Este post es una colaboración con Corporis Sanum pero la experiencia de Mariella es 100% REAL :)

 

¿Eres de las que tiene el armario lleno de ropa pero nunca tiene nada que ponerse? Pues a mi me pasaba lo mismo con la cocina: siempre la tenía llena, pero nunca tenía nada que comer.

Hasta hace poco, mi rutina para ir a comprar solía ser la siguiente: iba el sábado por la mañana al Mercadona e iba llenando el carrito con lo que me iba apeteciendo. Mi carrito típico solía llevar muchísima proteína (carne, pollo, pescado) y verdura que se pudiese preparar fácilmente, ya sea cruda o al vapor. También lo llenaba de “por si acasos”: por si acaso me apetece legumbres, este frasco de garbazos. Por si acaso un día llego muy tarde del trabajo, este plato preparado. Por si acaso un día me apetece dulce, estos yogures. Vamos, que la alacena y la nevera siempre llenas.

Sin embargo (una que es así de paradójica), evitaba pasar mucho tiempo en la cocina y le dedicaba muy poquito tiempo a mi alimentación, ya sea por pereza, por auténtica falta de tiempo o porque aquello que me apeteció comprar el sábado ya no me apetecía más. En muchas ocasiones, terminaba tirando comida que había comprado “por si acaso” pero que al final jamás me comía, lo cual me hacía sentir terrible. 

Como os conté en un post anterior, hace unos meses me apunté a Corporis Sanum, un servicio de nutrición donde te mandan un menú semanal para que logres los objetivos de alimentación que estés buscando. Estos objetivos pueden ser bajar de peso, mantenerte o sencillamente aprender a comer bien. Y no sólo te mandan el menú: te mandan la lista de la compra. Yo cuando la vi por primera vez casi me explota la cabeza, porque era aquello que no había hecho jamás en mi vida: pensar qué comeré esta semana y planificar la compra. 

La primera vez que fui al Mercadona (Juan Roig no me paga nada, sencillamente me encanta el Mercadona) con mi nueva listita debo decir que gasté lo mismo que solía gastar cada semana. Tuve que comprar bastante “fondo de alacena” que no tenía, así que me hice con bolsas de arroz, legumbres, varios tipos de especias o pasta integral. Sin embargo, mi carrito lucía bastante diferente. Me sorprendió bastante la poca cantidad de proteína, porque el haber sido súbdita de Dukan tantos años me había acostumbrado a comprar bandejas y bandejas de pollo o pavo y padentro. Pero decidí hacerle caso a la lista, y las siguientes semanas me di cuenta de que mi gasto se había reducido drásticamente.

Luego de analizar cómo era mi compra antes y cómo es ahora, mi gasto se ha reducido por todo lo siguiente:

  • Tener una lista de la compra evita el desperdicio. Si sé que con mi menú semanal comeré medio kilo de pechuga de pollo, pues los 200 gramos que me sobran de la bandeja van directamente al congelador (en vez de morir lentamente en la nevera).
  • Tener una lista de la compra me obliga a revisar lo que ya tengo en la nevera o en la alacena para no comprar demás. ¿Tú has tenido alguna vez cinco kilos de arroz integral en tu alacena? Yo también. 
  • Mi consumo de verduras se ha incrementado y ha bajado el de la carne, y ese es un cambio importante a nivel económico (además de que las verduras me van de lujo). 
  • He dejado de comprar platos preparados, ya que ahora preparo todas mis comidas (y como son recetas de 15-20 minutos pues no me supone tanto esfuerzo). 

Y algo importante también: al tener en la nevera sólo que necesito, evito tener mucha cantidad de comida que me pueda llevar a comer de más. ¿Quién se ha comido alguna vez medio kilo de pechugas de pollo, sin hambre, sólo para que no se pongan malas? Aquí vuestra amiga. 

Esto es como cuando te vas de viaje: si lo planificas con tiempo y le pones mimo y esfuerzo, al final te puedes pegar un viaje de puta madre. En este caso, comes delicioso y sanísimo por bastante menos dinerito que mucha gente. Para cada persona será diferente (muchas de vosotras seguro que os organizáis la compra bastante mejor de lo que yo lo hacía), pero yo calculo que gracias a los menús semanales y a la lista de la compra que ahora tengo, ahorro en torno a unos 50 euritos al mes. Me vienen muy bien para pillarme algún caprichito de vez en cuando (o para pagarle a las nutricionistas para que me manden las recetas de menús sanos y deliciosos :P) ¡Os animo a que lo intentéis! 

Pincha aquí para aprender a organizar tu compra semanal :)

 

Post en colaboración con las chicas de Corporis Sanum <3