Podría parecer un chiste o una broma de mal gusto, pero no, por desgracia es una historia muy real: la historia de Juliana Nehme, influencer brasileña y modelo plus size, que sucedía cuándo esta se encontraba con su familia en el aeropuerto de Beirut (Líbano) y la compañía Qatar Airways le negó el embarque.

¿El motivo? El que aparece en el título de este texto. Pero es que la cosa no termina ahí ya que, a mayores de haberle negado el embarque y por ello haber perdido su vuelo, posteriormente la instaron a que si quería volar lo que tendría que hacer era o comprarse un billete de clase ejecutiva, mucho más costoso (pues los asientos son más amplios), o sino comprar dos pasajes para así ocupar dos asientos y no perturbar a los demás pasajeros.

Finalmente, y ante las humillantes »soluciones» que le dieron, solo parte de su familia pudo volar, quedándose ella y su madre abandonadas en el aeropuerto sin poder volver a su país. Ante esta situación, la modelo, desesperada, expuso su caso en las redes sociales para poder darle eco de forma pública y que se supiera la tremenda injusticia que se estaba cometiendo con ella.

Exponía lo siguiente en si cuenta de Twitter: »GORDOFOBIA NA QATAR estou sendo retida no Libano porque a Qatar nao deixa embarcar no voo de volta ao Brasil porque sou GORDA (Estoy retenida en el Líbano porque Qatar no me deja embarcar en el vuelo de vuelta a Brasil porque soy GORDA).

Todo esto derivó en que, lejos de solucionarse o tan si quiera mejorar un poco la situación, esta empeorara de forma considerable, recibiendo amenazas de la tripulación de tierra de Qatar Airways (¡llegando incluso a empujarla!).

Podría pensarse que por lo menos las redes se posicionaron de su lado… Pues la tremenda sorpresa llegó cuando esto tampoco sucedió, sino que se derivó en un cúmulo de comentarios cargados de gordofobia y cero empatía, tales como:

‘se quer viajar com tranquilidade… emagrece… ninguém vai te perturbar…» o »no seu lugar, eu me sentiria triste também, mas conseguiria entender q, por eu ocupar duas poltronas, eu teria que pagar 2 passagens.» (si quieres viajar con tranquilidad… pierde peso… nadie te molestará…’ o ‘en tu lugar, yo también me sentiría triste, pero entendería que por ocupar dos plazas, tendría que pagar dos billetes).

Y tantos otros en esta línea, aconsejándole, en definitiva, que la solución para ella era perder peso, hacer dieta o resignarse a pagar dos billetes o uno más caro en clase ejecutiva.

Intento pensar una situación más violenta y bochornosa que esta y pocas más se me pueden ocurrir. Es absurdo e inaceptable que se sigan culpabilizando y criminalizando los cuerpos de esta manera, que la única solución que se le dé a una persona para poder viajar sea pagar dos pasajes o uno más caro de lo que tal vez puede permitirse, pues esto no hace más que colocar el foco de la culpabilidad en la propia persona. Y, para más inri, que no cesen las vejaciones y humillaciones, describe a una sociedad muy limitada y carente de cualquier mínimo grado de empatía.

Además, ¿para qué van a molestarse las aerolíneas en adaptar sus aviones a la diversidad de cuerpos y personas? No pueden claro, sería asumir una culpa que hace mucho está presente, pues este no es el primer caso en el que sucede algo parecido y se demoniza una diversidad corporal que parece molestar a según qué personas.

 

N.