Después de leer el libro ’10 obstáculos que te impiden ser feliz’ de Irene López Assor, hay un concepto que se me quedó clavado y al que no paro de darle vueltas. El concepto de Autoexigencias sociales. Este concepto engloba aquellas “exigencias” sociales que, en más de una ocasión, hemos hecho nuestras y que, por tanto, nos vemos “obligadas” a cumplir. Porque sí. Porque pensamos que es “lo que toca” socialmente.

Y es en este punto en el que empiezo a pensar en mis experiencias personales, en mis conversaciones con amigas, con familiares, compañeras….y me doy cuenta de cuántas autoexigencias sociales hemos cargado alguna vez sin ninguna necesidad ¡Cuánto nos cuesta aceptar, que hay vida fuera de esa “normalidad” impuesta! Por eso, he querido hacer un recopilatorio de esas autoexigencias sociales que todas hemos cargado alguna vez:

  • Tener un físico a la “moda”. Esta gana por goleada a las otras y se convierte en la nº 1 de nuestra lista. Que levante la mano quien no odie algo de su cuerpo porque piensa que debería ser diferente. Los pechos, la celulitis, las piernas, los brazos, la barriga, el culo… todas tenemos a un enemigo en nuestro cuerpo que debemos combatir. Gracias Weloversize por la gran labor que realizáis para ayudarnos a liberarnos y a aceptar todos y cada unos de los poros de nuestra piel.

    ¡Cuántas peleas delante del espejo!
    ¡Cuántas peleas delante del espejo!
  • Éxito profesional. Y con esto viene implícito tener que sacrificar toda tu vida personal y social para conseguirlo. Pues bien, yo no sé vosotras, pero para mí el éxito profesional está sobrevalorado. Tienes derecho a decidir que eso no sea tu prioridad y enfocar el éxito hacia otro aspecto de tu vida. O decidir que quieres poner todos tus esfuerzos en conseguirlo. Sea lo que sea, que no te convenzan de que esa es la única opción.
  • Tener una pareja para toda la vida. Otra gran autoexigencia social que todas acarreamos de por vida. “Porque si no es amor para toda la vida es que no es amor”. No voy a decir que el amor eterno no exista (Aunque lo dudo), pero creer que tienes que estar con la misma persona toda tu vida es un error. Las personas cambian, evolucionan, y lo que funciona en un momento de tu vida, no tiene porque funcionar en otro. A veces el amor se acaba, y hay que aceptarlo.

    Samantha Jones me representa
  • Tener hijos. Menos mal que ahora cada vez está mejor visto decidir no tener hijos, pero hasta hace poco parecía que una mujer que no tiene hijos, nunca se va a sentir completa. No dudo de que es una experiencia maravillosa. Pero tampoco dudo de que las chicas que deciden no ser madres viven una experiencia igual de maravillosa.
  • Ser una buena madre. Esto ya es arena de otro costal. Aquí todo el mundo opina y tiene la verdad absoluta. ¿Cuántas madres se han autocastigado por darle una galleta a su hijo para que se callara? Amigas, si yo fuera la madre, no le hubiera dado una ¡Le hubiera dado la caja entera! Admiro vuestra dedicación y esfuerzo por criar a este proyecto de persona. No os preocupéis, lo estáis haciendo fenomenal.

    Cuando alguien cree tener la verdad absoluta sobre el tema
  • Tener un aspecto juvenil a cualquier edad. ¿Por qué envejecer tiene que estar tan mal visto? No paran de vendernos cremas para evitar las arrugas, disimular la piel flácida, cubrir las canas… ¿Acaso os pensáis que a los tíos les preocupan lo más mínimo estas cosas? Ellos ahí tan pichis, con sus canas, sus arrugas y su barriguita cervecera. Pero tú no, tu tienes que dedicar 1 hora cada día a esconder y disimular que te haces mayor (por no hablar de la inversión económica para conseguirlo). El tiempo pasa igual para todos, dejemos de exigir a las mujeres que intenten evitarlo.
  • Tener mucho dinero como sinónimo de felicidad. Vale, esto ha generado mucho debate entre mis conocidos. Porque el dinero en sí no da la felicidad, pero sí que te permite acceder a cosas que te hacen feliz. No voy a entrar en este debate aquí, pero lo que quiero decir con esto es que pensamos que cuantas más cosas tengamos más felices seremos. Y, al fin y al cabo, las cosas que nos hacen realmente más felices, no las compra el dinero (Un abrazo, una cervecita al sol, el primer baño en la playa del verano, ese beso…). Aprendamos a valorar más estos momentos por favor.

    Esto es vida amigas
  • La monogamia. Sé que por aquí hay firmes defensoras de la monogamia, pero yo soy de las que piensa que existen muchos otros tipos de relación. Y que cada una tiene que encontrar aquella que le funciona mejor con su pareja actual. Punto. Basta ya de juzgar a las personas que piensan o sienten diferente. O de decir que pensar así les hace querer menos a su pareja y que no están realmente enamoradas. Que alguien decida no vivir según lo más común, no significa que sienta menos.
  • Casarse. Otra eterna autoexigencia social que cumplimos con los ojos cerrados. Porque si no nos casamos, es que no queremos realmente a esa persona y tenemos miedo al compromiso. Pues mira, yo llevo 13 años con la misma persona y ni me planteo casarme. Soy feliz así y mi pareja también lo es. ¿Por qué vamos a cambiarlo? He aprendido a no sentirme presionada para tener que hacer algo que, sinceramente, sólo de pensarlo me da dolor de cabeza.

    No todas queremos ser Beyoncé
  • Ser una buena esposa. Una vez casada, viene la autoexigencia social que implica ser una buena esposa. Que pasa por saber cocinar, mantener la casa limpia, ordenada, encargarse de los hijos, hacer la compra… me da pereza sólo de pensarlo. Y lo peor es que muchos hombres es lo que han vivido en sus casas y es lo que se esperan encontrar cuando se casen ¿Y a nosotras quién nos cuida? Menos mal que cada vez somos más conscientes de que este estereotipo debe ser derribado.

Siendo sincera, se me ocurren muchas más, pero estas son las autoexigencias sociales más comentadas con mis círculos más cercanos.  Y llegados a este punto, qué queréis que os diga, me niego a que estas exigencias sociales afecten a mi forma de ver y vivir la vida. Por ello, he decidido ser flexible conmigo misma e intentar romper todas esas barreras que yo sola he construido. Por el bien de mi salud mental y de mi salud física.

¿Y vosotras? ¿Qué otras autoexigencias sociales vivís en vuestro día a día?