Normalmente se leen experiencias fabulosas (o no tanto) sobre citas, polvos, enchochamientos semanales/mensuales, etc. Sin embargo, lo de las relaciones largas lo tenemos un poco con cruz y ajos (no os culpo, eh?) porque las experiencias malas pesan mucho, y más en esta época de Tinder en la que estar mal por alguien es casi sinónimo de ser gilipollas, ‘con la de peces que hay en el río’.

Pues veréis, yo llevo más de 10 años con el mismo y tengo menos de 30. Y la vida me sonríe, qué queréis que os diga. Además, es pre calvo, que ya sabemos que es un plus.

Ojo, que esto no es un llamamiento a quedarse con el primero que pase, ¿eh? No no no. Pero sí que recordemos que existe una parte muy buena de estar con alguien mucho tiempo.

La denominación más acertada, para mi gusto, es ‘compañero de vida’. Porque es literalmente eso: sexo + amor = novios, ¿no? Pues es que las relaciones largas se componen de chorrocientos ingredientes más (aquí pongo los cinco más importantes):

  • Compañía: aunque no sea física, sabes que ahí está. Para llamarle indignada cuando discutes con alguien del planeta, quien sea. Para llamarle llorando de alegría porque has conseguido ese puto puesto detrás del cual llevas 2 años. Para pasar a su lado los mejores y peores momentos de tu vida y de la suya. Ains, cuántos unicornios…. 

  • Amistad: sí, es posible, y yo diría recomendable. Compartir las experiencas amistosas consigue un conocimiento mutuo más profundo (¿se preocupa de quienes le importan? ¿se sacrifica por los demás?).
Parece buen chico…
  • Aprendizaje: de la vida, porque no es igual que tú, tiene gustos e inquietudes distintas y te puede aportar mil experiencias que tú sola no conocerías nunca; y aprendizaje sobre las personas, que igual es porque estudio psicología, pero me parece fascinante ver (y aprender) cómo otros afrontan las mismas situaciones que yo de distinta manera. Plantéatelo así: intentar ser mejor persona desde la observación del ser que tienes al ladito. 

  • Diversión: lo mejor de todo esto: las risas, siempre.

  • Sexo, claro: sexo asegurado, con confianza para cambiar, para probar cosas nuevas, para que se escape un pedo y aquí-no-ha-pasao-ná; sexo con amor, o sin él (vivan las fantasías sexuales about dos desconocidos) pero pudiendo elegir.

 

  • Cariño: mimos, en mayor o menor cantidad según lo cactus que seas. Yo soy cactus con el mundo en general, pero con mi chico remoloneo unos minutos al día. De nada, mi amor.

caricias

  • Familia: con o sin hijos, pero familia, si la convivencia lo permite, y hasta que las ganas terminen (se han ido volando los unicornios, pero es que hay que ser realistas

Y finalmente, hay algo que es VITAL para que la relación funcione: la independencia: en cuanto a dinero, a amistades, a espacio personal y privacidad.

Os aseguro que a nadie le gusta estar 24h con una sola persona y que ésta sepa cada paso que da, que la controle o que la inhiba. *Si te das por aludida en este párrafo, vamos a ponernos serias: es probable que estés en una relación de maltrato.*

¿Podemos tener sexo, cariño, compañía, etc, solas? Of course. Esta es sólo una manera de obtener todo eso, tan válida como cualquier otra. Así que, queridas, ya veis: tirarse a la piscina a veces sale bien.

Si sale mal, pasamos el duelo y salimos adelante, escarmentadas y con otra lección de vida bajo el brazo.

Imagen destacada