Yo le había puesto un título súper rancio pero las chicas de WLS me sugirieron esta maravilla que ya os dice por donde van los tiros.

Os hablo de una historia que me pasó hace unos cuantos veranos, en la época más estresante de mi vida con un curro infernal y un jefe insoportable. De esto que el domingo ya estás nerviosa porque se acerca el lunes y te da pánico ir a la oficina. Horrible.

Así que cuando ese año llegaron las vacaciones las cogí con más ganas que en toda mi puta vida. Yo creo que ya fui hacia Atocha borracha y con ganas de jarana.

Me fui 15 días con tres amigas a un apartamento en un pueblo de Alicante, y la verdad es que entre todas sumamos unos cuantos follodramas de esas vacaciones, pero hoy vengo con el mío, mi momento estelar hasta la fecha.

Bajamos a la playa y directas al chiringuito, que tomar el sol me gusta pero si es mojito en mano mucho mejor. Ya con la chispa justa para decir tonterías nos metimos en el agua a hacer el tonto, y entonces ras que te vas, una medusa asesina hizo de las suyas y me dio de pleno.

Salí del agua gritando como una loca y haciendo aspavientos por lo que llamé la atención de media playa y también del socorrista, claro. Que se acercó a ver qué pasaba.

Gracias a Dios no vino a mearme encima, como Oto a Chelo

 

A pesar de lo que me picaba y dolía la pierna conseguí mantener intactas mis escasas dotes de seducción y mis amigas se morían de risa. El socorrista no es que fuera un vikingo empotrador (que sé que es lo que os suele gustar a todas), era más bien un tirillas con cara de santo, y chicas, ese es mi estilo, qué le voy a hacer. Así que entre ‘ay, ay, cómo me duele’, solté unas cuantas caiditas de pestaña, y cuando él sugirió a mis amigas que me llevasen a urgencias porque tenía pinta de que me estaba generando una reacción alérgica, una de ellas estuvo rápida y le dijo que si nos daba su número por lo que pudiera pasar.

Y nos lo dio, claro.

En urgencias me dieron unas pomadas y de vuelta al apartamento ya me encontraba mucho mejor. Mis amigas me animaron a que le enviase un whatsapp al socorrista y me faltó tiempo para iniciar conversación:

  • Hola, soy la chica de la medusa. Me gustaría agradecerte lo bien que te has portado invitándote a algo si te apetece.
  • Hola chica de la medusa, estaré encantado de aceptar.

Y así fue cómo quedé esa misma noche y las siguientes con el socorrista que me hizo las mejores comidas de parrusa de mi vida. Una maravilla de tío con el que todavía tengo contacto a día de hoy y que hizo de aquellas vacaciones algo que nunca olvidaré.

 

Anónimo

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