Sé que mis padres me quieren muchísimo, pero he vivido casi 24 años en un machaque constante con el “tienes que cuidarte”, “lo decimos por tu salud”, “te lo digo porque te quiero”… Llega un punto en el que yo intento no amargar mi vida día a día por el hecho de estar gorda, y cuando estoy sola y lejos de ellos, se podría decir que llego a lograrlo,  pero es bajar a Barcelona y vuelvo a la cruda realidad…

Mi madre, una mujer obsesionada con la delgadez que ha vivido toda su vida con una madre gorda, se acabó casando con un gordo y  ha tenido hijos gordos. En definitiva, una persona que no tiene mucha idea de lo que cuesta hacer una dieta con un metabolismo de mierda, que se cree con derecho a darte consejos dietéticos, pero que te hace migas con chorizo para comer.

Días antes de mi boda mi madre se dedicaba a recordarme que me casaba en X días y que no me pasara comiendo… Un fin de semana me fui a Tarragona a casa de una de mis mejores amigas y cuando avisé a mi madre de que habíamos llegado bien lo primero que me dijo fue: “No te pases comiendo, recuerda lo bien que te quedaba el vestido…”. ¿En serio? ¿Pero qué se piensa? ¿Que cuando voy a casa de la gente abro sus cajones y armarios de la cocina en busca de comida?

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Mi abuela, a la cual acaban de operar del estómago porque toda su vida ha sido una persona con obesidad y a la que creo que su marido jamás ha querido y siempre ha martirizado por los kilos de mas, ha llegado a un punto en el que realmente cree que las personas con sobrepeso no pueden verse bonitas. Quizás es porque nunca la han hecho sentir bonita con su sobrepeso y por eso ha acabado sufriendo una especie de síndrome de Estocolmo.

Lo primero que me dijo cuando se enteró de que me casaba fue : “Ahora que te vas a casar tendrás que ponerte a dieta y empezar a cuidarte, que tienes que verte bien el día de tu boda”.

Resultado: no he adelgazado ni un puto gramo y fue el día que más preciosa me vi y que más preciosa me vieron.

Meses antes de casarme llegué a ofuscarme con ir al gimnasio y hacer dieta. ¿La razón? El día 10 de septiembre de 2016 mis padres decidieron sentarme en el sofá para hablar y decirme que qué me pasaba, que estaba demasiado gorda y que me había descontrolado = (Bajón pre-boda)

Mi padre ha sido gordo toda su vida, hasta que en unas vacaciones en Menorca le hice una foto desde arriba tumbado en una hamaca… se vio tan gordo que empezó a comer arroz y pollo o incluso a veces ayunaba, se obsesionó con el gimnasio y se volvió un gilipollas. Me machacaba, me decía que como podía estar así, que así no le iba a gustar a nadie, y eso con 14/15 años es bastante frustrante e hiriente. Llegó un punto en el que dejó de hacerlo, al menos tan a menudo, en parte gracias a mi madre que le paró los pies y le hizo ver que se le habían subido los batidos de proteínas a la cabeza… Pero de vez en cuando me regala alguna de sus perlitas de “ya no estoy gordo”.

Un hombre gordo, casado con una mujer delgada que realmente cree que las mujeres como yo no podemos ser guapas y sexys, a veces me gustaría demostrarle lo mucho que se equivoca.

Bien, harta de mi bajón de autoestima y de los comentarios dietéticos Pre-boda, decidí regalarle a mi marido (¡y qué coño!, regalarme a mi misma) un calendario sexy-erótico. La idea me la dio mi amiga que en navidades le había hecho uno ella a su chico. Diez días antes de la boda quedamos para hacer las fotos del calendario aprovechando que mi chico trabajaba, le explicó a su novio que venía a casa para hacerme fotos porque me gustó la idea de su calendario, a lo que el preguntó: -¿Pero fotos cómo? ¿No será un calendario sexy no?. La respuesta de ella fue tajante: -¡Te vas a cagar! No sabes lo sexy que puede llegar a ser Montse.

Cuando acabamos de hacer las fotos, mi amiga me pidió permiso para enseñarle algunas a su chico, y yo visto el resultado final accedí totalmente. Cuando el chico vio las fotos, realmente no concebía que una chica gorda como yo pudiera ser tan sexy, y tuvo que aceptar que se puede estar buena estando gorda.

En definitiva, pese a todos los comentarios chorras, toda la gordofobia camuflada, todos los ciegos que no quieren ver, y todas las zorras que ven demasiado, el día de mi boda fue el mas maravilloso de mi vida, la luna de miel fue divinamente genial e incluso he subido a las redes fotos en ropa de baño.

Y no voy a volver a dejar que nadie me diga con cuantos kilos puedo estar guapa. Debemos ser felices con lo que tenemos, mientras luchamos por lo que queremos.

Monnenanepa