Sé que muchas personas cuando escuchan «relación abierta» se llevan las manos a la cabeza.

Y es verdad, nos da miedo y está claro que una relación abierta no es para todo el mundo. Yo jamás pensé que era lo que yo necesitaba, es más, siempre que la gente hablaba de relaciones abiertas yo me horrorizaba. Pensaba para mí, que era una manera egoísta y poco madura de tener una pareja pero sin el compromisvo que una relación conlleva.

Tenía la sensación de que las relaciones abiertas estaban hechas para gente joven, para personas volátiles a las que no les importaba demasiado la otra persona involucrada en la relación.

No es que sea precisamente una adolescente, tengo 42 años y hasta la fecha he tenido unas cuantas relaciones.

Obviamente, no soy una experta en el amor ni en las relaciones pero si puedo hablar de lo que funciona para mí y de lo que no funcionaba para mí en el pasado.

Todas las relaciones que tuve hasta hace poco acababan convirtiendose en relaciones tóxicas o dependientes. Por no hablar de que yo acababa saliendo de las relaciones completamente abatida y sintiendome culpable.

No estoy precisamente orgullosa, pero creo que he sido infiel a la mayoría de mis parejas. ¿Por qué lo hacía? Porque aunque yo tenía claro que quería a la persona con la que estaba y me gustaba invertir tiempo y energía en nuestra relación, me era complicado renunciar a la magia de otras personas que se iban cruzando en mi camino.

Yo nunca me cuestioné que quizás no quisiera a las personas con las que mantenía una relación, es más, te aseguro que cuando me he comprometido a estar en una relación era porque la persona en cuestión era increíble. Y también te diré que el sexo que he tenido fuera de una relación nunca perjudicó a mi relación sentimental. Bueno, vamos a puntualizar, si perjudicaba cuando lo contaba y me sinceraba.

Pero no por tener sexo con otras personas deseaba menos a mi pareja o dejaba de hacer planes de futuro con él. Para mi eran dos cosas separadas y perfectamente compatibles.

¿Cúal era el problema? Que cuando pensaba en una relación abierta, tenía este pensamiento recurrente «Si mi pareja se acuesta con otra persona significa que no me respeta y que no me quiere». 

Y aquí es donde reside el error y la gran mentira universal. Me llevó mucho tiempo deconstruír toda la parafernalia que la sociedad y los años de cristianismo nos ha metido en la cabeza.

Y sé que muchas de vosotras me entendereís, porque de la misma manera que lleva esfuerzo y un par de huevos, deconstruír los mensajes acerca del cuerpo y de la apariencia de la mujer, deconstruír los mensajes que nos dicen cómo deben ser las relaciones, es verdaderamente jodido.

Me ha costado casi 40 años encontrar a una persona que pueda deconstruír esas ideas conmigo y que viva las relaciones de la misma manera que yo las siento.

Por fin he dejado de sentirme culpable. Tengo un compañero que no me señala por vivir las relaciones de manera distitna a lo que nos dice la sociedad y eso me ha permitido de una vez por todas, tener una relación sentimental equilibrada y sana.

Estoy viviendo un proceso parecido al que viví cuando empecé a aceptar mi propio cuerpo. Me siento por fin libre y me siento plena.

Si, proteger tu libertad respecto a tu cuerpo o respecto a tu relación, es un trabajo diario verdaderamente jodido. Por que todos los días te bombardean con ideas acerca de cómo debe ser el cuerpo de una mujer y de cómo debe ser una relación.

Pero muchas veces, proteger nuestra libertad es el único camino que existe para realmente poder ser seres humanos libres.

Anónimo

 

Envía tus movidas a [email protected]