EL TABÚ DE SALIR CON ALGUIEN MÁS JOVEN… SIENDO MUJER

Algunas diréis que esto es algo que está más que superado, pero ¿realmente es así? 

 

Cuando era más joven, siempre decía que me gustaban los chicos de mi edad porque podían pensar y sentir como yo, ya que uno de más edad estaría ya en otro punto de su vida. Cuando me fui acercando a los 30, fui conociendo a algunos que me sacaban unos añitos y me di cuenta de que podían ser tan inmaduros como los de mi edad… Siempre se ha dicho que a las mujeres nos gustan mayores porque nosotras somos más maduras, así que de mirar a los más jóvenes ni hablemos. Hemos podido salir tranquilamente con chicos de 4, 6, 8 años más que nosotras, aunque ya llegando a los 10 años más surgen los comentarios sobre la diferencia de edad y las bromitas que se repiten más que el ajo. Y, sin embargo, hemos seguimos viéndolo como algo normal.

Un día, así de buenas a primeras, me di cuenta de que le interesaba a los que tenían unos añitos menos que yo. Con treinta y tantos o cuarenta años, muchos me miraban con otros ojos y no me había dado ni cuenta, porque tampoco me había planteado nunca abrir esa puerta. No hablo de 3 o 4 años menos (mi madre, en su época, tenía complejo por tener dos años más que mi padre), no, no, no. Hablo de que el muchacho en cuestión no estuviera ni en el pensamiento de sus padres cuando yo estaba recibiendo el sacramento de la Primera Comunión y de repente anduviera con pensamientos obscenos hacia esa criaturita. A mancillar, a mancillar, que el mundo se va a acabar. 

Si la cosa se prolonga en el tiempo y esa persona pasa a ser parte de tu vida, te encuentras avisando a tus amigos e incluso dando explicaciones sobre su edad. Y aun así, no puedes evitar que te llamen asaltacunas entre risitas, o que te preocupe que se te vea muy mayor a su lado, a pesar de que estés lozana como una berenjena. 

Efectivamente, los momentos vitales son diferentes. Además, a menudo, por el hecho de haber sido criado en su rol de hombre, te puedes encontrar con que están muy verdes en muchos aspectos del día a día. Y nosotras, ciertamente, tendemos a ser más responsables y a marcar más nuestros plazos, ya que la sociedad nos lo va inculcando desde que nos salen las tetas, o incluso antes. Sin embargo, algunos de hombres tan maduros y tan para adecuados para nosotras nos han llenado de traumas y de sufrimiento porque ellos mismos nos llegan ya con mil heridas o con una carga masculina que la sociedad tiene pensada para ellos y que apesta a armario cerrado, construyendo cualquier cosa menos una relación sana. Imagino que muchas sabréis de esto que os hablo. 

Te puedes acabar fijando en un hombre mucho más joven por diversos motivos: frescura, diversión, sueños por cumplir, deseos, risas… y daños menos profundos en lo que a relaciones se refiere. Puede suponer un pequeño reseteo en tu interior, devolverte algunas cosas que creías haber perdido. ¡O tal vez busques simplemente un empotrador más joven! En este tema, según mi experiencia —que no será la única ni la más acertada—, noto que los hombres que se fijan en mujeres mucho más jóvenes suelen centrarse en que físicamente les resultan más atractivas, o están más ‘nuevecitas’, pero, ante todo, ellos se lo permiten a sí mismos porque no se sienten viejos.

Y es que nuestra sociedad permite a los hombres ser eternamente jóvenes y nosotras nos transformamos en viejas pasada una cierta edad… entiéndase con ironía esta triste realidad.

Afortunadamente, cada vez más mujeres conocemos nuestra fuerza, nuestro atractivo y nos vemos como realmente somos, que no es como nos han hecho pensar en más de una ocasión. Así, muchas abrimos la veda a conocer a personas más jóvenes, y esto es señal de que vamos rompiendo estereotipos y vamos peleando contra las ideas que teníamos de nosotras mismas y de lo que nos puede ir o no bien en nuestras vidas. 

Está en nuestra mano tratar de normalizar determinadas situaciones que siempre habían estado reservadas a los hombres. Al final, la vida es toda nuestra y nadie va a vivirla por nosotras, ya sea con alguien mayor, más joven, hombre, mujer, sola con hijos o con el amor de nuestros gatos o perros. Vivamos al son que queramos.

Helena con H