vamos para salir corriendo? Se había equivocado de persona, mucho había aguantado, la verdad. Con las mismas le escribí sobre las 21:30(hora en la que aún no tenía respuesta) y le dije que ya era muy tarde y que lo dejábamos para otro día. Tuvo la desfachatez de no contestar al mensaje ni cuando terminó su reunión, ni por la mañana, así que, tuve claro lo que tenía que hacer. Le mandé un audio por Whatsapp (no estaba dispuesta ya ni a llamarlo, no se lo merecía) donde le dije todo lo que me había molestado y todo lo mal que me hacía sentir. Le hice saber que no podía girar todo en torno a él, le deseé lo mejor y le pedí que me devolviese el dinero por transferencia. Silencio por respuesta.

Al día siguiente, me contestó para decirme que me haría la transferencia y que pronto tendría el dinero. Pero pasaron los días y cuando hubo pasado una semana le escribí para decirle que no había recibido el dinero. De nuevo silencio. Respuesta al día siguiente diciendo que la culpa era de su cuñada que se había equivocado al hacer la operación (¿cómo iba a molestarse él en hacer la transferencia? Y ¿cómo no iba a ser culpa de otra persona?). Y pasaron los días y el dinero siguió sin aparecer, y había pasado casi un mes.

Le escribí y le dije lo sinvergüenza que era, le dije que bien que presumía de tener mucho pero estaba rateando 60€ que no eran suyos, etc. Le volví a pedir que me devolviese el dinero. A estas alturas yo ya tenía claro que el dinero no lo iba a recuperar, pero pensaba molestarlo todo lo posible. Como pasaron unos días y dio la callada por respuesta, decidí hacerle una publicación en su muro de Facebook, dejándolo como lo que es. Qué curioso, al día siguiente la cuenta ya no existía.

A partir de ahí decidí molestarle más espaciadamente. En una de ellas me mandó una foto suya en un hospital diciéndome que se estaba muriendo. Le contesté que dejase de mentir y que no sabía lo que era la dignidad. Pasados unos meses al soltarle la coletilla de cuándo me devuelves mi dinero, me sorprendió diciéndome que salía en dos días del hospital, así que, me podía pasar por su casa y me lo daba. Me escribió el día que habíamos quedado para decirme que seguía en el hospital. Viendo la normalidad con la que me escribía como si no hubiese pasado nada, me dio tan mal rollo, que tuve claro que no iba a ir a su casa ni a volver a verlo. Le mandé un mensaje diciéndole que me mandara el dinero por transferencia. Nunca contestó y decidí decirles adiós a mis 60€.

Ana Ferrer

@ferrermayor