Por favor, por favor, por favor. Que alguien me diga que también le ha pasado. Decidme que no soy la única. Yo es que ya no sabía que pensar.

Lo conocí en el curro, y para que conste tiene dos hijas y está divorciado. Es el típico DILF de manual. Me puso ojitos en varias ocasiones y como la cosa se calentó acabamos comiéndonos en el aseo de un pub. Eh… Cuidadito con él.

Pagaría sólo para que me empotrara de nuevo como lo hizo en el baño sólo para besarme. Aquel hombre era una fantasía sexual con patas. Pero claro… tampoco iba a tirármelo en la primera cita (si es que eso era una cita). Así que muy digna yo y babeando por él me hice la dura.

A la segunda cita no hubo espera que valiera, al segundo roce ya le estaba metiendo la lengua en la oreja y él las manos en mi pantalón. La cosa iba de puta madre, pero con 30 años y con casa propia no voy a follarme a un tío en el coche. Mi cuerpo de vieja me lo estaría recordando tres días después. Y si este hombre lo hacía todo tan bien como hasta ahora, estaba segura de que también estaría cansada de otra forma.

Nos fuimos a mi casa, porque en la suya estaban sus hijas. Ropa fuera ya incluso antes de bajar del coche. No llegamos a la cama, de hecho no llegamos ni al salón. Me empotró contra el mueble del recibidor, maravilloso. Llega el momento cumbre y me doy cuenta.

-¿Tienes condones?

-No.– Me dice. Bueno… No me importa, ya me encargo yo, aunque hubiera preferido no ir hasta el baño para ello. Eran segundos de polvo que se desperdiciaban. Cojo unos pocos, (sí, me sentía optimista aquella noche) me acerco a él, le doy uno y le digo que se lo ponga mientras aparto las cosas de mueble antes de que se rompan. Y lo veo que mira el condón como si le hubiera puesto en las manos una bomba y le hubiera dicho que la desactivase.

-Póntelo.- Se lo pedí de nuevo tranquilamente. Pero el tío sigue sin moverse hasta que veo que lo abre y le da vueltas a la goma para luego vacilar.

Lo siguiente fue preguntarle de broma si no sabía cómo funcionaba y todo serio me dice que no. Pensé que me tomaba el pelo. Lo juro. Pero no… no tenía ni idea de ponerse un condón. De hecho lo intentó y se lo puso tan mal que casi se me muere de vergüenza.

No era el fin del mundo, pero coño… no es normal. Se lo puse yo porque no iba a esperar más. El tema me urgía y por cómo estaba él, estaba en la misma situación que yo. Me dio como si no hubiera mañana confirmando que todo lo hacía bien.

Después del primer polvo pregunté de nuevo. A ver… esas cosas llaman un poco la atención. ¿Folla como un actor porno y no se sabe poner un condón? No sabía si es que siempre se lo habían puesto o yo qué sé… Pero vamos, aunque te lo pongan siempre, ves cómo se hace, y no necesitas tener un máster en ingeniería para ponerte uno.

Me dijo simplemente que siempre había estado con su ex mujer, nadie más. Y que nunca habían usado preservativos antes. La explicación tenía lógica. Pero seguía siendo peculiar.

Esa noche le enseñé varias formas de ponerse un condón. Hasta que me quedé sin ellos. Polvazos señoras, polvazos. Así que voy a ignorar que no supiera ponerse un condón con 40. Son detalles ínfimos.

Anónimo

 

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