Qué cosas tiene el destino que justo cuando iba a empezar a escribir esta carta ha sonado mi móvil y eras tú. Como cambian las cosas en dos minutos.

Pensaba en todo lo que querría decirte y nunca te dije. Me acordé de todas las discusiones en la que yo acababa llorando y tú eras incapaz de derramar una sola lágrima. Cómo odiaba eso.

Pensaba en el día en que yo me puse a bailar por la calle y tú me pediste que parase porque te daba vergüenza.

Pensaba en el sexo o, mejor dicho, en la falta de él. Tantas broncas intentando solucionarlo y al final no hubo manera.

Pensaba en el brillo en mis ojos cuando me imaginaba teniendo hijos y en la pereza que te daban a ti los niños. Lo mismo sucedía con los animales. No te gustaban mis gatos.

Éramos muy diferentes y al principio yo intenté cambiar para amoldarme a ti. Me convencí a mi misma de que no quería bailar, de que no quería sexo y de que no quería niños. No te mentí a ti, me mentí a mí misma.

Con el tiempo todo cayó por su propio peso y con mis restos de autoestima rotos conseguí ponerle punto y final a la relación. Ya no te quería y en el fondo tampoco me quería a mí misma. Estaba hundida.

Tú te empeñaste en que te dejé por otro y fuiste contando tu versión. Algunos se la creyeron si preguntar. Odio que la gente se posicione. Yo jamás pedí a nadie que lo hiciese.

Respeté tus tiempos y tú me juzgaste. Te he odiado mucho y ahora que estaba a punto de plasmar ese sentimiento en una carta me hablas para pedirme perdón por cómo has actuado. Dices que te alegras de que esté feliz aunque no sea contigo. Reconoces haber metido mierda y te disculpas por ello.

Creo que todos intentamos hacerlo lo mejor que podemos y nos equivocamos mucho por el camino. Nunca te dije que la vida que tú imaginabas no era la que yo quería y ahora que estoy viviéndola sólo puedo pensar en la suerte que tuve de haberte conocido y en lo valiente y sabia que fui por haberte dejado marchar. Tal vez tendré hijos y muchos gatos o tal vez no, pero siempre guardaré con cariño nuestra historia.

 

Redacción WLS