Sí, ¿no? Es frecuente encontrar a gente que diga: «Ay, a mí me gustan los tíos con pelo». Les mola el vello. Hay una versión del refrán del hombre y el oso que dice que «el hombre, como el oso, cuanto más pelo más hermoso» (hay quien dice que es cuanto más feo… pero ese no es el tema de hoy). Aquí tenemos un ejemplo maravillosamente explicado por nuestra Andrea.

OMGosh… Real que cuando he buscado «hairy man» en Giphy me han salido tropecientos gifs del Cavill. Habrá que hacer caso al destino.

Pero… ¿Y en las chicas? En cuanto alguien ve cuatro pelicos en las piernas (o sobaquines) de una mujer se lleva las manos a la cabeza: «¡Depílate, guarraaa!». «¿Guarra? ¡Guarra tu mente por estar observándome!». Hombre ya.

A lo que me refiero es a que por lo general no está tan aceptado. Pero no aceptarlo no significa que no exista, no haces magia y dices «No acepto el vello femenino» y automáticamente todas nos quedamos con el cutis de la Barbie.

Gente del mundo: todas tenemos vello. Algunas más, otras menos, pero lo tenemos. Everywhere. Sí, «ahí» también (sea donde sea el ahí que estás pensando).

(Esta foto es de Billie, la marca de cuchillas en cuyo anuncio por fin se ve a chicas con pelo.)

El caso es que, aquellas chicas que tenemos pelitos más evidentes (hola, soy Blancanieves del siglo XXI), tenemos ciertas situaciones comunes y conocidas…

  • Siempre está la típica persona sin filtro que te tiene que pasar la mano por la piel y decir «¡Hala, tienes mucho pelo!». ¿Sí, crack? ¡No lo sabía!

  • Alguna vez te han llamado *inserte aquí animal peludo favorito* o directamente peluda. Sobre todo de peque.
  • Alguna vez (o muchas) has deseado no serlo.
  • El invierno es suuupercómodo para que las piernas vuelvan a su estado natural. Pantalones, leotardo gordo, mallas… Maravilla.
  • Hay una duda importante: ¿hasta dónde te depilas? Sea donde sea va a haber una línea evidente: «Hasta aquí la deforestación».

  • La cera. El dolor. Sabes que duele pero «RAAAS», tirón de pelos. Y piel roja como un tomate.
  • La cuchilla. El asesinato. A la que te descuidas tienes la piel cortada y ni siquiera sabes cómo.
  • La economía. Otro asesinato. Utilices lo que utilices, te gastas una pasta: que si bandas de cera depilatoria, que si cuchillas nuevas porque no aguantan tanto pelo, que si la espuma, que si perlas de cera para calentar, crema de aloe vera (mano de santo, en serio), esteticiene, láser… ¡Aaaaaah!

             

  • Si dejas los pelitos de los brazos a su aire y los de las piernas los depilas, igualmente es raro, pero es socialmente aceptable. Error 404. «Lógica» not found.
  • Las pulseras, relojes, brazaletes… se enganchan con los pelitos. Es como ir depilando pero cuando no te lo esperas. Ouch x2.
  • Si te depilas a menudo y un día no puedes, te sientes el Yeti.

  • Hay un día en el que llegas al colapso y dices: «Pues a la mierda. Soy salvaje y me dejo los pelos como tal».
  • Conforme maduras te va importando cada vez menos el color y cantidad del vello.

El caso es que hagas lo que hagas, y te enfrentes como te enfrentes a estas situaciones, tus pelos son tuyos, los dejas o los quitas. Pero no son asunto de nadie más. «My hair, my business», ¿no crees?