No me puedes negar que te afectan el número de likes que tienen tus fotos. Al menos, a mí sí.

 

Domingo por la tarde. Cuelgo una foto en Instagram ¡qué digo foto: fotón!

Después de un buen rato de reposo en el feed compruebo que solo hay 20 likes. Debe ser un error.  Tiene que serlo.

Actualizo. Gira la rueda y ningún corazón rojo aparece en el apartado de las notificaciones.

 

Entre nosotras, os reconozco que eso me da “cierto” bajón.

Sé, os juro que soy consciente, que la vida real está más allá del número de likes de una foto random de tu Instagram. Pero, incluso sabiéndolo, no puedo evitar preguntarme:      ¿Por qué?

Mi pobre autoestima,  siempre al acecho en busca de una nueva debilidad (qué maja ella), te dirá que el problema soy yo:

  • “Caes mal, asúmelo”

Escuché en otra red social, más cercana a la alta cultura que ninguna otra (¿hace falta que diga que es pura ironía?) que Instagram se rige por la siguiente premisa:

A la gente le puede el cotilleo de saber qué estás haciendo con tu vida, pero no les gusta verte demasiado feliz.

Esta frase sería la  versión actualizada de esa que nos decían en el colegio de “No te habla porque te tiene envidia”. – Nunca me la terminé de creer, aunque sí que me daba cierta paz.

A priori, me niego a pensar que la gente de “per se” sea mala y envidiosa. Pero, algo hay.  ¿O es que la única mala soy yo?

Y es que Instagram puede y saca la peor versión de mí:

  • Si estoy currando y todo el mundo de vacaciones, me borro la app.
  • Si llevo una temporada sin hacer deporte, unfollow rotundo a las cuentas
  • Si estoy soltera, silencio a esa pareja pesada que no para de poner fotos romanticonas.
  • Y un largo etcétera de actos demasiado cercanos a stalkeadora profesional que no voy a contar, porque, ¡oye, me da vergüenza!

Así que, si he de sacar alguna conclusión de esta rallada típica de domingo por la tarde y de persona sin muchas preocupaciones reales, sería:

  • Cada una está luchando su propia guerra.
  • No somos el centro del universo para los demás.
  • Sí, puede que no caigas demasiado bien, ¿y qué?
  • Las redes sociales no muestran la realidad.

Y ya por último, recordad siempre:

“Nadie es tan feliz ni tiene tantos amigos como parece en Instagram”