Marcos y Lucía: capítulo 6

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    Moetsi on #167311

    Marcos había salido con sus amigos, eran más de las 12 de la noche cuando le envié aquel mensaje, no solía escribirle a esas horas y respondió algo preocupado.

    “¿Ha pasado algo? Si quieres puedo ir ahora mismo.”

    “No, tranquilo. Solo quiero hablar contigo ¿Mañana a las 6?”

    “Ok, mañana te veo.”

    Esta vez no iba a dedicarme a imaginar posibles escenarios, tenía muy claro lo que quería decirle.
    Unos meses antes estaba decidida a cambiar las cosas y este era el primer paso en firme que daba, me repetí a mí misma unas cien veces que no era para tanto, intentando convencerme de que sería una conversación más, como tantas que habíamos tenido antes.
    “Tu puedes Lucía” me dije mientras caminaba hacia la puerta, Marcos había llegado.

    -Creo que es la primera vez que soy yo el que está nervioso- dijo mientras se dirigía al salón- me sorprendió tu mensaje.
    -Si, bueno, a mí también. Pero tenía que hacerlo.

    Fui a la nevera y cogí un par de botellines de cerveza, le ofrecí uno a Marcos que se había sentado en el sofá y yo me quedé de pie al otro lado de la mesa.

    -¿Vas a contarme qué pasa?- dijo con cara de preocupación.
    -Verás, la noche de la cena cuando te fuiste, pensé en todo lo que había pasado y me di cuenta de que no estaba siendo honesta ni contigo ni conmigo misma y es algo que no puedo seguir haciendo.

    Había dejado la libreta en la mesa, no dejé que la leyese pero quise explicarle por qué había empezado a escribir en ella y acto seguido le conté todas las cosas que le había dicho a Elena la noche antes.

    -Sé que debería haberte explicado esto la tarde que hablamos en el parque, en ese momento no tuve valor para hablarte de lo que sentía, pero tú siempre has sido sincero conmigo y tenía que ser justa y hacer lo mismo.

    Marcos no había dicho ni una sola palabra, escuchaba atentamente con los codos apoyados en sus rodillas y jugueteando con una pulsera que tenía en la mano izquierda.
    Al principio estaba serio, pero después le vi sonreir un par de veces mientras yo seguía hablando y cuando terminé de hacerlo, se inclinó hacia atrás apoyándose en el respaldo del sofá y sonrió de nuevo mirándome a los ojos.

    -¿No vas a decir nada?- pregunté.
    -Ya te dije no tenía ninguna prisa.
    -¿Eso es todo?
    -Hay muchas cosas que quiero decirte, pero casi todas se reducen a lo mismo, tú necesitas tiempo y yo estoy dispuesto a dártelo, por eso insisto en que no tengo prisa. Entiendo que tengas tus dudas y quiero que sepas que tomes la decisión que tomes, seguiré aquí. Quiero formar parte de tu vida Lucía, de todas las maneras en las que tú me permitas estar. Si decides que entre nosotros no exista nada más allá de una buena amistad, así será, para mí también es importante. Pero quiero dejar claro que aunque no puedo garantizarte que todo vaya a salir bien, yo estoy dispuesto a arriesgarme, no necesito más de lo que tengo ahora para saber que quiero estar contigo.
    -No quiero que pienses que no confío en ti, lo hago. Pero necesito estar un poco más segura antes de tomar una decisión.
    -Hay una cosa más que quiero aclarar. Mi prioridad no es encontrar a alguien de apariencia perfecta, hay cosas que me importan más, pero contigo he tenido la suerte de encontrarlo todo. Cuando te dije que me gustabas, quise decir que me gusta todo de ti, y eso también incluye lo que veo cuando te miro. Pensaba que era evidente, pero creo que voy a tener que explicártelo con más detalle.

    Se levantó del sofá y se colocó frente a mí, mirando con detenimiento cada una de las partes que mencionaba.

    -Me gusta el color de tus ojos y el de tu piel, tu pequeña nariz, tu boca…-hizo una pausa suspirando brevemente- y me gusta tu cuerpo, con todas y cada una de sus curvas. Joder Lucía ¡me gustan hasta tus pecas!

    Tragué saliva y cerré los ojos, intentando borrar de mi mente todos los pensamientos que se me cruzaban en ese instante.

    -Estás jugando sucio…-dije.
    -Lo siento -dijo sonriendo- pero es que no entiendo por qué te cuesta tanto creer que me haya fijado en alguien como tú. Todo en ti me resulta atractivo, y te lo repetiré tantas veces como sea necesario hasta que me creas.
    -Marcos… no me lo pongas más difícil, es complicado no dejarse llevar si todo lo que escuchas son halagos y palabras bonitas. No es eso lo que necesito ahora. Además, me da vergüenza y haces que lo pase mal.
    -Lo sé- rió de nuevo- ya me conoces y sabes que a veces me gusta provocarte, pero lo que he dicho iba totalmente en serio Lucía, me gustas mucho, en todos los sentidos. Y no pretendo complicar nada, sé que te habrá costado mucho hablar de todo esto conmigo y te agradezco que hayas sido sincera.
    -Necesitaba hacerlo, por los dos.
    -¿Vas a dejarme leer esa libreta?- preguntó curioso.
    -No lo sé, puede que algún día, cuando la termine. De momento solo he escrito cosas buenas, necesito encontrar las malas. No puedes ser tan perfecto como aparentas.
    -No lo soy, pero si en todo este tiempo no has escrito nada negativo sobre mí, eso juega a mi favor, aún hay esperanza- bromeó.
    -Mira, ya he encontrado algo para la lista de defectos: confías demasiado en tus posibilidades- contesté riendo.

    Dejando a un lado los nervios, la vergüenza y el miedo, esta vez sí había sido capaz de hablar con Marcos de manera directa, fue liberador poder sincerarme así con él y mucho más fácil de lo que pensaba.
    Había perdido demasiado tiempo escondiéndome tras la timidez y ya era hora de avanzar.
    A partir de ese día las cosas cambiaron entre nosotros, nuestra relación de amistad cada vez era más estrecha, podíamos hablar de cualquier cosa y prácticamente nos lo contábamos todo.
    Continuamos con nuestras citas de lectura semanales, en ese momento yo estaba obsesionada con las novelas de Susan Elisabeth Phillips y de Marian Keyes, alimentaba mi imaginación durante horas con aquellas historias, pero sabía que si obligaba a Marcos a leer una de esas novelas terminaría por abandonar las tardes de lectura, así que siempre dejaba que él escogiese los libros que compartíamos.
    Ya habíamos terminado la saga de El cementerio de los libros olvidados y empezamos a leer El código Da Vinci, no me estaba gustando demasiado, pero esos ratitos con Marcos lo compensaban.
    Algunas veces le hablaba de las novelas que leía en casa, y una de esas tardes en las que nos dedicamos más a hablar que a leer, terminamos contándonos nuestras propias historias.
    Le hablé de Alex, mi exnovio, de todos los planes de futuro que teníamos juntos y que un día desaparecieron sin más porque de pronto él creyó que aún éramos jóvenes y debíamos vivir otras experiencias antes de comprometernos definitivamente.
    Lo que no me dijo es que él ya llevaba mucho tiempo experimentando con otras.
    Me costó mucho recuperarme de aquello, tenía que reconstruir mi vida entera, no solo había roto la relación con mi pareja, mi futuro también había desaparecido.
    Tiempo después conocí a un par de chicos más pero no tuve nada serio con ninguno, algún encuentro íntimo, varias conversaciones superficiales y el inevitable distanciamiento cuando comprobaba que aquello no era lo que quería.
    Pensé que estaría mejor sola, y así había sido en el último año.
    Marcos también me habló de su exnovia, se llamaba Paula.
    Estuvieron juntos 3 años pero había sido una relación con muchas idas y venidas, discutían demasiado, Paula le había sido infiel un par de veces y él la había perdonado.
    La última vez que discutieron fue cuando Marcos le contó que se iba a Afganistan, ella pensaba que era demasiado tiempo para esperarle y le propuso dejar la relación hasta que él regresara. Así podría seguir con su vida y actuar libremente durante esos meses sin tener que sentirse culpable si conocía alguien.
    Marcos se cansó de esa actitud y decidió romper con ella dos semanas antes de marcharse.

    -¿Y no ha habido nadie más desde entonces?- pregunté.

    Conocí a Marcos el mismo día que regresó de Afganistan y nunca le había visto con nadie, nunca me habló de otra chica, pero tenía curiosidad.
    Quizás había intimado con una compañera durante la misión, o un ligue de fin de semana,… esperaba escuchar algo así, lo que no esperaba es lo que me contó.

    -Silvia.
    -¿Silvia? ¿Silvia la amiga de Belén? Pero si yo la he visto aquí contigo y…

    No me lo podía creer.
    De pronto aparecieron en mi cabeza un montón de preguntas.
    ¿En qué momento había sucedido? ¿Cómo no me había dado cuenta? ¿Por qué no me había dicho nada?
    De todas las cosas que quería saber había una que destacaba por encima del resto.
    Marcos me había dicho muchas veces que yo le gustaba, que sentía que teníamos una conexión especial, había dejado claro que quería tener algo conmigo ¡hasta nos habíamos besado!
    ¿Todo eso había sucedido mientras estaba con ella?
    Empecé a darle vueltas a todas aquellas preguntas y no tardé mucho en obtener respuestas, Marcos me contó la historia.
    -La noche que dejé a Paula, Alberto me había organizado una fiesta de despedida y Silvia estaba allí. Nunca habíamos hablado mucho hasta esa noche, ella notó que yo no estaba muy animado y se acercó a hablar conmigo. Silvia también lo había dejado con su novio unos días antes y lo estaba pasando mal, pero Belén la convenció para ir a la fiesta y distraerse un rato. Estuvimos hablando y bebiendo durante un par de horas, y al final terminé acostándome con ella. Pero los dos tuvimos claro que había sido cosa de una noche y nada más. Nunca volvimos a hablar de lo que pasó, yo me fui 2 semanas después y de hecho no había vuelto a encontrarme con Silvia hasta esa tarde que fuimos todos al bar, cuando había quedado contigo.

    Después de escuchar a Marcos me tranquilizó saber que aquello había pasado antes de conocerme.
    Aunque seguía teniendo una sensación extraña, era alguien a quien yo conocía, alguien con quien había compartido horas de conversación junto a Marcos y con quien él seguía teniendo cierta relación.
    Quizás si me hubiese contado lo mismo con otra persona, no le hubiese dado importancia, pero saber que era Silvia me removía un poco por dentro.

    -¿Recuerdas esa tarde?- preguntó.
    -Si, y recuerdo que noté que estabas nervioso, lo que no sabía es que era por Silvia.
    -No era por ella por quien estaba preocupado, era por ti. Ya entonces tenía muy claro que me gustabas y no quería que Silvia dijese algo que pudieses malinterpretar. Entre ella y yo no hay nada, nunca lo hubo.
    -Marcos no tienes que darme explicaciones.
    -Quiero hacerlo, porque no quiero que te hagas una idea equivocada de quien soy. Yo no suelo comportarme así, fue algo que hice por despecho, supongo que los dos nos utilizamos, pero me arrepentí bastante de aquella noche.
    -Me ha sorprendido un poco que fuese con Silvia, quizás porque la conozco, pero en realidad te entiendo mejor de lo que crees, sobre todo después de lo que pasé con Alex.

    Nunca había notado nada entre ellos, quizás porque no conocía su historia, pero después de saber aquello, inevitablemente las siguientes veces que coincidimos con Silvia observé su comportamiento.
    Parecía estar siempre muy atenta a todo lo que Marcos hacía o decía, pero él nunca mostró algún tipo de interés o atención especial hacia ella. No había miradas cómplices, ni sonrisas provocadoras, ni besos de despedida. Esas cosas solo las compartía conmigo.
    Decidí tomarme aquello tal y como Marcos me lo había contado, un rollo de una noche que no llegó a nada más.
    En otro momento me hubiese afectado más saber que Marcos había tenido algo con una persona que seguía formando parte de su vida, pero ahora quería seguir confiando en él y alejarme de esos pensamientos negativos que siempre se adueñaban de mi cabeza.
    Eran simplemente amigos y no había nada por lo que preocuparse.
    Ya estábamos en diciembre y faltaba una semana para mi cumpleaños.
    Era el día 23 y como coincidía tan cerca de las fiestas, me gustaba celebrarlo con las chicas en casa, organizaba una cena navideña y decoraba la mesa, bueno, en realidad decoraba toda la casa, me encantaba la Navidad.
    Era una época de mucho trabajo y siempre estaba cansada después de cada jornada, pero disfrutaba mucho preparando cestas, envolviendo regalos y escuchando las historias que los clientes me contaban cuando venían a la tienda buscando el regalo perfecto para alguien especial.
    Una mediodía cuando llegué al bar Alberto estaba allí con Marcos.
    Me contó que Belén trabajaría ese viernes, antes de terminar el año siempre le tocaba hacer inventario y nunca terminaba antes de las 12 de la noche.
    Los dos estaban haciendo planes para entretenerse hasta la hora de recoger a Belén y se me ocurrió invitarlos a la cena.

    -Solo estarán mis amigas, somos cuatro así que no os prometo un fiestón, además no terminaremos muy tarde, yo el 24 por la mañana trabajo, pero al menos podréis cenar y si quieres puedes volver con Belén después y tomais algo en mi casa.

    El viernes nada más salir del trabajo me fui directa a casa, tenía que cambiarme de ropa y terminar de preparar la mesa antes de que llegasen.
    Mi hermana me había regalado un conjunto de pantalón y camisa en azul con unas estrellas pequeñitas en color gris y decidí estrenarlo esa misma noche.
    A las 9:30 todos estaban en casa.
    Marcos estaba especialmente guapo, llevaba puesto un pantalón de vestir en azul marino, una camisa azul y una chaqueta de punto gris.
    Las chicas habían llegado un poco antes y escuché risitas y susurros varios cuando vieron a Marcos entrar por la puerta.

    -¡Joder Lucía! Ahora entiendo por qué te gusta tanto ir a ese bar… Por cierto, no sabía que había protocolo en la cena ¿os habéis puesto de acuerdo para vestir conjuntados esta noche?- dijo Elena bromeando mientras saludaba a Marcos.

    La miré con reproche, a veces era un poco indiscreta aunque a Marcos parecieron divertirle sus comentarios.
    Después de hacer las presentaciones le pedí a Marta que sirviera unas copas de vino mientras yo terminaba de preparar los entrantes.
    Charlaron durante unos minutos, todos comentaron cuánto les gustaba la decoración de la mesa y Marta y Elena le explicaron a Marcos que aquella era la tercera cena de cumpleaños navideño que organizaba, ya era una tradición desde que me fui a vivir sola.
    Alberto se sentó junto a Susana, recordaba haberla visto en un evento unos meses atrás y descubrieron que tenían un amigo en común.
    Me sorprendió ver a Susana tan habladora, aunque con Alberto era fácil entablar una conversación, también era un chico muy extrovertido.
    Marcos se acercó a la barra de la cocina.

    -Tus amigas son muy simpáticas, sobre todo Elena, me cae bien.
    -¡No sé por qué no me sorprende! Sois bastante parecidos, Elena me recuerda mucho a ti.
    -¿Por qué?
    -Porque es divertida, tiene las ideas muy claras, está muy segura de sí misma y a veces es un poquito descarada.

    Marcos sonrió entendiendo perfectamente a qué me refería.

    -¿Ella también te hace sonrojar?
    -¡Más a menudo de lo que me gustaría! De hecho tengo miedo, soy una inconsciente por haberme atrevido a juntaros a los dos, no sé si seré capaz de sobrevivir a esta noche, menos mal que tengo vino suficiente y eso ayudará- bromeé.
    -Prometo portarme bien, o al menos intentarlo- dijo sonriendo.

    La cena fue un éxito, había preparado cosas sencillas, pero a todos les gustó mucho y lo pasamos muy bien contando historias divertidas sobre cosas que nos habían pasado, como aquella noche en la que salimos con unos primos de Marta que habían venido desde Lugo y nos hablaron de la Playa de las Catedrales.
    Elena y yo nunca la habíamos visto y no sé cómo nos convencieron para irnos hasta allí a las 2 de la madrugada.
    Fue una locura de viaje, llegamos al amanecer, desayunamos en Ribadeo y regresamos a casa para la hora de comer.
    Marcos a veces me miraba incrédulo ante semejantes historias.

    -No me creo que hayas sido capaz de hacer cosas como esa ¿Dónde tienes escondida a esa Lucía intrépida y loca?
    -Esa Lucía se perdió durante un tiempo, pero estoy intentando recuperarla- respondí con una sonrisa cómplice.
    -Lucía necesita a alguien que la espabile un poco- dijo Elena mirando a Marcos.
    -Voy a por la tarta- dije- y cuidado Elena, no vaya a ser que me tropiece y sin querer se caiga encima de ti.

    Todos rieron y vi cómo Marcos me miró guiñando un ojo mientras seguía bromeando con Elena.
    Después del postre las chicas me entregaron los regalos que habían comprado para mí, un jersey rojo con un reno, un pijama azul con copos de nieve estampados y el último CD de Michael Bublé con canciones de Navidad.
    Alberto y Marcos también me hicieron un regalo, dos libros de una de mis escritoras favoritas.
    Los habían comprado en la librería que estaba cerca del bar.
    Marcos sabía que yo solía ir allí y se dejó aconsejar por Maite, la dependienta, que ya me conocía y sabía qué tipo de lectura me gustaba.
    Marcos me ayudó a recoger los platos de la mesa mientras el resto seguían hablando en el salón y preparando unas copas.

    -Hoy no has puesto música- dijo.
    -¡Es verdad! ¿Me haces un favor? Pon ese CD que me han regalado las chicas, tengo ganas de escucharlo.
    -¿Los villancicos se pueden bailar?

    Miré a Marcos extrañada, pero tardé pocos segundos en darme cuenta, aquella situación era muy parecida a la noche en que nos besamos.

    -Me has prometido que te portarías bien- le recordé.
    -Prometí intentarlo pero ¿cómo fue lo que dijiste? Es complicado no dejarse llevar.
    -¿Cómo te atreves?- dije riendo- utilizas mis propias frases en mi contra. Vete ahora mismo de aquí y pon ese CD antes de que me arrepienta de haberte invitado a mi casa esta noche.
    -¡No voy a rendirme tan fácilmente!– dijo mientras salía de la cocina.

    Alberto recibió un mensaje de Belén para decirle que terminaba en 20 minutos y se marchó para recogerla.
    Marcos se quedó con nosotras, esperaba que Alberto regresara más tarde.
    Se lo estaba pasando bien con las chicas, sobre todo con Elena, no paraban de bromear y era muy divertido escucharles metiéndose uno con el otro.
    Poco después Alberto llamó a Marcos para decirle que se iban a casa, Belén estaba cansada y no le apetecía venir.
    Nos sentamos tranquilamente en el sofá y continuamos charlando durante un buen rato.
    Marta rellenó las copas de nuevo, yo no tenía costumbre de mezclar tanto alcohol y a los dos Gin Tonics se sumaban al menos 3 copas de vino que había tomado durante la cena así que ya estaba un poco animada y empecé a seguirle el juego a Marcos, que continuaba tonteando conmigo.
    Eran pequeños detalles, un breve roce de manos, una sonrisa, miradas que se alargaban más de lo habitual, o comentarios aparentemente inocentes durante la conversación, pero que para nosotros tenían especial significado.
    Elena recibió un mensaje de su último ligue proponiéndole quedar esa misma noche y no se lo pensó ni un minuto, se despidió rápidamente de todos y decidió marcharse, así que Marta y Susana se fueron con ella, habían venido las tres juntas en el coche de Elena y las tenía que llevar a casa.
    Marcos se ofreció a llevarlas más tarde pero no quisieron.

    -Ya nos lo agradecerás mañana- dijo Marta al despedirse.

    Las acompañé hasta la puerta y cuando regresé al salón Marcos estaba buscando entre los CDS, aquellas canciones de Navidad habían estado sonando en bucle durante casi dos horas.

    -Ya estoy harto de villancicos, pero sé que te gusta Bublé a juzgar por la discografía completa que tienes aquí, vamos a poner algo más…bailable.

    Puso el CD que había elegido y pasó unas cuantas canciones hasta encontrar una que le gustó.

    -Esta servirá- dijo extendiendo su mano hacia mí- no puedes negarte.

    Miré al techo, suspirando resignada.
    En cuanto escuché las primeras notas de aquella canción supe que tenía razón, no podía negarme, y tampoco quería.

    You can dance, every dance with the guy who gives you the eye, let him hold you tight.
    You can smile, every smile for the man who held your hand neath the pale moon light.
    But don’t forget who’s taking you home and in whose arms you’re gonna be.
    So darling, save the last dance for me.

    Puse mi mano sobre la suya y me acercó a él, sujetándome firmemente por la cintura mientras comenzaba a moverse y yo simplemente me dejé llevar.

    -Esto también es jugar sucio, conoces mis debilidades y has elegido mi canción favorita, así aunque quiera, no puedo negarme a bailar contigo.
    -Creo que no soy el único que esta noche ha querido jugar un poco ¿o me equivoco?
    -No, no te equivocas.
    -¿Ha sido un cumpleaños feliz?- preguntó.
    -Aún lo está siendo, no dejará de serlo mientras sigas aquí conmigo.

    No me podía creer que me hubiese atrevido a decirle aquello, pero era la verdad, los mejores momentos del día siempre eran los que podía compartir con él, estaba siendo una noche perfecta y con Marcos a mi lado, me sentía feliz.
    La música seguía sonando pero de pronto él se detuvo mirándome a los ojos fijamente y ahí estaba de nuevo, esa sonrisa de medio lado que Marcos tenía y que para mí solo significaba una cosa: “quiero besarte”

    Playlist Spotify Marcos y Lucía


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    Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #167312

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    Científica empedernida
    Invitado
    Científica empedernida on #167324

    Como me gustan los jueves porque hay nuevo capítulo!!!

    No sé como Lucía no se lanza ya…yo me he imaginado ser ella con Marcos delante y me dejaría llevar fijo. Espero que sea en el capítulo 7!!! jajaja.

    Moetsi, grande…como siempre!

    Responder
    Lila
    Invitado
    Lila on #167415

    Ayyyyy yo tampoco se cómo no se lanza Lucía!!! con lo impulsiva que soy yo ya me lo hubiese comido con patatas jajajaajaja fantástico y super bonito el capítulo de hoy ;-)

    Responder
    Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #167533

    Gracias chicas!
    Lucía no es de las que se lanzan, al menos hasta ahora, peeeero… aprenderá! Y no tardando mucho ;)
    Me cuesta no ponerlos a retozar como cochinos en el barro jajaja pero es evidente que la chica no va a poder resistirse mucho más tiempo.

    Responder
    MarSoñadora
    Invitado
    MarSoñadora on #167695

    ¡Me encanta todo ese romanticismo y amistad! y estoy de acuerdo con las demás, ya va tocando sexo jajajaa
    Gracias Moetsi por seguir la historia todas las semanas ;)

    Responder
    Soyluna
    Invitado
    Soyluna on #170328

    Este capítulo se me ha hecho muy corto, creo que deberías de hacerlos un poquito más largos porque después esperando la semana se hace eterno pf

    Responder
    Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #198474

    Soyluna Casualmente este capítulo es el más largo de los que llevo escritos :)

    Publico un solo capítulo a la semana porque ahora dispongo de menos tiempo para escribir que cuando lo hacía con El Vecino.
    Si tuviese más tiempo, escribiría más y publicaría mas a menudo.
    Pero creedme que si no lo hago es porque no puedo ;)

    Responder
    Estefani
    Invitado
    Estefani on #200356

    Hola moetsi, me encanto el relato pero me encantaria saber como puedo leer los capitulos anteriores y otros relatos tuyos, gracias

    Responder
    Moetsi
    Invitado
    Moetsi on #200382

    Hola Stefani!
    Te dejo aquí los enlaces a todos los capítulos de Marcos y Lucía.

    1: https://weloversize.com/topic/marcos-y-lucia-capitulo-1/
    2: https://weloversize.com/topic/marcos-y-lucia-capitulo-2/
    3: https://weloversize.com/topic/marcos-y-lucia-capitulo-3/
    4: https://weloversize.com/topic/marcos-y-lucia-capitulo-4/
    5: https://weloversize.com/topic/marcos-y-lucia-capitulo-5/

    En este mismo foro he publicado también otro relato que se titula El Vecino, puedes buscar los capítulos aquí (están numerados) o en mi página de Facebook.

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