Hay personas a las que quiero, a las que quiero mucho, o mejor; a las quiero muy bien.
Pero eso no es óbice, cortapisa ni valladar (como decía mi abuela) para que odie soberanamente algunas de las cosas que hacen, practican, o les caracterizan.

Soy la primerita en reconocer que tengo un millón de defectos, posiblemente más patentes que las virtudes, pero estos que os voy a enumerar os aseguro que no los poseo. Y si es así, si alguna vez peco de su práctica, por favor amigas, pegadme mucho y fuerte.

Cosas que odio de gente a la que quiero, breve lista:

  • Grabar historias de IG mientras se conduce: Esta es la que más odio. Y por desgracia son MUCHOS los que lo hacen. ¿Es que sois imbéciles? En serio. No tengo mucho más que añadir. Hay mucha gente a la que aprecio y lo hace. Y ahí es cuando pienso… ¿os llevasteis un golpe en la cabeza que no me habéis contado y perdéis la sensatez al volante?. Para que lo sepáis: ni siquiera son historias bonitas, ponéis en peligro vuestras vidas, que allá vosotros, pero también ponéis en peligro las de los demás. No moláis. Dejad de hacerlo. En serio. Apesta.
  • Impuntualidad: Esta es una lucha vitalicia contra muchos/as de mis amigos/as. Quizás el problema está en mi exceso de puntualidad. Ni pronto ni tarde, a la hora exacta. ¿Es tan difícil?. Soy incapaz de llegar tarde aunque sepa que voy a estar esperando como una idiota. Que todos podemos tener imprevistos y retrasarnos alguna vez, pero los que lo hacéis por norma, asumiendo que los demás aceptamos que sois así… ¿Cómo sois capaces de llegar con tanta parsimonia añadida?.

diccionario

 

  • 2ª persona del pretérito perfecto simple MAL: Podría entrar en las faltas ortográficas, pero no. Merece un punto aparte porque esto lo escucho más de lo que lo leo. No se dice “vinisteS a verme, me comisteS, y luego me besasteS”. Se dice “viniste a verme, me comiste y luego me besaste”. PUNTO. No se conjugan con una “S” final. Es que me sangran los oídos ¿no os sobra algo cuando lo verbalizáis?.
  • Ruiditos: Que hagan ruiditos molestos. A ver si me explico. El típico que no para con el botón del bolígrafo, el que coge la llave o cualquier aparato metálico y crea «música» contra la mesa/silla/lo que sea, la que masca chile como si no hubiera mañana, la que se pone con las uñas en la mesa cual dominadora mundial, la que mastica haciendo un ruido exagerado, el que quita y pone la tapa de las pilas del mando a distancia seguido, cualquier sonido constante y desagradable que sea obra del ser humano. Bueno ¿y los que, aunque en silencio, giran el bolígrafo sobre el pulgar y el índice? Esos son hijos de Satán. Esos tienen que tener algo muy muy bueno que lo compense.

Por hoy es suficiente pedantería, ya habrá segunda parte no os preocupéis. La «hater» que habita en mí debe descansar por esta jornada.

Venga amigos, os dejo que sigáis siendo unos malditos impuntuales malhablados e incluso que me dejéis reírme de vuestros tiktoks, pero por favor, no más historias al volante.

Os quiero siempre hasta con lo que odio de vosotros.

Marta Freire