EL REY DE LOS CATFISH (USÓ FOTOS DE OTRA PERSONA PARA ENAMORARME Y ESTO FUE LO QUE PASÓ) PARTE 3
La verdad es que me quedé con la novia de Fran agregada a Facebook. Se llamaba Bea. No la borré y ella a mi tampoco. Yo supongo que en el fondo quería saber más sobre ellos, no sé. Ella pues supongo que en el fondo le caí bien, porque fui muy educada y normalita, y le dio igual tenerme ahí.
Al año, Bea anunció que esperaban un bebé. No os voy a mentir, la noticia me dio un pinchacito en el corazón. Ya, ya sé que Fran no era de quien yo me había enamorado, pero yo que sé. En fin, lo dejé pasar y ya.
Al tiempo, aquel bebé acabó siendo un niño precioso con TODA la cara de su padre. No sé por qué, pero aquello me dio otro pinchacito. Volví a dejarlo pasar, porque bueno, cosas que pasan cuando te enamoras de una personalidad que no es la real.
A los dos años, vi a Bea junto a otro hombre en fotos, con dedicatorias de amor. Al parecer se habían separado.
Al tercer y cuarto año, Bea y él habían tenido como 3 hijos más. Toda una familia. Me alegré por ella, por rehacer su vida. Se la veía feliz.
Algo me dio un poquito de tristeza. No sé.
Como siempre, lo dejé pasar.
Un día tuve que abrir mi portátil antiguo en búsqueda de un documento que creía perdido, y que probablemente estuviera allí. Lo encontré y abrí mi correo para auto enviármelo. Resulta que el correo no se actualizó del todo, apareciendo como últimos correos míos de hacía años. Y entre ellos, los de Daniele.
Aquello me hizo gracia y me dio por leer uno. Y al final, me los leí todos. Aquello era una historia de amor, joder. No me podía creer que alguien que me apoyara así, que me hablase así, y me hiciera sentir TAN jodidamente bien y feliz, no se hubiese enamorado de mi ni un poquito, joder. Aunque sea tenerme cariño. Sé que hay personas muy malas en el mundo y otras con problemas psicológicos, como sospecho sería el caso de este chaval, que les prohíban empatizar con otros seres. Pero, coño, es que nosotros estuvimos dos años y medio. Aunque sea algo de cariño debió cogerme.
Empecé a investigar.
Busqué su correo en Google y en todas las plataformas posibles. Nada.
Busqué su nombre. Nada.
Lo busqué hasta en Linkedin. Había desaparecido por completo sobre la faz de la tierra. Supuse que dio por finalizada su hazaña y decidió no continuar. O eso esperaba.
Me quedé un poco desilusionada. Quizá, si lo encontraba, me dijese quién era finalmente. Total, después de tantos años, es que ya daba igual.
Pero no tenía ningún hilo del que tirar.
Bueno, espera. Tengo el Facebook de Bea.
Aquello había sido todo muy sospechoso. El amigo que me bloqueó, el señor del bar, que él no quisiera hablar conmigo directamente aunque fuese para ver toda la información, no sé. Que no quisieran denunciar…
No tenía nada que perder. Ahora Bea no era su novia y si sabía algo raro me lo podría decir sin problemas. Y si le parecía una loca que no lo superaba, pues con eliminarme sería suficiente. Y para mí tampoco sería una gran pérdida en mi Facebook.
Así que mira, loca o no, allá que fui.
Le escribí un mensaje al Face, que decía lo siguiente:
“Hola Bea! Cómo estás? 😊
Soy Filomena, supongo que te acordarás de mi por aquel lio cibernético digno del sálvame que pasó con Fran jajaja.
Me gustaría comentar contigo una cosilla, ¿sería posible?
De verdad que no pienso molestarte, será solamente un minuto”
Me la jugué demasiado a que me eliminase o me bloquease, pero no quería ir de golpe con todo y preferí parecer tranquilita y educada jaja.
Bea me respondió a los 10 minutos.
– “Hola Filomena, jajaja si claro que me acuerdo, menudo drama se montó jajaja”
“Si la verdad jajaja. Veo que ahora tu vida ha cambiado y que eres una mamá múltiple jaja, me alegro mucho por ti!
En cuanto a lo que te quería comentar, verás jaja no sé cómo preguntártelo sin parecer una loca jaja pero es que recientemente se me ha vuelto a despertar la curiosidad sobre quién fue el susodicho jaja y, si te soy sincera, aquello me pareció todo muy raro, y no sé si quizá es que conocíais al chico que se hizo pasar por Fran, o no sé… perdona si soy brusca o algo, te juro que mi intención no es ofender. Es solo que hoy de casualidad he visto cositas antiguas con este catfish y yo que sé, me ha venido de nuevo la curiosidad y me he preguntado si lo mismo tú podrías saber algo porque habían ahí ciertas lagunillas que…yo que sé jaja. Pero vaya que si me dices que ni idea, yo chimpón y ya está eh, no te molesto más jaja. Ha sido solo que me ha podido la curiosidad jaja”
Bea me leyó enseguida. Cogí aire, nerviosa por no saber cuál sería su reacción.
Escribiendo…
Escribiendo…
Nada.
Escribiendo…
Escribiendo…
Nada.
Nada.
Esperé como media hora, lo mismo la había pillado ocupada con los niños o en algún lugar.
Una hora.
Dos.
Ninguna respuesta. Asumí que había perdido la oportunidad. “Quizá no me expresé como debía para no asustarla, mierda” Pensé.
Revisé su Facebook mil veces a ver si me había borrado o bloqueado, pero no.
Esa noche me costó quedarme dormida y me lie a dar vueltas en la cama pensando sobre el tema y sobre la rabia de haber perdido mi única oportunidad.
De repente, se iluminó la pantalla de mi móvil.
Un mensaje de Bea.
“Bueno, algo sí que sé. Pero ahora no puedo. El lunes si estás disponible, te cuento”.
El corazón me dio un vuelco.
“Oh, vale. El lunes me cuentas pues. Muchas gracias por decidir contármelo, sea lo que sea. De verdad que cuando me lo cuentes no te molestaré más. Gracias de nuevo”.
No me volvió a contestar.
El corazón me latía a mil. ¿Qué coño sabría? ¿Quién sería? ¿El señor? ¿El mejor amigo? ¿Algún hermano suyo y por eso no quisieron denunciar? Lo mismo no había sido la primera victima y ya estaban más que informados del tema, y por eso lo dejaron pasar y no quisieron denunciar.
Joder, necesitaba que ya fuese lunes.
Y llegó el lunes. Ese día, con los nervios, me desvelé bastante temprano.
Miré mi móvil.
Nada.
Desayuné lo que pude, mientras ojeaba el teléfono sin parar.
Las 10:30 de la mañana. Qué eterna se me estaba haciendo la espera.
Las 11.
Y de repente, llegó un mensaje de Bea.
El corazón se me iba a salir por la boca.
– “Hola Filomena, ¿estás por aquí?”
Me esperé un minuto (o casi) para no parecer una desesperada al acecho.
– “Hola Bea! Sí, dime”
– “¿Pero estás disponible?”
– “Si claro, cuéntame cuando quieras”.
Me apareció el <escribiendo…> de Bea durante tanto rato que aquella espera me pareció interminable.
Al fin, su mensaje:
“La verdad es que la cosa fue un poco complicada. No sé muy bien por dónde empezar, pero creo que ir directamente al grano será lo mejor. Daniele….fui yo”
Me quedé congelada. Entonces caí en la cuenta. El apellido de Bea en su Facebook era D.U. Ella me contó más tarde que pertenecía a su nombre completo: Beatrice Daniela D’Ulisse.
El shock no pudo ser más fuerte. Algo se me agarró en el pecho y se abrió en mi boca.
– “No me lo puedo creer, Bea. ¿Tú? Pero, ¿Por qué?” “Y por qué tanto tiempo?” miles de preguntas se deslizaron por mis dedos en el teclado.
– “Te voy a ir contando por partes, ¿vale? Lo primero de todo que quiero que conste es que hago esto porque creo que te lo mereces. Ya ha pasado mucho tiempo, y, bueno, tenemos nuestras vidas y… en fin. La verdad es que no pensaba hacer esto porque es una parte de mi vida que había borrado y que pensaba olvidar. Pero si has venido a mí ha sido una señal, así que aquí tienes la verdad.
En primer lugar, me hice una cuenta falsa porque sospechaba que Fran me ponía los cuernos. La hice con otro nombre para hablarle desde ella a las chicas de las que tenía sospechas. Para decirles que estaba en modo incógnito y que esa era mi dirección privada, para que nadie que me conociera me encontrase.”
Mi boca se abrió aún más.
“Llevaba mucho tiempo con rumores y sospechas de cuernos prolongados con una o varias chicas. Intenté mirar su móvil y mil cosas antes de esto, claro. Pero Fran lo tenía todo muy bien atado y fue lo único que se me ocurrió”.
“Pero, ¿Y qué tenía eso que ver con el juego de los caballos? No lo entiendo” – dije yo.
“A ver, eso vino después. No conseguí mucha info y esa cuenta se me quedó como una cuenta secundaria, con la que me registraba en tonterías o en sitios raros en los que no quería poner mi correo real. Por eso me registré con ella y aparecía como Daniele en el juego”.
Flipé.
“¿Pero, y por qué vino entonces todo lo de después? ¿Por qué no me dijiste la verdad desde el primer momento’”
– “Pues porque no lo vi como algo serio. También pensé que parecería raro si te decía que yo era una chica y que mi usuario y mi correo al dártelo después fueran de hombre. Yo me hice la cuenta con la única intención de jugar. Es más, fuiste tú quien me hablaste para comerciar, o sea que ahí se puede ver que yo no te hablé con intenciones de nada”.
– “Pero vamos a ver, estoy flipando”
– “Y lo entiendo.”
– “No me hablaste con intenciones de nada pero mantuviste una relación conmigo durante dos años y medio. Y por lo que veo, fue una relación paralela a la de Fran. Explícame eso”
– “Pues verás, te comento. Al principio me pareciste una chica súper simpática y me lo pasé genial hablando contigo. Como ya te digo no era nada serio, pero no sé…hubo un momento en el que me empecé a confundir…”
– Pero qué me estás contando- Pensé.
– “Te voy a ser muy sincera, y es que eres una chica genial. Jamás he sentido una conexión tan potente como la que sentí contigo. Y te juro por Dios que al principio no fue nada más que me gustó hablar contigo y fue todo casualidad. Luego me confundí y…yo que sé”
– “Te confundiste…”
– “Sí. Yo lo reconozco. Te digo la verdad. Me acabaste gustando, Filomena. Y es algo que me costó mucho aceptar y… por eso desaparecí a los meses. Pensé que era mejor dejar las cosas ahí y poner punto y final. Pero al tiempo, volviste”.
– “Pero yo le hablé a tu supuesto hermano. No a ti. ¿Quién era, tú también?.
– “Sí, a ver. Era la dirección antigua de mi hermano. Él no la usaba ya y yo la utilicé en aquel momento porque quería que conocieras a mi familia real. Pero después de aquello también la dejé. El día que me viste conectada, solo me conecté en ese chat para ver una dirección de una cosa que tenía y que me pidió que le buscase, y luego la borré”.
– “No me lo puedo creer. Pero después seguiste hablando conmigo. Podrías haberme contado la verdad ahí. Al menos podríamos haber sido amigas, no sé. Pero esto…”
– “Ya, pero la verdad es que me dio un vuelco el corazón cuando vi tu mensaje. No me lo esperaba. No sabía que tenías interés en mí. Yo de verdad que te pido perdón, siento mucho lo que te hice y sé que estuvo mal. Pero en aquel momento era más joven, se me plantearon unos sentimientos por alguien a quien nunca me había sentido atraída y, no sé. A mí nunca me han gustado las mujeres, pero no sé qué me pasó contigo.”
– “No, desde luego que nunca te han gustado porque por lo que he podido ver tienes varios hijos con hombres, y con uno de ellos estás casada. Yo no sé si creerme esto o pensar que te estás riendo de mí. No sé qué pensar de todo esto, me siento muy confundida, la verdad”.
– “Y lo entiendo, pero por favor, no pienses que me estoy riendo de ti. Te lo digo de verdad. No me estaría echando este marrón así por que sí. Pasó así y punto. Fue muy cobarde, lo sé. Pero es que al principio fui incapaz de aceptar mis sentimientos y de reconocer la verdad más allá de la pantalla. Y más tarde fui incapaz de afrontarlo y dar la cara. Siendo sincera conmigo misma ahora, Filomena, yo sentí algo muy fuerte por ti y no quería perderte”.
– “¿Y te pareció bonito dejarme tirada todas esas veces? Además, no sé, qué hay de la supuesta novia de mi ciudad de Fran, ¿eso qué fue?, ¿Y la foto con mi nombre? ¿Qué coño me dices de eso?”
– Uf, pues a ver. La novia en realidad es una foto con su hermana. En la foto que viste, su hermana le estaba dando un beso en la cara. Pero podría ser perfectamente una foto de su novia, claro.
– ¿Y por qué me la enseñaste? ¿Qué intención había ahí?
– Pues la de crear cierta distancia. Que eso no siguiera a más porque vieras que tenía pareja.
– Bueno y ¿para qué me dijiste de quedar entonces?
– Esto es de ser una idiota, pero como te he dicho te voy a decir la verdad: Pensé que si quedábamos y te dejaba tirada, te enfadarías conmigo y me mandarías a la mierda.
– ¿Y cuando te quedaste “soltero”, qué?
-Pues…obviamente no era verdad. Lo que pasa que ahí estaba enganchada y…quise ver si me seguías.
– Yo lo flipo.
– Ya.
– Respecto a la foto con la mano, bueno…lo que te dije por teléfono era verdad, solo que le hice eso con Photoshop. El Photoshop y la fotografía son mi hobby, y bueno…se me daba bastante bien. Me da mucha vergüenza reconocer esto, te pido de veras disculpas.
En fin, quería decirte que además de la confusión de estos sentimientos hacia ti, es que yo también estaba con Fran. Y claro, más me confundí. Pasábamos por una época (años más bien) chunga con el tema de las infidelidades, y pensé que quizá estaba sintiendo esto por culpa de las carencias en mi relación.
– Pero, ¿al final supiste que te era infiel?
– Sí, poco después de tener al niño. Por eso me separé. Por lo que se ve mis sospechas se quedaron cortas. Tenía hasta cómplices y todo.
– Vaya, lo siento por esa parte. -.
Le conté lo pasado con aquel señor en el bar, que su reacción me pareció rara y tal, y me dijo que era un amigo de su padre, pero que era compadre de hacía muchos años de Fran, y que le cubría con las infidelidades. Ahora me cuadró todo. Pensaba que yo era una más y no quiso que el padre de Bea se enterase del percal.
– “Y, ¿qué hay de su amigo X? Que me bloquease del Facebook así sin más no me pareció normal”.
– “Bueno, su amigo X es que directamente es gilipollas”.
– Ya…
Nos tiramos toda la mañana hablando, y parte de la noche. Me explicó todo con detalles y me pidió mil veces perdón. Me dijo que eso formaba parte de su pasado, que había madurado y que eso se había quedado atrás. Me ofreció su amistad y me dijo que siempre había deseado tenerla a pesar de todo.
Yo estaba muy confusa y le pedí un poco de tiempo.
Pero ella me habló a los dos días. Me preguntaba cómo estaba y me mandaba fotos de lo que hacía. Al poco, me mandó algún vídeo de sus hijos haciendo cosas graciosas y me enseñó las vistas desde su balcón. También empezó a mandarme selfies suyos. Me agregó a otras redes. Y me mandó audios. Joder, la voz se parecía. ¿Cómo no me di cuenta cuando hablé con ella por teléfono? Le pedí que me hablase en voz baja para comprobarlo. Y así lo hizo. Joder. Era su voz. Un escalofrío me recorrió la espina dorsal. En voz baja no sé por qué, pero sonaba algo más masculina, o eso parecía.
Aquello me dio un poco de mal rollo y dejé de hablarle unos días.
Pero, como siempre, volví.
Hablamos largo y tendido, y me pidió la oportunidad de vernos. El día que me propuso tenía a los niños en el cole y los recogían sus suegros, porque ella tenía que hacer unas gestiones, así que vendría a verme. Estaba dispuesta a venir, gastarse la pasta, y volverse a las pocas horas. Me dijo que me quería dar la quedada que me merecí en su momento y decirme las cosas a la cara. Que quería hacer las cosas bien y de una forma madura.
Acepté, confundida.
Algo se me despertó en el pecho: ilusión.
No sabía qué coño me estaba pasando. No sabía qué cojones era todo aquello.
Pero el día llegó.
Me fue enviando fotos todo el rato de sus movimientos, para que la creyese. Foto en el transporte que usó, selfie, billete, y foto de la estación de destino cuando llegó.
Me dieron unos pequeños escalofríos. Estaba nerviosa. Esta vez parecía real.
Quedamos cerca de mi casa. La esperé impaciente y nerviosa. Tenía las manos sudorosas y frías.
Y apareció.
No sabría describir bien cual fue mi sensación. Todo era muy raro, pero algo sentí cerca del corazón.
Nos dimos dos besos y un abrazo muy fugaz. Estuvimos hablando dos horas, de forma intensa y eficaz. Volvió a darme explicaciones y a pedirme perdón mirándome a los ojos.
Me dijo lo especial que fui para ella y que sus sentimientos fueron verdad. Sonó una alarma, era la hora de irse.
Me miró con cierto brillo en los ojos.
Y yo la miré a ella.
Me dijo que había sido un placer, que ojalá lo hubiese hecho en su momento, y que confiaba en que pudiese perdonarla del todo y en que fuésemos amigas.
Le agradecí su valentía tardía y que me diese el punto y final que me merecía. Que ya estaríamos en contacto.
Me miró de cerca. Me dio un abrazo caluroso. Y Cuando nos giramos, antes de separarnos, nos dimos un beso.
Un pico.
Sentí cosas.
Sentí mucha confusión.
A ella también se la vio rara.
Nos despedimos cordialmente con pocas palabras y se fue.
No podía estar más confundida.
Al llegar, me habló.
Volvimos a hablar y acabamos tonteando. Estábamos en contacto como en los viejos tiempos.
Llegué a sentir ilusión.
Pero algo me dijo que no continuara.
No podía hacer esto. No podía tener una ¿relación? A distancia con una persona que me había engañado tanto en el pasado, por mucho que madurara. No podía tener una relación clandestina a distancia con la mujer de alguien y madre de 4 hijos. No podía tener una relación con…alguien así. Además yo toda mi vida había sido heterosexual, no sabía qué coño me había pasado ahí. No supe discernir si estaba mezclando viejos sentimientos del recuerdo de una personalidad que me enamoró o es que tenía un lado que no conocía. De igual manera, hablé con ella. Me sinceré sobre lo que pensaba y decidí cortar la relación extraña que habíamos formado.
Ella me entendió.
Nos despedimos de forma cordial y amistosa. Nos deseamos lo mejor.
Y ahí acabó todo.