CÓMO DECONSTRUIRSE PARA DEJAR DE SER UNA GORDA GORDOFÓBICA.

Supongo que el día que asumí que soy una gorda gordofóbica supuso un antes y un después en mi vida. No porque automáticamente obtuviera las claves para dejar de serlo, sino porque empecé a entender muchas cosas. 

Yo rechazaba mi cuerpo, y aunque siempre saliera a la calle con la mejor de las actitudes, la realidad es que nunca me parecía atractiva o guapa cuando me veía en fotos, vídeos y demás. Pero la cosa no quedaba ahí, sino que también sentía rechazo por el resto de personas gordas.

Vamos a ver, no era un rechazo total de no querer relacionarme con ellos (esto ya sería de gilipollas), sino más bien una animadversión basada en topicazos. Ya sabéis… Si está gordo/a es porque no hace deporte; míralo/a como come, normal que esté gordo; madre mía, la analítica de esta persona debe de ser un horror (lo siento, deformación profesional), etc. 

Además, a eso hay que sumarle que nunca, jamás, me he sentido atraída por una persona con Kg de más. Y he dudado cuando alguien delgado se ha sentido atraído por mí. 

¿Qué pasa entonces? Pues que yo soy una chica gorda pero con una analítica perfecta, que hace deporte, se esfuerza por alimentarse lo mejor posible e intenta llevar una vida sana. 

Y teniendo el mejor ejemplo en casa, ¿por qué pienso así de las personas gordas? Pues por el lavado cerebral al que me ha sometido la sociedad durante años.

Desde pequeña se me ha inculcado que mi corporalidad no es válida, que no es deseable y que la única culpable de mis kg de más era yo misma. Dietas desde la infancia y determinadas actitudes tanto fuera como dentro de mi propia casa que han acabado por convencerme de que esto es culpa mía, de mis malos hábitos y de mi falta de sacrificio y responsabilidad. Tanto ha sido así, que aun siendo consciente de que mi modo de vida, salvo algún que otro ajuste, es correcto, he acabado por creerme que el hecho de que mi cuerpo no se ajuste a los cánones de belleza establecidos es culpa mía. 

Entonces, si yo soy la culpable de mi obesidad, los demás también. Y no hay beneficio de la duda. Si esa persona intenta mostrar que sus hábitos son correctos directamente no me lo creo y mi pensamiento dicta “Sí sí, tú dirás lo que quieras, pero a la vista está que tus rutinas no son las correctas”. 

Y realmente no os podéis imaginar lo que me jode. Me revienta que los estigmas sociales hayan calado tan hondo en mí que, siendo yo una persona afecta de  obesidad, sea incapaz de aceptar que existen múltiples factores que pueden llevar a una persona a tener sobrepeso, independientemente de sus costumbres alimentarias y deportivas. 

Así que aquí estoy, intentando poco a poco deconstruirme y aceptar lo que ya sé. Que puede que algunas personas obesas hayan llegado a ese punto por tener un modo de vida poco saludable, pero desde luego no sería justo generalizar. Porque también hay infinidad de personas delgadas con hábitos insanos, pero que debido a su corporalidad no se les juzga. Y sobre todo que si quiero aceptar a todo el mundo, primero debo empezar por aceptarme a mí misma y liberarme de cualquier resto de culpabilidad que la sociedad se haya empeñado en atribuirme por no cumplir su mierda de cánones de belleza. 

 

@maripluff