El duelo: cómo seguir viviendo tras la pérdida

La muerte siempre ha sido un tema tabú entre las personas que formamos parte de esta sociedad. Desde pequeños, se ha puesto énfasis en la vida, en cómo un nuevo miembro pasa a formar parte de nuestra familia, pero debemos quitarnos eso que no nos deja ver y comprender que la muerte forma parte de la vida y viceversa. Además, en el caso de hablar de la muerte siempre será de la pérdida de nuestros mayores, de nuestros abuelos, de nuestras abuelas, pero pocas veces se habla de la muerte de un ser querido que por edad no le corresponde dejarnos. 

En diciembre de 2018 me enfrenté a la primera experiencia con la muerte siendo consciente y adulta, con 21 años. Mi abuela falleció de manera repentina por un supuesto ictus. Os prometo que me quedé en shock, no me lo esperaba.  Esa muerte me dejó un poco tocada, no os voy a engañar, vivir el proceso del hospital, el tanatorio, el entierro, y sufrir por el sufrimiento de los tuyos. Yo había perdido a mi abuela, pero mi madre había perdido a su madre y no me imagino cómo tiene que ser ese dolor. 

En febrero de 2019 la vida me vuelve a dar una gran hostia con la mano abierta, pero esta vez fue una monumental, inesperada y creo que la peor experiencia que tendré. Solo le pido a la vida que no vuelva jamás a hacer pasar por eso, porque no creo que ya pudiera seguir. 

Un cáncer se llevó a mi sobrina de tres años en solo tres meses. ¿Y eso? ¿Quién nos prepara para eso? Si la muerte de mi abuela me dolió, sabiendo que es una persona que ha podido vivir su vida, formar su familia, disfrutar, la muerte de mi sobrina me hizo tocar fondo. El proceso, la enfermedad, la pérdida, todo era un pozo negro de cual salir era misión imposible. 

¿Y sabéis qué? Tan solo dos meses después falleció mi otra abuela. En un rango de 8 meses había perdido a tres personas fundamentales en mi vida y aquí sigo, luchando día a día.

No te puedo decir que haya sido fácil, porque no solo llevas tu dolor encima, como una mochila, sino que también llevas el dolor de tu familia. Tú, querido lector o lectora que estás leyendo esto, te digo que de este pozo negro se sale. Pero que no te engañen con la frase de “esto lo superarás”, perdona, pero no, no lo superas. Aprenderás a vivir con ello, porque no te va a quedar otra, porque no puedes ser egoísta y parar tu vida y todo tu alrededor por tu dolor eternamente.

Date tiempo, llora, grita, haz lo que tengas que hacer, pero nunca te hagas daño a ti mismo ni a los tuyos, porque te prometo que un día dirás: “Joder, qué fuerte he sido y cómo he podido pasar por esto”, pero te aseguro que te seguirá doliendo, y seguirás recordándolos y llorando por ellos y eso no está mal, forma parte de todo este proceso.

Solo te digo, querido lector y querida lectora, que la vida a veces es muy cabrona, y nos puede quitar a las personas que queremos de un momento para otro, por lo que tienes que vivir, disfrutar, reír, amar y soñar. Esas fueron cinco de las cosas que mis abuelas y mi sobrina me enseñaron y me siguen enseñando, aunque no las tenga físicamente conmigo.

Te abrazo fuerte.

K de Karma