Mi amiga la destruyeautoestimaneitor.

 

Tengo una amiga, llamémosla Indira.

Conocí a Indira en una época bastante difícil de mi vida y ella me ayudó mucho, por lo que siempre le estaré agradecida. Ella es del tipo de persona -cada vez más escaso-, que da todo cuanto puede para ayudar a quien lo necesita, es compasiva y desprendida, y lo mejor es que lo hace con naturalidad, no como que le debas la vida. Pues bien, durante aquella época en la que yo no tenía trabajo, vivía con un hombre maltratador y no veía salida, Indira siempre estuvo ahí para escucharme, me invitaba a merendar a su casa y me llegó a regalar ropa. El caso es que de eso hace varios años ya, desde entonces mi vida no ha hecho más que mejorar; me separé de aquel hombre, tengo un trabajo estable y ahora soy yo quien regala ropa a los demás… y, cuando he vuelto de visita a la ciudad en la que vivía por aquel entonces y visito a mi amiga Indira, ella dice alegrarse mucho por mí cada vez que me pregunta cómo me va la vida y le respondo que estoy contenta; dice alegrarse, pero demuestra lo contrario.

Yo sé que ella no es feliz con su vida, lo cual me apena porque de corazón creo que se merece las cosas más bonitas, y creo que esa es la razón por la que no logra alegrarse de verdad por mí. Una vez escuché algo que decía que mucha gente quiere verte bien, pero nunca mejor que ellos. Yo no sé si estoy mejor o peor que Indira (ni me importa, sinceramente), pero está claro para mí que a ella le causa resquemor que yo haya avanzado en la vida. No sé si porque salí de aquel pueblo de gente chismosa, o porque me zafé de una relación tóxica mientras que ella no ha logrado independizarse de su pareja, que tiene tela también, o porque soy diez años menor que ella… vete tú a saber, pero mi amiga no se alegra por mí.

Estuvimos juntas el pasado verano y comenzó a olerme mal el asunto cuando me “sugirió”, así de buenas a primeras, que hiciera ejercicio porque estaba gorda, ya que “ella había empezado a practicarlo en su casa”. Le contesté que yo no me veía ni me sentía gorda, pero un día que fuimos juntas a la playa, volvió a hacerme un comentario por el estilo de que estaba gorda al pedirle que me hiciera unas fotos en bikini. Y yo, muy digna y empoderada, no le demostré afectación alguna, pero no me jodas, por supuesto que esas cosas te van dinamitando la autoconfianza poco a poco, sobre todo cuando vienen de una amiga.

Hace poco volví a verla; estábamos tomando algo y, como yo estaba con el móvil y me parece una grosería prestarle más atención al móvil que a la persona que tienes delante, me pareció pertinente explicarle que estaba pagando un vestido de Bershka porque acababan de empezar las rebajas y no quería quedarme sin él, a lo que me soltó un “Pero Bershka es para adolescentes, ¿no?, no para nosotras que estamos gordas, con este cuerpo; para la ropa del Bershka tienes que estar súper flaca.”. Tras mi flipe inicial,  me recoloqué el autoestima y le dije que justo la minifalda que llevaba puesta en ese momento, era de ahí y que yo consideraba que me quedaba estupendamente, por lo que me seguiría comprando la ropa que me gustaba sin importar si era para adolescentes, drag queens, señoras de setenta años o putones. A los diez minutos me estaba yendo a casa.

Quizás sea sólo que sus propias inseguridades y complejos, ella los proyecta en mí, porque la verdad es que tampoco creo que mi amiga prefiera verme otra vez llorando por los rincones y al borde del suicidio como antaño, antes que fuerte y reina como ahora, pero de verdad espero que sane lo que tenga que sanar y que, primeramente a ella, la gordofobia no le impida vestirse como quiera ni mirarse a gusto en el espejo. Ya recibimos bastante mierda las mujeres y tenemos bastantes luchas como para encima añadirnos más entre nosotras.

Lady Sparrow