Nota: tal vez en vuestras ciudades no sea novedad, pero en mi Mercadona no ha llegado hasta ahora (o yo no lo había visto).

Cualquier persona que me conozca sabe que tengo una perdición culinaria: la leche frita. Me vuelve loca desde que soy pequeña. Alguna vez la he hecho en casa, pero como la receta de la vecina de mi abuela no hay ninguna. Esta señora (Elena, un amor de mujer) hace la mejor leche frita del mundo, y cuando vuelvo a mi ciudad me paso por su casa, le pongo ojitos y le pido que me haga un táper. Llamadme jeta, pero es que está demasiado buena.

Como veis, soy una loca de la leche frita y me considero bastante exigente (si hubieseis probado la receta de Elena también lo seríais), así que cuando me enteré de que Mercadona vendía este dulce me volví locatis.

Ese mismo fin de semana fui al supermercado y cogí un paquetito junto con mi lista de básicos de Mercadona. Entran 6 unidades y cuesta 3 euros.

Mi idea era probar la leche frita nada más salir por la puerta, pero ESTABA CONGELADA. Meh, decepción. Sí, sí, lo sé. Si hubiese leído bien el paquete no me habría decepcionado, pero iba con tanta ansia que se me fue la pinza.

Tras varias horitas descongelándose, por fin pude hincarle el diente, así que aquí os traigo una review calentita.

Están muy buenas de sabor. Tienen un toque a canela ideal y la verdad es que no tienen nada que envidiar a las que sirven en algunos bares o restaurantes.

¿El problema? La textura. Al ser un producto lácteo que se descongela, queda un poco blandiblu. La leche frita no se desmenuza con tanta facilidad, y tampoco está ni aceitosa ni aguada. La del Mercadona sí que está un pelín aguada y hay que cogerla con cuidado porque se rompe, además en la boca la textura no es tan agradable como una leche frita casera.

En conclusión, para quitarte en antojo de vez en cuando está bien, sobre todo por su delicioso sabor, pero no sustituye la textura de una leche frita casera recién hecha.